Un cargador de
agua tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que
llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas,
mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo
camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba,
la vasija rota solo tenía la mitad del agua. Durante dos años completos esto
fue así diariamente, desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus
logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la
pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se
sentía miserable porque solo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que
era su obligación. Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador
diciéndole: -"Estoy
avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo
puedes entregar la mitad de mi carga y solo obtienes la mitad del valor que
deberías recibir." El
aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: -"Cuando regresemos a la
casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del
camino." Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores
hermosas a lo largo del trayecto, pero de todos modos se sintió apenada porque
al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar. El
aguador le dijo entonces -"Te diste cuenta de que las flores sólo
crecen en tu lado del camino?. Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar
el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a todo lo largo del camino
por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido
recoger estas flores para decorar mi casa. Si no fueras exactamente como eres,
con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza." Cada
uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero
debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para
obtener buenos resultados. Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace uno
viejo por dejar de reír.
Mar 2:22
Ni echa nadie vino nuevo en odres viejos. De hacerlo así, el vino hará reventar los odres y se arruinarán
tanto el vino como los odres. Más
bien, el vino nuevo se echa en odres
nuevos.
Jesús enseña
a sus discípulos que el vino nuevo no debe echarse en odres viejos pues se
arruinara, lo que quiere decir es que si ponemos la vida espiritual que Dios
nos da en los odres viejos de nuestra mentalidad y forma de ser, es imposible
obtener buenos resultados pues la pereza, orgullo y egoísmo que han estado en
nosotros no nos permitirán cambiar, la única manera en la que podemos realmente
cambiar nuestra forma de ser y de pensar es que nuestra mente y espíritu sean
renovados por el poder de Dios, así esa vasija
que somos que ha sido rota o dañada por el dolor, el odio, el rechazo, la
mentira y el desamor, puede ser restaurada y ser usada para propósitos maravillosos
para la gloria de Dios, así como la vasija rota hizo cosas maravillosas, Dios
busca esas vasijas rotas para hacer con ellas cosas maravillosas, y mostrar la
belleza de su amor, sin importar tu pasado, tu pecado, Él quiere usarte y bendecirte al recibir a
Cristo como tu Señor y Salvador, para restaurar tu vida, y darte su inmenso y
precioso amor. El tiene un propósito para tu vida, está en tus manos buscarle.
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