ESTUDIO BIBLICO
Por: Camilo Sastoque
Rom
7:1 Hermanos, les hablo como a quienes conocen la ley. ¿Acaso no saben que uno está sujeto a la ley
solamente en vida?
Les habla a los que, no siendo judíos, con todo conocían bien el Antiguo Testamento. Conocer y entender la ley es vital para vivir una verdadera vida espiritual. Aquí el apóstol aquí enseña cómo este cambio se opera, y qué consecuencias santas resultan de él. La ley somete a los que están sujetos por el tiempo cronológico, o sea el tiempo que se puede medir y la vida que proviene del alma.
Les habla a los que, no siendo judíos, con todo conocían bien el Antiguo Testamento. Conocer y entender la ley es vital para vivir una verdadera vida espiritual. Aquí el apóstol aquí enseña cómo este cambio se opera, y qué consecuencias santas resultan de él. La ley somete a los que están sujetos por el tiempo cronológico, o sea el tiempo que se puede medir y la vida que proviene del alma.
Rom
7:2 Por ejemplo, la casada está ligada por ley a su esposo
sólo mientras éste vive; pero si su
esposo muere, ella queda libre de la ley
que la unía a su esposo.
Y para explicar su argumento precisa este ejemplo, quien se casa o une en el vínculo sagrado del matrimonio está unido por la ley mientras vive, muerto uno de los cónyuges la ley pierde su vigencia y poder y el que vive queda libre de la ley que lo sometía a su cónyuge.
Y para explicar su argumento precisa este ejemplo, quien se casa o une en el vínculo sagrado del matrimonio está unido por la ley mientras vive, muerto uno de los cónyuges la ley pierde su vigencia y poder y el que vive queda libre de la ley que lo sometía a su cónyuge.
Rom
7:3 Por eso, si se casa con otro hombre mientras su esposo
vive, se le considera adúltera. Pero si muere su esposo, ella queda libre de esa ley, y no es adúltera aunque se case con otro
hombre.
De allí que al cónyuge libre de su compromiso o juicio por la ley disuelta por la muerte, es libre de volverse a casar sin cometer pecado o quebrantamiento de la ley.
De allí que al cónyuge libre de su compromiso o juicio por la ley disuelta por la muerte, es libre de volverse a casar sin cometer pecado o quebrantamiento de la ley.
Rom
7:4 Así mismo, hermanos míos, ustedes murieron a la ley mediante el cuerpo
crucificado de Cristo, a fin de
pertenecer al que fue levantado de entre los muertos. De este modo daremos fruto para Dios.
Así que nosotros muertos en Cristo, morimos al poder que la ley ejercía, no para quebrantarla sino para ser perfeccionados mediante ella por el amor. Solo quienes pertenecen verdaderamente a Cristo experimentan una verdadera muerte junto con El, en el cumplimiento de sus mandamientos y sometimiento a su voluntad, allí el fruto se hace evidente.
Así que nosotros muertos en Cristo, morimos al poder que la ley ejercía, no para quebrantarla sino para ser perfeccionados mediante ella por el amor. Solo quienes pertenecen verdaderamente a Cristo experimentan una verdadera muerte junto con El, en el cumplimiento de sus mandamientos y sometimiento a su voluntad, allí el fruto se hace evidente.
Rom
7:5 Porque cuando nuestra naturaleza
pecaminosa aún nos dominaba,* las malas pasiones que la ley nos despertaba
actuaban en los miembros de nuestro cuerpo,
y dábamos fruto para muerte.
Pablo menciona la naturaleza pecaminosa como nuestra, y es que así es, ella esta inherente a nuestro ser, y ejercía un dominio formidable de nuestros pensamientos, emociones y voluntad, cuyas pasiones o deseos despertados por la imposibilidad de someterse a la ley, y la rebeldía que habita en la humanidad, era llevada a cabo por nuestro cuerpo produciendo frutos para muerte de nuestro propio ser. La ley, la que incomodaba e irritaba nuestra corrupción interna con sus prohibiciones, despierta el deseo o anhelo por hacer lo incorrecto.
