jueves, 17 de enero de 2013

ESTUDIO BIBLICO ROMANOS 6




ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

Rom 6:1  ¿Qué concluiremos?  ¿Que vamos a persistir en el pecado,  para que la gracia abunde? 
Podría entonces pensarse que como en donde persiste el pecado sobreabunda la gracia, que podríamos hacer lo que queramos sin importar el pecado y sus consecuencias pero no es así.

Rom 6:2  ¡De ninguna manera!  Nosotros,  que hemos muerto al pecado,  ¿cómo podemos seguir viviendo en él? Como es posible que nosotros habiendo sido crucificados con Cristo y muerto al pecado podamos entonces seguir bajo su dominio, si esto ocurre es porque no existe una plena identificación o ignorancia en cuanto a la obra de la cruz en el ser del hombre, pues todo aquel que experimenta verdaderamente en identidad con Cristo una verdadera muerte a sí mismo, el pecado no puede ejercer ningún poder sobre la carne, el pensamiento o los sentimientos de un ser renovado que ha experimentado en sí mismo la muerte, pero si aún el pecado continua ejerciendo alguna influencia es porque hace falta morir en mayor profundidad y experiencia para percibir una victoria contundente sobre nuestra naturaleza y pecado.

Rom 6:3  ¿Acaso no saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo Jesús,  en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? 
Y Pablo nos recuerda que el bautismo nos identifica y hace participes con Cristo en su muerte, para que su vida sea manifestada en nosotros. El bautismo sobrenaturalmente permite que el nuestra naturaleza de pecado inherente a todo ser humano se una a Cristo nos hace participes de su muerte, pero sabemos cuál fue su muerte? los que se unen a Cristo se unen a su muerte y mueren para el pecado, mueren a sí mismos, a lo que los identifica, para pasar a ser uno con El en la medida en que experimentamos su muerte en cada área sujeta a su dominio y señorío. Hemos recibido la señal del bautismo como si hubiera sido formalmente pactada y contratada en nuestras vidas, como sellados para todos los beneficios y todas las obligaciones del discipulado cristiano en general, en la cual se incluye nuestra muerte en particular. Y puesto que Cristo “fue hecho pecado” y “una maldición” en bien nuestro (2Co_5:21; Gal_5:13), “llevando nuestros pecados en su cuerpo sobre el árbol,” y “resucitado de nuevo a causa de nuestra justificación” (cap. 4:25; 1Pe_2:24), toda nuestra condición pecaminosa, habiendo sido sumida en su persona, se ha dado por terminada en su muerte. Aquel, pues, que ha sido bautizado en la muerte de Cristo ha abandonado toda su vida del alma y condición de pecado, considerando todas las cosas títulos, ganancias, bienes, relaciones como muertas en Cristo. Hemos sido sellados para ser no sólo “la justicia de Dios en él,” si no también “una nueva criatura;” y como no puede ser en Cristo una cosa y no la otra, pues ambas cosas son una, ha abandonado por su bautismo en la muerte de Cristo, toda su conexión con el pecado. “¿Cómo, pues, puede vivir aún en el pecado?”.

Rom 6:4  Por tanto,  mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte,  a fin de que,  así como Cristo resucitó por el poder del Padre,  también nosotros llevemos una vida nueva. 
El bautismo más allá de ser un acto simbólico tiene como función sepultarnos en su muerte, para que su vida manifestada en la resurrección que fue efectuada por el poder del Padre, se revele en nosotros a través de nuestro espíritu y no de alma. “Por el mismo bautismo que públicamente nos introduce en su muerte, fuimos hechos partícipes también de su sepultura”. El sr participes de su sepultura permite que el ser humano sufra la humillación hasta lo más hondo de su ser que conviene vivir para experimentar su vida, disolviendo así hasta el último vinculo de nuestra conexión con la vida que proviene del alma.

Rom 6:5  En efecto,  si hemos estado unidos con él en su muerte,  sin duda también estaremos unidos con él en su resurrección. 
La unión con su muerte establece el vínculo con su sepultura así como con su resurrección, se muestran 3 aspectos fundamentales para entender y  experimentar una verdadera vida espiritual en Cristo que son la muerte, la sepultura y la  resurrección que representan cada uno de ellos? La muerte se experimenta en la naturaleza de pecado y la carne que antes de Cristo eran la esencia del hombre y que ahora se revela en la medida en que se conoce y discierne la escritura en nuestras vidas; la sepultura es la obra que tiene que ser llevada a termino con destrucción completa del yugo que tenía el alma (el yo o ego) sobre el hombre por la disciplina del Espíritu en la vida del creyente; y la resurrección es la verdadera expresión de la vida de Dios que no es compatible con la carnalidad, ni con la vida del alma que expresa el hombre, la cual se hace manifiesta con poder cuando el hombre en esencia se ha unido a Cristo.

