Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así
que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vio desolado
que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. Mi padre dijo:
-"Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas
las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían
como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto
que aún alentaba la vida en aquel tronco". Y volviéndose hacia mí, me
aconsejó: -"Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un
árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso.
Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de
ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera
volverá".
Juan 12:24
Ciertamente les aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y
muere, se queda solo. Pero si muere, produce mucho fruto.
Jamás permitas que tus emociones controlen tu
vida, la vida emocional proviene de nuestra alma y puede dominarnos con
facilidad, la depresión, la angustia, el dolor, el egoísmo, la vanidad, y el
ego son malos consejeros, por eso el versículo de hoy nos enseña que somos como
esa semilla que debe morir a la vida que proviene del alma o sea, a las
emociones exaltadas, el ego y a nuestros pensamientos negativos, sino
quedaremos solos, o quien quisiera estar con alguien que piensa solo en sí
mismo?, que no le importan los demás?, o con alguien que en vez de escucharte
solo quiere que le escuchen?, o con alguien a quien lo que tú piensas o sientes
no le importa?, de seguro que a ninguno de nosotros nos gusta pasar tiempo con personas
así, por ello debemos permitir que Dios nos guie para morir a aquellas cosas
que nos alejan de los demás y de Dios mismo, que no permiten que el amor de
Dios se manifieste en cada área de nuestras vidas, solo muriendo a nosotros
mismos podemos llevar mucho fruto de amor.
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