Cuenta una
antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente
acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una
persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró
un “chivo expiatorio”, para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a
juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas esperanzas de escapar al
terrible veredicto: ¡La horca! El juez, también comprado, cuidó no obstante, de
dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado: -“Conociendo tu fama de hombre
justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de El tu destino: Vamos a
escribir en dos papeles separados las palabras ‘culpable’ e ‘inocente’. Tú
escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino”. Por
supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda:
‘CULPABLE’.
Y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema
propuesto era una trampa. No había escapatoria. El juez ordenó al hombre tomar
uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio
unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a
impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los
papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente. Sorprendidos e
indignados, los presentes le reprocharon... -“Pero..., ¿qué hizo...?, ¿y ahora...?, ¿cómo vamos a
saber el veredicto...?”. -“Es muy sencillo, respondió el hombre... es
cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué”.
Con un gran coraje disimulado, tuvieron que liberar al acusado y jamás
volvieron a molestarlo... Por más difícil que se nos presente una situación,
nunca dejemos de buscar la salida, ni de luchar hasta el último momento. Muchas
veces creemos que los problemas no tienen solución y nos resignamos a perder y
no luchar, olvidando aquellas palabras de: “Lo que es imposible para el ser
humano, es posible para Dios”.
Mat 19:26
Y mirándolos Jesús, les
dijo: Para los hombres esto es
imposible; mas para Dios todo es posible.
Cuando permitimos que Dios nos guie en nuestro
interior podemos salir de las situaciones que parecen más adversas, este hombre
fue capaz de actuar con mayor sabiduría que la de aquellos que actuando con
maldad querían inculparlo, lo mismo ocurre cuando ponemos nuestra confianza en
Dios, pues cuando los demás tratan de hacernos daño sin razón, sus planes
siempre saldrán a nuestro favor, Dios cuida de nosotros, y nos muestra a través
de la voz interior de tu consciencia, la
verdad, no renuncies a esperar que Dios te guie en cada aspecto de tu vida, la
fe y la confianza crecerán y te harán cada vez más fuerte para darle gloria a Él. La culpa es algo que
no proviene de Dios, Dios solo trae perdón y reconciliación, así que no
permitas que la culpa llene tu corazón con duda y temor.
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