Pablo menciona la naturaleza pecaminosa como nuestra, y es que así es, ella esta inherente a nuestro ser, y ejercía un dominio formidable de nuestros pensamientos, emociones y voluntad, cuyas pasiones o deseos despertados por la imposibilidad de someterse a la ley, y la rebeldía que habita en la humanidad, era llevada a cabo por nuestro cuerpo produciendo frutos para muerte de nuestro propio ser. La ley, la que incomodaba e irritaba nuestra corrupción interna con sus prohibiciones, despierta el deseo o anhelo por hacer lo incorrecto.
Rom
7:6 Pero ahora, al morir a lo que nos tenía subyugados, hemos quedado libres de la ley, a fin de servir a Dios con el nuevo poder que
nos da el Espíritu, y no por medio del
antiguo mandamiento escrito.
Pero ahora muertos en unión con Cristo, hemos sido liberados del poder que ejercía la ley sobre nuestra alma y cuerpo, a fin de que luego de experimentar la muerte en nuestro yo y el sometimiento a la voluntad de Dios de todo nuestro ser por el poder que da el Espíritu podamos llevar a cabo la obra encomendada, ya no por medio de una mandamiento escrito, sino que ahora el mandamiento hace parte de nosotros pues ha sido escrito en nuestros corazones por el fuego del Espíritu Santo.
Pero ahora muertos en unión con Cristo, hemos sido liberados del poder que ejercía la ley sobre nuestra alma y cuerpo, a fin de que luego de experimentar la muerte en nuestro yo y el sometimiento a la voluntad de Dios de todo nuestro ser por el poder que da el Espíritu podamos llevar a cabo la obra encomendada, ya no por medio de una mandamiento escrito, sino que ahora el mandamiento hace parte de nosotros pues ha sido escrito en nuestros corazones por el fuego del Espíritu Santo.
Rom
7:7 ¿Qué concluiremos? ¿Que la ley es pecado? ¡De ninguna manera! Sin embargo,
si no fuera por la ley, no me
habría dado cuenta de lo que es el pecado.
Por ejemplo, nunca habría sabido
yo lo que es codiciar si la ley no hubiera dicho: "No codicies."
Bueno repasemos y saquemos concusiones luego de la lección, la ley es pecado? esto es: dije que cuando estábamos en la carne, la ley incitaba nuestra corrupción interna, y había así ocasión de fruto mortal. ¿Se ha de culpar a la ley, pues, por esto? lejos sea de nosotros tal pensamiento, pues el propósito de la misma no es este. Por el conocimiento de la ley sabemos lo que es pecado, sin este conocimiento discernir lo bueno de lo malo es imposible, de allí que es importante que cuando compartamos el mensaje mencionemos la ley de Dios (los 10 mandamientos), pues solo así podrá haber convicción de pecado, generado por el poder de Dios, obrando en el corazón del pecador para un verdadero arrepentimiento, si no sabemos lo que es pecado vivimos conforme a nuestra naturaleza de pecado creyendo estar bien (según nuestros conceptos), pero cuando la ley menciona lo que es pecado como la codicia, la mentira, el egoísmo, la vanagloria, el odio, etc. entonces podemos reconocer que el pecado ha obrado para muerte en nosotros y al reconocer por la revelación divina nuestra verdadera condición, nuestros ojos y oídos despertaran y seremos conducidos hacia la verdad del evangelio.
Bueno repasemos y saquemos concusiones luego de la lección, la ley es pecado? esto es: dije que cuando estábamos en la carne, la ley incitaba nuestra corrupción interna, y había así ocasión de fruto mortal. ¿Se ha de culpar a la ley, pues, por esto? lejos sea de nosotros tal pensamiento, pues el propósito de la misma no es este. Por el conocimiento de la ley sabemos lo que es pecado, sin este conocimiento discernir lo bueno de lo malo es imposible, de allí que es importante que cuando compartamos el mensaje mencionemos la ley de Dios (los 10 mandamientos), pues solo así podrá haber convicción de pecado, generado por el poder de Dios, obrando en el corazón del pecador para un verdadero arrepentimiento, si no sabemos lo que es pecado vivimos conforme a nuestra naturaleza de pecado creyendo estar bien (según nuestros conceptos), pero cuando la ley menciona lo que es pecado como la codicia, la mentira, el egoísmo, la vanagloria, el odio, etc. entonces podemos reconocer que el pecado ha obrado para muerte en nosotros y al reconocer por la revelación divina nuestra verdadera condición, nuestros ojos y oídos despertaran y seremos conducidos hacia la verdad del evangelio.
