PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
NECIO
ES EL QUE CONFÍA EN SÍ MISMO
Necio es el que confía en sí mismo; el que actúa
con sabiduría se pone a salvo.
Proverbios 28:26 NVI
Proverbios 28:26 NVI
INTRODUCCIÓN
La necedad es la característica primordial del
hombre carnal, es en ella en donde se encuentra el sufrimiento, el castigo,
gran cantidad de problemas, la pobreza, el pecado y la injusticia. Nadie que
quiera permanecer en Dios puede comportarse, pensar o hablar con necedad, pues
tarde o temprano esta le apartara.
Todos en algún momento de nuestras vidas hemos
actuado con necedad, sea por falta de entendimiento, por hipocresía, o por
engaño, y lo que es peor, esta necedad no se quita solo con pedirlo, tiene que
ser descubierta primero, para luego ser tratada con la verdad.
DESARROLLO
El proverbio nos dice que la necedad surge de la
autoconfianza, esta característica del hombre caído que persiste en muchos
corazones que batallan por no rendirse ante la poderosa mano de Dios. Muchos
siguen batallando en sus propias fuerzas contra la enfermedad, contra los problemas,
contra sus parejas, contra sus hijos, contra esta sociedad corrupta y contra
muchas cosas más.
No hay más necio que aquel que no quiere entender -
dice un dicho popular- y tiene mucha razón, aquel que no quiere entender se
basa en la autoconfianza que tiene de sí mismo, para optar por abandonar el
consejo de Dios y desechar la verdad.
El hombre en su naturaleza caída es propenso a
confiar en sí mismo, por eso se arriesga, busca el placer, busca todo aquello
que le pueda generar autosatisfacción, pero no se da cuenta que con ello
desprecia la sabiduría y actúa con necedad.
La marca esencial que no puede faltar en un necio,
es la autoconfianza, mientras que la sabiduría divina nos compele a no confiar
en nuestra propia opinión. El necio cree que puede hacerlo, el sabio confía en
Dios; el necio hace lo que le gusta, el sabio piensa en las consecuencias; el
necio se arriesga, el sabio es prudente; el necio es perezoso, el sabio es
diligente; el necio no cuida sus palabras, el sabio prefiere callar, estas
razones y muchas más, diferencian al necio del sabio.
CONCLUSIÓN
Se nos ha pedido que vayamos a la sabiduría para
pedir consejo, que le llamemos como a una hermana, que pidamos consejo y que
seamos sabios al actuar, porque son nuestras acciones y no nuestras palabras
las que nos definen, pero el hombre prefiere ir tras sí mismo. El creyente no
puede seguir este camino o se perderá a si mismo, debe por tanto seguir el
consejo de Dios que le insta a abandonar toda autoconfianza y a poner esta
confianza en Dios, no es fácil al comienzo, pero cuando la confianza se
establece, la paz, el gozo y el amor dan fruto de ello.
El camino a la verdad es un camino fuera de ti
mismo, fuera del engaño y las mentiras que hemos creído, por eso Cristo nos
insta a seguirle, porque solo en sus pasos estaremos confiados de seguir la
verdad.
Oremos, Señor ayúdame a abandonar toda confianza en
mí mismo, para llegar a comprender tu verdad, permíteme abandonar todo aquello
que limita mi fe y confianza en ti, quiero andar en tu sabiduría, seguir tu
consejo, háblame y guíame a través de tus sendas, que tu palabra sea mi luz y
guía en medio de tinieblas, amen.
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