VEN
Y SÍGUEME
Mat
19:21 --Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo.
Luego VEN Y SÍGUEME.
INTRODUCCIÓN
Un discípulo nace del corazón del
Padre, nunca de la voluntad del hombre. Porque el discípulo es suyo, no de
aquel que le instruye. Es probable que muchos de nosotros seamos engendrados en
Dios por la semilla que alguien sembró en nuestro corazón, pero es Dios quien
hace que esa semilla brote y de fruto según la medida de su fe.
El cristianismo no sería lo que
es hoy en día, si Dios no hubiese dispuesto de discípulos. Hombres y mujeres
consagrados a su servicio en amor y humildad. Él los llamo, los equipo y los envió
a cumplir la misión más difícil de toda la historia de la humanidad, transformarla.
Pero eso no ha cambiado.
Él está llamando al corazón de
aquel que ha de venir a sus pies, para rendirse y ser conformado según su
voluntad. Su llamado sigue y continuara hasta que todo termine. Y es muy
probable que esté hablando a tu corazón de muchas formas, para hacerte entender
que le necesitas y nada tendrá sentido hasta cuando le encuentres.
DESARROLLO
Mat
19:16-22 Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó: --Maestro, ¿qué de bueno tengo que hacer para
obtener la vida eterna? --¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? --respondió Jesús--. Solamente hay uno que es bueno. Si quieres entrar en la vida, obedece los
mandamientos. --¿Cuáles? --preguntó el hombre. Contestó Jesús: --'No mates, no cometas adulterio, no robes,
no des falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre', y áma a tu prójimo como a ti mismo'*. --Todos ésos los he cumplido --dijo el joven--. ¿Qué más me falta? --Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. Cuando el joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas riquezas.
Cuando leemos sobre el capítulo
19 de Mateo, encontramos la historia de un hombre que confrontado por Jesús
ante su autojustificación del cumplimiento de todo lo ordenado por la ley
judía, le hace notar que para ser perfecto lejos de toda autojustificación, le
pide que venda todo lo que tiene y lo entregue a los pobres de modo que pueda
ser perfeccionado en Dios para alcanzarle, a lo cual el joven de esta historia
se va con tristeza porque tenía muchas riquezas.
Para este hombre, lo que lo alejo
de Dios fueron las riquezas, le hicieron perder la oportunidad de su vida. En
otros son las múltiples ocupaciones, la falta de tiempo, tener otras
prioridades, el temor, el egoísmo y la vanidad de este mundo que le impiden
notar que seguirle es más valioso que ganar este mundo.
Recordemos lo que nos dice:
Lucas
9:25 ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se destruye a
sí mismo?
Pero
seguimos engañados creyendo que tener muchas cosas, tener éxito, conseguir lo
que anhelamos es lo más importante en esta vida. Cuan engañados estamos, ciegos,
sordos que no podemos oír que Dios envió a Cristo para darte una invitación,
una invitación a seguirlo, a imitarlo para que muriendo a ti mismo puedas vivir
en él.
CONCLUSIÓN
Dios está pidiéndonos que le
sigamos, “ven y sígueme”, tal cual llamo a sus discípulos, hoy su llamado está
vigente y yo te digo en su nombre: ¡VEN Y SIGUEME! Acompáñame a imitarle,
dejemos atrás la vida superficial que hemos llevado y alcancemos una vida santa,
devota y consagrada a Dios, que muestre el poder de Dios a una generación que
no la conoce, que ha oído de oídas, pero no le ha visto.
Dios no quiere compromisos
tibios, decisiones cambiantes, anhela hombres y mujeres que confíen, que se
entreguen para que él pueda derramar de su gracia para capacitarlos en todo, de
modo que puedan dar fruto en todo.
Su mensaje sigue vigente, ven y
sígueme, acompáñame en este viaje a las profundidades de Dios, para conocerle,
para que en aquel día, no diga: “no los conozco, apártense de mí, hacedores de
maldad”.
Oremos, Señor si en verdad me has
llamado para seguirte, dame la gracia necesaria para hacerlo conforme a tu
voluntad, sin importar las consecuencias. Solo espero que tu amor, consuelo y
gozo me sean suficientes en este mundo para que solo busque agradarte y dar
gloria a tu nombre, amen.
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