Rom
7:8 Pero el pecado, aprovechando la oportunidad que le
proporcionó el mandamiento, despertó en
mí toda clase de codicia. Porque aparte
de la ley el pecado está muerto. No fue la ley
quien incito la desobediencia sino el poder que el pecado tiene sobre el ser
del hombre aprovecho la provocación del mandamiento y asestó un golpe certero
en las pasiones del hombre despertándolas de manera desbordada. Pues sin ley no
hay pecado, desobediencia o insurrección ante la ley.
Rom
7:9 En otro tiempo yo tenía vida
aparte de la ley; pero cuando vino el
mandamiento, cobró vida el pecado y yo
morí.
Es decir, “En los días de mi ignorancia, cuando era, en este sentido, ajeno a la ley, me creía un hombre justo, y como tal, con derecho a la vida que Dios me había dado.” Hasta cuando el mandamiento que prohibía todo deseo ilícito fue dado a conocer en mi vida, la convicción de que el pecado habitaba en mi cobro vida, entonces entendí que soy hombre muerto, a los ojos de la ley que no guardé y que no se puede guardar en nuestras propias fuerzas.
Es decir, “En los días de mi ignorancia, cuando era, en este sentido, ajeno a la ley, me creía un hombre justo, y como tal, con derecho a la vida que Dios me había dado.” Hasta cuando el mandamiento que prohibía todo deseo ilícito fue dado a conocer en mi vida, la convicción de que el pecado habitaba en mi cobro vida, entonces entendí que soy hombre muerto, a los ojos de la ley que no guardé y que no se puede guardar en nuestras propias fuerzas.
Rom
7:10 Se me hizo evidente que el
mismo mandamiento que debía haberme dado vida me llevó a la muerte; encontramos o nos es revelado que el mandamiento que
debía habernos dado vida espiritual, en realidad nos condujo a la muerte de
nuestros deseos egoístas, entregándonos a condenación por haberlo quebrantado.
Rom
7:11 porque el pecado se aprovechó
del mandamiento, me engañó, y por medio de él me mató.
Porque la naturaleza pecaminosa nos seduce con su poder haciéndonos hacer todo lo que el mandamiento prohibía y nos revela que somos seres condenados y dignos de muerte por el mismo.
Porque la naturaleza pecaminosa nos seduce con su poder haciéndonos hacer todo lo que el mandamiento prohibía y nos revela que somos seres condenados y dignos de muerte por el mismo.
Rom
7:12 Concluimos, pues,
que la ley es santa, y que el
mandamiento es santo, justo y bueno.
pecado destruido, pues es en su esencia santo, porque nos aparta del pecado, justo, porque trae justicia y bueno, porque llevado a cabo hace notar la bondad de Dios a los hombres.
pecado destruido, pues es en su esencia santo, porque nos aparta del pecado, justo, porque trae justicia y bueno, porque llevado a cabo hace notar la bondad de Dios a los hombres.
Rom
7:13 Pero entonces, ¿lo que es bueno se convirtió en muerte para
mí? ¡De ninguna manera! Más bien fue el pecado lo que, valiéndose de lo bueno, me produjo la muerte; ocurrió así para que el pecado se manifestara
claramente, o sea, para que mediante el mandamiento se
demostrara lo extremadamente malo que es el pecado.
La ley no tiene la culpa de nuestra muerte, más bien la naturaleza de pecado que habita en nosotros se valió de lo bueno de Dios para hacer notar lo malo en nosotros que al final conduce a muerte. Tenía que ocurrir así para que el pecado pudiera hacerse manifiesto y su obra quedara al descubierto ante la humanidad por haber convertido la santa, justa y buena ley de Dios en una provocación a cometer la misma cosa que ella prohibía. Hasta aquí se muestra la ley en su relación con los no regenerados, de los que el apóstol se coloca por ejemplo: primero, en su condición ignorante, satisfecho de sí mismo; luego, bajo la humillante comprensión de su incapacidad para guardar la ley, a causa de la oposición interna en contra de ella; finalmente, como hombre que se condena a sí mismo y que ya, ante la ley, es hombre muerto.