Rom 6:6  Sabemos que lo que antes éramos* fue crucificado con él para que nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder,  de modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del pecado; 
solo ahora podemos realmente entender lo que ocurre y debe ocurrir en nosotros para que la cruz lleve a cabo su obra en nosotros, “nuestro yo anterior;” todo lo que éramos en nuestra antigua condición no regenerada, antes de nuestra unión con Cristo ha sido crucificado y debe experimentar la muerte, sepultura y resurrección, haciendo perder su poder al pecado sobre nuestro cuerpo (la carne), pues antes el pecado dominaba nuestras acciones, palabras y pensamientos como a esclavos sin permitirnos libertad.

Rom 6:7  porque el que muere queda liberado del pecado. Porque solo la muerte trae libertad, si alguien no ha muerto aun el pecado podrá ejercer influencia y dominio sobre su vida, pero sí en cambio muere en unión con Cristo puede entonces experimentar una verdadera libertad, justificación y absolución del pecado.

Rom 6:8  Ahora bien,  si hemos muerto con Cristo,  confiamos que también viviremos con él. 
Entendiendo claramente que hemos muerto 0 experimentamos su muerte continuamente en nuestro ser con El, nuestra confianza o fe también se fortalecen y se establece en el hecho de que vivimos y viviremos con El, siempre.

Rom 6:9  Pues sabemos que Cristo,  por haber sido levantado de entre los muertos,  ya no puede volver a morir;  la muerte ya no tiene dominio sobre él. 
Su entrega voluntaria y la manifestación de la gloria del padre despojaron de su poder a la muerte sobre Cristo, la cual ya no tiene poder sobre todo aquel que ha comprendido y experimentado en su ser la unidad con Cristo. Pues aquel que muerte una vez no puede volver a morir, si experimentamos su muerte en nosotros la muerte no tiene poder alguno o injerencia sobre nuestras vidas.

Rom 6:10  En cuanto a su muerte,  murió al pecado una vez y para siempre;  en cuanto a su vida,  vive para Dios. 
Porque murió en obediencia a la reclamación y paga del pecado, mas ahora vive para Dios, como fiador absuelto y aceptado, que no puede ser desafiado ni puesto en duda por los reclamos del pecado sobre su ser y sobre aquellos que viven para Dios muriendo a sí mismos.

Rom 6:11  De la misma manera,  también ustedes considérense muertos al pecado,  pero vivos para Dios en Cristo Jesús. 
Así nosotros debemos estar atentos pues habiendo recibido esta revelación estamos considerándonos o estimándonos como quien conoce de donde proviene el pecado y como actúa en nosotros, para tener por cierto la disposición para morir al mismo, nuestro pensamiento y acciones deben estar saturadas de la escritura para comprender esta tremenda verdad que nos da victoria sobre el pecado y nos permite crecer y madurar espiritualmente, pues estamos vivos no por nuestras acciones, no por lo que somos, ni quienes somos, sino únicamente en unidad con Cristo donde verdaderamente se manifiesta la vida de Dios.

Rom 6:12  Por lo tanto,  no permitan ustedes que el pecado reine en su cuerpo mortal,  ni obedezcan a sus malos deseos. 
Por lo tanto no debemos permitir, ya que de nosotros depende que el pecado no reine en nuestros cuerpos para que le obedezcan sino que pueda todo nuestro ser, consagrarse al Señor. Pues todo aquel en el que el pecado ejerce dominio vive por sus deseos egoístas, para la autosatisfacción.

Rom 6:13  No ofrezcan los miembros de su cuerpo al pecado como instrumentos de injusticia;  al contrario,  ofrézcanse más bien a Dios como quienes han vuelto de la muerte a la vida,  presentando los miembros de su cuerpo como instrumentos de justicia. 
Es el hombre quien voluntariamente se ofrece para usar su cuerpo y sus miembros como instrumentos o armas ofensivas para cometer actos de desobediencia, injusticia, iniquidad, o inmundicia, por el contrario para vencer estos impulsos lleven u ofrézcanse a la acción justa en obediencia a Dios, presentando sus miembros como instrumentos que hacen la voluntad del Señor y manifiestan su justicia.

