Toma un minuto de tu tiempo y dedicalo a Dios.
Un joven soñó
que entraba en un supermercado recién inaugurado y, para su sorpresa, descubrió
que Jesucristo se encontraba atrás del mostrador.- ¿Que vendes aquí? - le preguntó. - Todo lo
que tu corazón desee - respondió Jesucristo. Sin atreverse a creer lo que
estaba oyendo, el joven emocionado se decidió a pedir lo mejor que un ser
humano podría desear: - Quiero
tener amor, felicidad, sabiduría, paz de espíritu y ausencia de todo temor
- dijo el joven-. Deseo
que en el mundo se acaben las guerras, el terrorismo, el narcotráfico, las
injusticias sociales, la corrupción y las violaciones a los derechos humanos. Cuando
el joven terminó de hablar, Jesucristo le dice: - “Amigo, creo que no
me has entendido. Aquí no vendemos frutos; solamente vendemos semillas.
Convierte en frutos las semillas que hay en ti".
Gal 5:22-23 En cambio,
el fruto del Espíritu es amor,
alegría, paz, paciencia,
amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.
Para los que creen en Jesús el ha dispuesto que cada semilla que ha sido
sembrada en fe por su palabra se convierta en un fruto que genere cambio y transformación,
quieres un buen matrimonio, siembra de lo que Jesús te ha dado, amor, palabras
de bendición, cariño y responsabilidad y a su tiempo cosecharas un gran amor y recibirás
mucho más de lo que pediste, quieres tener paz recibe la semilla que Jesús ha
dispuesto y siembra paz con buenas palabras, respeto y amor, y te aseguro recibirás mucho más a cambio de tan poco,
deja que el Espíritu Santo forme en ti la semilla, que esta muera para que
pueda nacer dentro de ti cada uno de sus frutos mientras tu mueres a la
envidia, a la falta de perdón, al egoísmo, al temor y al dolor, mientras
morimos más de Jesús vive en nosotros, estas dispuesto a morir a ti mismo para
ver frutos?.
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