La ley no tiene la culpa de nuestra muerte, más bien la naturaleza de pecado que habita en nosotros se valió de lo bueno de Dios para hacer notar lo malo en nosotros que al final conduce a muerte. Tenía que ocurrir así para que el pecado pudiera hacerse manifiesto y su obra quedara al descubierto ante la humanidad por haber convertido la santa, justa y buena ley de Dios en una provocación a cometer la misma cosa que ella prohibía. Hasta aquí se muestra la ley en su relación con los no regenerados, de los que el apóstol se coloca por ejemplo: primero, en su condición ignorante, satisfecho de sí mismo; luego, bajo la humillante comprensión de su incapacidad para guardar la ley, a causa de la oposición interna en contra de ella; finalmente, como hombre que se condena a sí mismo y que ya, ante la ley, es hombre muerto.
Rom
7:14 Sabemos, en efecto,
que la ley es espiritual. Pero yo
soy meramente humano, y estoy vendido
como esclavo al pecado.
Sabemos y reconocemos ahora en Cristo que la ley y sus demandas son espirituales, que la ley es en su esencia misma espíritu. Pero ya que somos meramente carnales (o sea que vive en nosotros la naturaleza que nos hace incapaces de rendir obediencia espiritual o vivir bajo la guía del Espíritu) estamos vendidos como esclavos en sujeción al pecado, pues no podemos contra el poder que este ejerce sobre nosotros y esto ocurre en todo aquel que percibe la ley como muerte a su naturaleza de pecado y a su ego. Solo después de un tiempo de batalla que Dios en su sabiduría dispone podremos verdaderamente ser libres de la influencia del pecado.
Sabemos y reconocemos ahora en Cristo que la ley y sus demandas son espirituales, que la ley es en su esencia misma espíritu. Pero ya que somos meramente carnales (o sea que vive en nosotros la naturaleza que nos hace incapaces de rendir obediencia espiritual o vivir bajo la guía del Espíritu) estamos vendidos como esclavos en sujeción al pecado, pues no podemos contra el poder que este ejerce sobre nosotros y esto ocurre en todo aquel que percibe la ley como muerte a su naturaleza de pecado y a su ego. Solo después de un tiempo de batalla que Dios en su sabiduría dispone podremos verdaderamente ser libres de la influencia del pecado.
Rom 7:15 No
entiendo lo que me pasa, pues no hago lo
que quiero, sino lo que aborrezco.
Cuando revisamos lo que nos pasa, cuando el pecado toma control, es difícil entender lo que sucede porque a veces terminamos de nuevo quebrantando la ley. Es un proceso el morir a sí mismos que obra por el poder del Espíritu Santo, para que el pecado deje de tomar control sobre nuestras vidas. Muchas veces aunque queramos hacer lo bueno tenderemos a hacer lo que ahora aborrecemos por la revelación de la ley a nuestros corazones, pero mientras exista un pedazo no sometido a la voluntad de Dios, el pecado podrá tomar ventaja, será una lucha sin cuartel para poder someter cada área de nuestras vidas a la guía y justicia de Dios.
Cuando revisamos lo que nos pasa, cuando el pecado toma control, es difícil entender lo que sucede porque a veces terminamos de nuevo quebrantando la ley. Es un proceso el morir a sí mismos que obra por el poder del Espíritu Santo, para que el pecado deje de tomar control sobre nuestras vidas. Muchas veces aunque queramos hacer lo bueno tenderemos a hacer lo que ahora aborrecemos por la revelación de la ley a nuestros corazones, pero mientras exista un pedazo no sometido a la voluntad de Dios, el pecado podrá tomar ventaja, será una lucha sin cuartel para poder someter cada área de nuestras vidas a la guía y justicia de Dios.
Rom
7:16 Ahora bien, si hago lo que no quiero, estoy de acuerdo en que la ley es buena;
Entonces ahora no practicamos aquello que queremos, sino aquello que aborrecemos. Pero si hacemos lo que no queremos consentimos con la ley en que es buena: el criterio del hombre interior concuerda con la ley.
Entonces ahora no practicamos aquello que queremos, sino aquello que aborrecemos. Pero si hacemos lo que no queremos consentimos con la ley en que es buena: el criterio del hombre interior concuerda con la ley.
Rom
7:17 pero, en ese caso,
ya no soy yo quien lo lleva a cabo sino el pecado que habita en mí.