Rom 6:14  Así el pecado no tendrá dominio sobre ustedes,  porque ya no están bajo la ley sino bajo la gracia. 
Si permanecemos pasivos esperando lo más seguro es que el dominio del pecado se vuelva cada vez más poderoso, pero si por el contrario nos esforzamos por poner por obra la escritura y la guía del Espíritu Santo entonces ya no estaremos sujetos al castigo de la ley, sino que estaremos sujetos bajo el poder de la gracia abundante, misericorde, que permite al hombre la fortaleza para vivir en obediencia a Dios.

Rom 6:15  Entonces,  ¿qué?  ¿Vamos a pecar porque no estamos ya bajo la ley sino bajo la gracia?  ¡De ninguna manera! 
Ahora presenta de nuevo el argumento con respecto a la gracia, vamos a pecar sin desdén porque ya no estamos bajo la dispensación de la ley, sino de la gracia, lo más seguro es que no, pues la gracia también lleva consigo la fortalece ara vencer al pecado.

Rom 6:16  ¿Acaso no saben ustedes que,  cuando se entregan a alguien para obedecerlo,  son esclavos de aquel a quien obedecen?  Claro que lo son,  ya sea del pecado que lleva a la muerte,  o de la obediencia que lleva a la justicia. Deberíamos comprender este principio que se aplica a muchas cosas, cuando nos entregamos a algo o a alguien para obedecerle nos convertimos en esclavos de aquel a quien obedecemos, cuando nos entregamos al pecado sea lujuria, codicia, mentira, rencor, odio, nos volvemos esclavos de estos, y por más que queramos romper el yugo de esclavitud que este poder ejerce sobre nuestras vidas, en nuestras propias fuerzas es imposible de destruir, porque nos volvemos dependientes de él, de su influencia, de su seducción, por eso la obediencia es primordial y debe acompañar una genuina conversión a Cristo, pues sino obedece a Cristo obedece al pecado, no hay otro señor para su ser, es la obediencia la prueba fehaciente de que se ha postrado ante el señorío de Cristo y que ha sido transformado por su gracia para ser siervo de la justicia divina, la cual actúa permanentemente en la vida del creyente en mayor medida según su llamado.

Rom 6:17  Pero gracias a Dios que,  aunque antes eran esclavos del pecado,  ya se han sometido de corazón a la enseñanza* que les fue transmitida. 
La prueba de una verdadera conversión es la obediencia que somete su ego, su autojustificación, su vanagloria, y su egoísmo a la enseñanza de la escritura, no a la revelación de los hombres sino a la verdad de la palabra, este sometimiento hace que el pecado no pueda ejercer ya ningún poder sobre aquellos que han muerto al pecado y a sí mismos.

Rom 6:18  En efecto,  habiendo sido liberados del pecado,  ahora son ustedes esclavos de la justicia. 
Luego de haber sido esclavos del pecado, ahora somos esclavos de justicia para que vosotros, recordando el entusiasmo con que servías al Pecado y los esfuerzos consagrados a ello, seáis estimulados para mostrar igual celo e igual exuberancia en el servicio de un amo mejor, Jesús el justo. No hay término medio de independencia personal, para la que nunca fuimos hechos, y a la que no tenemos derecho, pues cuando rechazamos la soberanía de Dios, recibimos el yugo pesado, fuerte y difícil que el pecado nos dejó.

Rom 6:19  Hablo en términos humanos,  por las limitaciones de su naturaleza humana.  Antes ofrecían ustedes los miembros de su cuerpo para servir a la impureza,  que lleva más y más a la maldad;  ofrézcanlos ahora para servir a la justicia que lleva a la santidad. 
Lo que antes ofrecíamos en nuestra limitación humana para servicio de la maldad que produce mayores frutos de maldad, ahora con la gracia inmerecida, poderosa recibida, podamos servir a la justicia que santifica. Esto nos dice que en la medida en que ponemos por obra la justicia de Dios declarada en Su palabra alcanzamos un nivel mayor de santificación en nuestro ser completo, cuerpo, alma y espíritu.

Rom 6:20  Cuando ustedes eran esclavos del pecado,  estaban libres del dominio de la justicia. 
Cuando decidimos entregarnos a una supuesta independencia personal lo que hicimos fue contemplar y participar del yugo del pecado que genera una aparente libertad y autocontrol que al final conduce a muerte, mientras que la esclavitud a la justicia produce vida eterna en Cristo. No es el anhelo de libertad el que mueve el corazón humano, el problema es que la esclavitud del pecado genera dominio y control, pero la esclavitud de la justicia, produce revelación de nuestra naturaleza, y propósito generan vida y libertad en el espíritu.

