AMÁNDONOS TAL COMO SOMOS
Mar
12:33 “y amar al prójimo como a uno mismo, es más importante que todos los
holocaustos y sacrificios”.
INTRODUCCIÓN
Queremos
ser amados tal como lo idealizamos, queremos que nuestra pareja haga todo lo
que nos gusta, que nos complazca, que nos ayude, que nos sirva, que nos
consienta y hasta más.
Pero
lo que mas se evidencia dentro de los hogares es que nuestras parejas parecen
no obedecer a nuestras exigencias o nuestro querer. Muchas veces nuestra pareja
parece hacer todo lo contrario a lo que queremos o nos gusta, y es allí cuando
surgen muchos inconvenientes y algunos inmaduros buscaran separarse.
Esto
ha motivado la destrucción de muchas relaciones, pues se nos ha inculcado
falsamente que el matrimonio esta para hacernos felices, y aunque si, puede
ayudarnos y darnos muchas alegrías, en realidad, no siempre es felicidad.
Hay
muchas cosas que amamos de nuestros cónyuges y otras que sinceramente odiamos,
lo cual nos pone un poco más difícil las cosas, de allí que amar no sea sencillo
y siempre implique morir a uno mismo.
DESARROLLO
Descubrir
esta realidad cambio totalmente mi perspectiva del matrimonio, entonces
comprendí que al matrimonio no se va para ser feliz, sino en obediencia al
mandato divino, al que luego se le pueden añadir muchas alegrías, pero también
otras cosas como tristezas y dolores.
Teniendo
esto claro es que podemos reconocer que el matrimonio nos enseña a amar a
nuestro cónyuge tal como es. Claro eso no nos excusa para no cambiar aquello
que le hace daño a nuestro cónyuge o para que tengamos que aguantar malos
tratos, sino que nos capacita para amarlo como Dios lo ama, tal cual es como
Dios ha diseñado el matrimonio para existir.
Job
tuvo que soportar en medio de su gran dolor, la insolencia e imprudencia de su
esposa, quien le dijo: “Maldice a Dios y muérete” (Job 2:9). Pablo tuvo que
hablar a las esposas y esposos para que estuviesen sujetos unos a otros
diciendo: “Efesios 5:21 Sométanse unos a otros, por reverencia a Cristo”. Pero
muchas veces seguimos empeñados en que nuestras parejas hagan lo que a nosotros
nos gusta, si no lo hacen entonces tendemos a tomarlo en su contra, lo cual
genera profundas heridas.
No
se imaginan la cantidad de hogares que se destruyen porque su orgullo les
impide amar a su cónyuge con sus fortalezas y debilidades.
CONCLUSION
De allí que se haga muy necesario
comprender que Dios nos ama como somos, y al amarnos tal cual somos, perdono
nuestro pecado y nos ayuda cada día para que seamos mejores. Así mismo, los cónyuges
deben procurar amar a sus parejas como Dios las ama, perdonando sus errores,
ayudándoles a mejorar siempre.
Claro que para que esto se dé,
debemos tener paciencia, comprensión, entendimiento que solo provienen de una
vida espiritual enriquecida con la presencia de Dios en nuestras vidas. El
impedimento mas grande para amar a nuestro cónyuge es nuestro orgullo y la poca
espiritualidad que se tiene en el hogar. Mientras que un hogar fortalecido en
la oración y la comunión con Dios y su palabra siempre encontrara la forma de
tratar con sus problemas, apoyarse, mejorar lo que hay que mejorar y cambiar
aquello que se tiene que cambiar.
Basta de excusas, basta de
argumentos en contra de la voluntad divina, siempre escucho cosas como: “es que
no me ama como yo quisiera”, “es que no me quiere”, “no es como yo lo imagine”,
todo esto habla de lo poco que hemos muerto a nosotros mismos y de lo mucho que
nos falta por ser perfeccionados en el amor de Dios.
Procuremos entonces morir a
nosotros mismos amando a nuestros cónyuges como la escritura lo pide, con
acciones, con demostraciones continuas de ese amor, con buenas palabras y
dejemos las criticas destructivas, las quejas, las malas palabras y malos
comportamientos que dañan la relación.
Oremos, Señor ayúdanos a amar a
nuestro cónyuge como tu le amas, concédenos vivir en armonía y ayudándonos
mutuamente para cumplir el propósito por el que nos tienes con vida, amen.
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