Cuando la vida de Cristo empieza su proceso de muerte a mí mismo, cualquier acto que vaya en contra de la ley de Dios, ya no es llevado conscientemente por nosotros, sino por la naturaleza de pecado que habita y que habitara en nosotros hasta la muerte física. De allí que es importante que podamos por el espíritu hacer morir nuestro ser en rendición a la voluntad de Dios para que este control o influencia que pueda generar el pecado en nuestras vidas sea extinguido por completo, cual no es sencillo y nos costara mucho.
Cuando la vida de Cristo empieza su proceso de muerte a mí mismo, cualquier acto que vaya en contra de la ley de Dios, ya no es llevado conscientemente por nosotros, sino por la naturaleza de pecado que habita y que habitara en nosotros hasta la muerte física. De allí que es importante que podamos por el espíritu hacer morir nuestro ser en rendición a la voluntad de Dios para que este control o influencia que pueda generar el pecado en nuestras vidas sea extinguido por completo, cual no es sencillo y nos costara mucho.
Rom
7:18 Yo sé que en mí, es decir,
en mi naturaleza pecaminosa, nada
bueno habita. Aunque deseo hacer lo
bueno, no soy capaz de hacerlo.
La naturaleza de pecado que habita en nosotros y se hace manifiesta frecuentemente, y aunque en sus propias fuerzas se intente prosperar en hacer lo que a Dios agrada, por medio de ella es imposible porque su poder influencia nuestra vida, de manera que nos sea insostenible hacerlo.
La naturaleza de pecado que habita en nosotros y se hace manifiesta frecuentemente, y aunque en sus propias fuerzas se intente prosperar en hacer lo que a Dios agrada, por medio de ella es imposible porque su poder influencia nuestra vida, de manera que nos sea insostenible hacerlo.
Rom 7:19 De
hecho, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero.
El propósito del apóstol al expresarse así, fue para presentar más claramente a sus lectores el conflicto de los dos principios antagónicos (el espíritu y la carne), y cuán completamente él como nuevo hombre en Cristo—que honraba en lo más íntimo de su alma a la ley de Dios—condenaba y renunciaba a su naturaleza corrupta, con sus afectos y concupiscencias, sus excitaciones y maquinaciones, sus principios y consecuencias.
El propósito del apóstol al expresarse así, fue para presentar más claramente a sus lectores el conflicto de los dos principios antagónicos (el espíritu y la carne), y cuán completamente él como nuevo hombre en Cristo—que honraba en lo más íntimo de su alma a la ley de Dios—condenaba y renunciaba a su naturaleza corrupta, con sus afectos y concupiscencias, sus excitaciones y maquinaciones, sus principios y consecuencias.
Rom
7:20 Y si hago lo que no
quiero, ya no soy yo quien lo hace sino
el pecado que habita en mí.
El conflicto aquí descrito gráficamente entre el yo “que desea” hacer el bien y el yo que a pesar de ello hace el mal, representa el ser del hombre en proceso de transformación hacia la perfección en Cristo.
El conflicto aquí descrito gráficamente entre el yo “que desea” hacer el bien y el yo que a pesar de ello hace el mal, representa el ser del hombre en proceso de transformación hacia la perfección en Cristo.
Rom
7:21 Así que descubro esta
ley: que cuando quiero hacer el
bien, me acompaña el mal.
Ahora debemos entender porque algunas veces aunque queramos hacer el bien, el mal aún persiste en nuestro ser.
Ahora debemos entender porque algunas veces aunque queramos hacer el bien, el mal aún persiste en nuestro ser.
Rom
7:22 Porque en lo íntimo de mi ser
me deleito en la ley de Dios;
pues en el hombre interior o sea en nuestro espíritu nos deleitamos en hacer la voluntad de Dios.
pues en el hombre interior o sea en nuestro espíritu nos deleitamos en hacer la voluntad de Dios.
Rom
7:23 pero me doy cuenta de que en
los miembros de mi cuerpo hay otra ley,
que es la ley del pecado. Esta
ley lucha contra la ley de mi mente, y
me tiene cautivo.
Pero mientras mi ser es renovado por la escritura y la muerte de mi yo, encuentro que mis miembros están sujetos a la ley del pecado y que hacen lo que ya no me es licito hacer, aunque en mi interior no lo quiera, esto solo opera en lo que han vivido un verdadero arrepentimiento.
Pero mientras mi ser es renovado por la escritura y la muerte de mi yo, encuentro que mis miembros están sujetos a la ley del pecado y que hacen lo que ya no me es licito hacer, aunque en mi interior no lo quiera, esto solo opera en lo que han vivido un verdadero arrepentimiento.
Rom
7:24 ¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?
El reconocer nuestra realidad es un paso importante en la consecución de un avance en la vida espiritual, de allí que el apóstol reconozca la realidad de su naturaleza, solo por el Espíritu Santo esta realidad es discernida, para recibir luego la fortaleza y el poder para vencer en la batalla.
El reconocer nuestra realidad es un paso importante en la consecución de un avance en la vida espiritual, de allí que el apóstol reconozca la realidad de su naturaleza, solo por el Espíritu Santo esta realidad es discernida, para recibir luego la fortaleza y el poder para vencer en la batalla.
Rom
7:25 ¡Gracias a Dios por medio de
Jesucristo nuestro Señor! En
conclusión, con la mente yo mismo me
someto a la ley de Dios, pero mi
naturaleza pecaminosa está sujeta a la ley del pecado.
Debemos someter en principio nuestra voluntad a través de nuestro propio intelecto o nuestra mente a la ley de Dios, mientras hacemos esto voluntariamente durante un tiempo recibiremos a su tiempo la gracia y la fortaleza para vencer esta naturaleza de pecado que nos acompaña como un triste recuerdo de nuestra condición pasada para que nadie se gloríe sino en el Señor.
Debemos someter en principio nuestra voluntad a través de nuestro propio intelecto o nuestra mente a la ley de Dios, mientras hacemos esto voluntariamente durante un tiempo recibiremos a su tiempo la gracia y la fortaleza para vencer esta naturaleza de pecado que nos acompaña como un triste recuerdo de nuestra condición pasada para que nadie se gloríe sino en el Señor.
excelente enseñanza...y como cuesta...gracias Señor por tu misericordia...Amén
ResponderBorrarmuy buena gracias ahora comprendí mejor las escrituras.
ResponderBorrarLO SENTIA MUY DIFICIL DE ENTENDER. GRACIAS POR DEJARSE USAR POR EL ESPIRITU SANTO AHORA ENTIENDO MEJOR Y HASTA LE VEO LA APLICACION Y SEMEJANZA A NUESTRA VIDA DIARIA. DIOS LES BENDIGA SIEMPRE.
ResponderBorrarMi nombre es Juan y no he podido vencer 3l vicio de la masturbacion llevo muchos años luchando, quiero vencer no tengo excusa y se palabra pero la letra mata pero el Espíritu es el q vivifica t3n misericordia señor sálvame de mi mismo
ResponderBorrarApreciado hermano, muchos cristianos luchamos contra nuestras concupiscencias, unos con su temperamento, otros con sus emociones, otros con sus parejas, otros con vicios. Lo primero y que es muy bueno, es que reconoces que tienes un vicio, ahora debes reconocer que es algo negativo para tu crecimiento espiritual. Lo segundo es confesarlo a Dios y pedir por su gracia para que puedas vencer, reconociendo que somos débiles, pero sin usarlo como una excusa. La única forma en que puedes lograrlo es por su gracia, no hay una formula, pero si te diría, entra en un ayuno de 3 días, mientras buscas del Señor y en oración pide por tu santificación. El ayuno es un ejercicio de dominio propio que te ayudara a fortalecer tu ser interior, ademas comparte tu caso con un amigo creyente que pueda apoyarte sin juzgarte y trata de mantenerte ocupado. El problema radica en nuestras mentes y es allí donde la batalla sera mas dura, reconoce que has pecado y que necesitas arrepentirte de verdad, sin un arrepentimiento verdadero no habrá transformación, no te engañes a ti mismo. Estaremos orando por ti.
BorrarHermosa'Enseñanza.mientra leia me quebrantaba....Me sentia ultimamente'tan mal x mis deceos pecaminoso"que ahora que pude leer bien'esta enseñanza me di cuenta'qué es Normal lo qué me pasa.....Paresiera q yo' escrivi con mis palabra lo qué El Apostol' atravez Del Espiritu escrivio. En la parte que' dice porque' queriendo hacer lo Bueno' no lo hago esas confuciones,me estaba atormentando.....Porque quiero hacer la boluntad'd mi Padre y no lo lograba, 'pero voy a seguir luchando' ...para poder vencer'con la ayuda d nuestro Señor Jesucristo' Dios lo bendiga más y exelente. Me encanto
ResponderBorrarSabemos que la ley "es buena" porque entonces no tiene poder para ayudarnos?
ResponderBorrarHola. La ley es buena, no debemos abandonarla pues en su esencia esta la verdad del evangelio, Cristo mismo no la abolio, sino que la cumplio al morir en la cruz (Mat 5:17). Sin embargo ahora contamos con un mejor ayudador que es el Espiritu Santo (Juan 14:16, Juan 14:26, Juan 15:26, Juan 16:7, Juan 16:8, Juan 16:13).
BorrarHola sobre el versiculo 3 si una mujer comete adulterio y se casa con esa otra persona ,permanece en estado de adulterio por siempre?
ResponderBorrarComo todo pecado cuenta para nuestra vida y sus consecuencias nos perseguiran siempre, pero si hay verdadero arrepentimiento seguramente será perdonado, allí si deberias estudiar que significa el arrepentimiento y en base a este se debería actuar en consecuencia, bendiciones
BorrarBuenos dias amados hermanos.DIOS LES BENDIGA
ResponderBorrarAl leer estos versiculos mos damos cuenta de la lucha interna que tenia el apostol pablo en su mente en sus pensamientos como creyente y siervo de jesucristo ).El esta mostrandonos lo que el espiritu santo le hizo sentir al darse cuenta que el mismo desde pequeño conocia la ley ,no solamente la ley que se le entrego a Moises (Las tablas de los mandamientos) si no la misma ley de la toraz la cual muchos de los religiosos entre ellos los fariseos tambien conocian pero de las cuales no cumplian . por esto el señor jesus les decia lucas 11:46 Y Él dijo: ¡Ay también de vosotros, intérpretes de la ley!, porque cargáis a los hombres con cargas difíciles de llevar, y vosotros ni siquiera tocáis las cargas con uno de vuestros dedos. quiere decir que apesar de ser conocedor de la ley no te hace libre del pecado y jesus mismo le hacia entender que siendo representante de la ley de Dios aqui en la tierra sus pensamientos y sus obras proceden del pecado que mora en todos nosotros desde que fuimos concebidos en los vientres de nuestras madres. si no conocieramos la ley entoces no sabriamos si estariamos infringiendola pero al ser conocedores de la misma ya no tenemos excusas para decir que la hemos quebrantado.el problema es que ya siendo conocedor de las misma seguimos pecado tal vez ya no en el mismo asunto o tal vez si no sabemos cual es el caso lo que quiero reseñar es que si usted reconoce que es pecado y se aparta alcanza misericordia pero si usted persiste en seguir haciendolo ya de manera deliberada en lo oculto usted mismo se esta condenando y haciendose esclavo del pecado.gracias a Dios tenemos un abogado delante del padre que Dios nos siga ayudando y que perfeccione la obra que inicio en nosotros. Dlb hermanos.
Gracias por tu aporte, bendiciones
BorrarPor causa de mi pecado, abrí puertas que no tenía que abrir. Mis ojos y mis oídos escucharon cosas que no tenían que escuchar, entonces se abrió una puerta y comencé a tener pensamientos impuros, de perversidad y lascivia. Me arrepentía cada día porque dentro de mí me sentía muy mal, había entristecido al Espíritu Santo, pero seguía teniendo esos pensamientos. Hasta que vi una prédica que decía que tenía que cerrar esa puerta desde la fuente, lo hice y decidí no volver más a ver series ni escuchar cosas que no fueran de Dios. Tenía días en que no venían pensamientos y otros en que sí. Cuando me vino el pasaje de que cuando no se libera y deja un hueco vacío puede venir el enemigo y colocar 7 espíritus peores, por eso es un tratamiento constante, de empaparse del Espíritu Santo para que el enemigo no tenga huecos. A día de hoy sigo luchando con esto, no sólo se trata de orar y reprenderlo, sino de estar en constante comunión con el Espíritu Santo. Entiendo que no es por mis propias fuerzas, intentaba desviar los pensamientos para otro lado, pero por mis propias fuerzas es imposible. Entiendo que sólo entregándoselo a Dios y arrepintiédose de verdad, llegaré a alcanzar la victoria completa.
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