Rom 6:21  ¿Qué fruto cosechaban entonces?  ¡Cosas que ahora los avergüenzan y que conducen a la muerte! 
Que cosechábamos entonces?, desolación, venganza, odio, codicia, vanidad, egoísmo, dolor y muerte, que entregados a la justicia de Dios y vistos desde su perspectiva nos avergüenzan y sabemos ahora que conducían a muerte, que aunque pudiéramos estar al tanto no podíamos ejercer control alguno sobre su dominio.

Rom 6:22  Pero ahora que han sido liberados del pecado y se han puesto al servicio de Dios,  cosechan la santidad que conduce a la vida eterna. 
Los verdaderos creyentes han sido liberados del pecado con total certeza y sin sombra de duda; ahora se disponen a servir a Dios, y sirviendo o dando fruto mediante la muerte a nosotros mismos como la semilla somos santificados (consagrados) y conducidos a la vida eterna como el fin último de todo creyente verdadero. La experiencia de la santificación se alcanza a través del conocimiento y la experiencia vivida de la escritura que se perfecciona en la completa extensión sobre cada área de nuestro ser. También adquirimos la vida en el espíritu, de aceptación delante de Dios, de conformidad a su imagen (la cual se forma en nosotros), de acceso descubierto a él, y de inefable comunión con él por toda la eternidad.


Rom 6:23  Porque la paga del pecado es muerte,  mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús,  nuestro Señor. 
Nos recuerda que la paga justa por el pecado y sus frutos es la muerte para todo aquel que desobedeciendo a Dios se aparta, mientras que el regalo, dadiva, o presente de Dios es vida eterna en unión con Cristo, lejos de Él, no hay nada, solo vana religiosidad, actos sin sentido y un yugo que nos domina y controla para hacer el mal.

13 comentarios:

  1. Hola soy Javier Palacios, tengo una pregunta sincera sin la intención de contender.
    Sobre la muerte mencionada en el verso 7 y el 23

    Son ambas muertes la misma ?

    Por que alguien piensa que en el verso 7 es muerte simbólica , mientras que yo pienso que es muerte literal igual que en 23 .

    Si puedes ayudarme para una entrada que voy a publicar en mi blog sobre el tema. GRACIAS Y BENDICIONES MEDIANTE CRISTO JESÚS NUESTRO REY Y SALVADOR

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    1. Apreciado hermano Javier,
      Gracias por escribirnos, me gustaría que me escribieras a ministeriounidaddelafe@gmail.com para enviarte la respuesta a tu inquietud.
      Bendiciones
      Camilo

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  2. Bendiciones hno que Dios le siga dando sabiduría y gracias por el estudio muy bueno me toca predicar hoy 3ste tema y me ayudó mucho su estudio gracias

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  3. Este es un tema que se debe digerir muy bien. Debe ser desmenuzado y molido para su excelente entendimiento. Gracias Camilo por permitir ser usado por Dios.

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  4. Amén una bendecida explicación Dios siga guiando a cada uno Dios les bendiga

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  5. Disculpe me pueden ayudar sobre algun comentario de este tema

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  6. Me pueden ayudar con esta pregunta v 6,18 que es lo que quiere decir este v

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    1. Apreciad@ herman@, en cuanto a su pregunta, el versiculo 18 habla de que en Cristo somos liberados de la esclavitud del pecado, pero ahora hemos acogido voluntariamente por amor la esclavitud de la justicia, esa que nos condena a predicar la verdad, a estar sujetos a ella, y a vivir conforme a ella. Bendiciones

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  7. Buenos tardes mi hermano Dios le bendiga primera vez me pongo en contacto quiero seguir aprendiendo mas de Romanos 8 si me puede ayudar.

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    1. Estimad@ herman@ estamos para servirle. Puede escribirnos a nuestro correo ministeriounidaddelafe@gmail.com para ayudarle con cualquier duda. Bendiciones

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  8. DIOS LO BENDIGA HEMANO EL BAUTISMO ES OBLIGATORIO PAA SER SALVO....?

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    1. Estimado hermano, no. El bautimos no es obligatorio para ser slvo, y lo puede comprobar mediante el testimonio del hombre crucificado junto a Jesus quien fue salvo por gracia y no requirio del bautismo. Lo cual no nos exime de nos sometamos al bautismo en obediencia por amor a Cristo.

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Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones