EL FIN DE LA AFLICCION
1Ch 4:10 [3]
Jabés le rogó al Dios de Israel:
"Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal,
para que no padezca aflicción." Y
Dios le concedió su petición.
INTRODUCCION
La aflicción es inevitable, por
eso escuchamos a Jesús diciéndonos: Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para
que en mí tengáis paz. En el mundo
tendréis aflicción; pero confiad, yo he venido al mundo”. Recordándonos que en
este mundo siempre habría aflicción.
La aflicción viene por muchos
motivos, perdidas, enfermedades, rechazo, heridas, desengaños, mentiras,
apegos, casi todo en este mundo puede y tiene la posibilidad de hacernos
sufrir, de modo que el sufrimiento es común a toda la humanidad, si en algo
todos podemos estar de acuerdo es que todos hemos sufrido, por una o varias
razones.
Todos sufrimos o somos afligidos,
pero existe una forma de trascender el sufrimiento de este mundo, casi siempre
que entendemos que este sufrimiento viene como consecuencia de nuestras propias
decisiones, muchas motivadas por el egoísmo, la codicia, en fin, la maldad de
nuestro corazón.
DESARROLLO
Jabes parece haber encontrado el
remedio para la aflicción, su propio nombre significa aflicción “su madre llamó
Jabes, diciendo: Por cuanto lo di a luz
en dolor”, así que probablemente comprenda como todos lo que significa esta, el
dolor que produce en nuestro ser y como esta afecta todo lo que pensamos,
decimos y hacemos. Jabes fue un hombre brillante, probablemente un genio en su
tiempo, por lo que la biblia dice: 1Ch 4:9 “Y Jabes fue más ilustre que sus
hermanos”. La palabra que se traduce
como ilustre, también significa en el griego honorable, digno de honra,
distinguido, que soporta el peso de la gloria de Dios. Jabes sin duda era un
hombre diferente en su tiempo, seguramente usado por Dios.
Pero lo que más sorprende es su
petición, la cual hace con ruego, una oración profundamente más comprometida,
pidiendo que le bendijera, ensanchará su territorio, que también puede traducir
como ensanchar sus fronteras o limites, pide ayuda y ser librado del mal, a lo
cual Dios responde concediéndole lo que pidió. Pero su petición refleja una
necesidad, no padecer aflicción. Jabes debía conocer el sufrimiento y la
aflicción que esta vida produce en el hombre, y su oración refleja un profundo
conocimiento de aquello que produce la aflicción, el mal.
El mal que abunda en nuestra
naturaleza carnal por medio del pecado, que halló cabida en nuestro ser
posterior a la caída de Adán, es el principal causante de nuestro sufrimiento,
pues como mencionamos sufrimos las consecuencias de nuestros propios actos o
decisiones, si alguien se separa y luego sufre por la soledad, el dolor, la
frustración, sufre por lo que permitió en su vida. Si alguien sufre por la
enfermedad, sufre las consecuencias del pecado sobre la humanidad, porque,
aunque puede ser que no sea el pecado el causante de la enfermedad, si fue el
pecado, el que permitió que el hombre conociera la muerte y la enfermedad. Si
sufrimos engaños, rechazo, dolor y tristeza, siempre podemos llegar a encontrar
la raíz de aquel sufrimiento que nos aqueja en el mal que hemos hecho, en las
malas decisiones que tomamos o en las malas acciones que hemos hecho. El mal es
y seguirá siendo el causante del sufrimiento y la aflicción.
Para ser librados del mal,
necesitamos la ayuda de Dios, la cual vino en forma de hombre, murió en la cruz
y resucito al tercer día, venciendo al pecado en la cruz y a la muerte con su resurrección,
su gran victoria, refleja su gran poder y el camino para ser librados de la
aflicción, de allí que nos recuerde que en el mundo tendríamos aflicción, pero
nos dice que confiemos, pues él ha vencido al mundo, es su victoria la que nos
abre el camino a un mundo libre del influjo del sufrimiento y la aflicción.
Cuando conocemos de Dios,
experimentamos el arrepentimiento y la fe viene a nuestro ser, entonces viene
con ello el entendimiento, y el entendimiento trae libertad, por eso dice:
“conocerán la verdad y la verdad os hará libres”, solo el conocimiento de la
verdad de Jesucristo puede librarnos del sufrimiento y la aflicción, pues al
comprender que el sufrimiento lo produce el mal, y al empezar una nueva vida,
empezamos a tomar mejores decisiones, obramos mejor y eso hace que no suframos
en vano, y si llegamos a sufrir comprendemos que ese sufrimiento nos conduce a
un mayor peso de la gloria de Dios.
CONCLUSION
Alguien dijo: “el dolor es
inevitable, el sufrimiento es opcional”, y tiene mucha razón, pues, aunque nos
duelan muchas cosas en esta vida, la muerte de un ser querido, perder un
negocio, tener un hijo en las drogas, pasar dificultades económicas, sufrir
rechazo, todo esto puede cambiar en la medida en que somos conscientes y
sembramos nuevas semillas de bondad, amor, misericordia y verdad.
Jabes hizo una gran oración y con
ello nos enseñó que la forma de librarse de la aflicción es librándonos del mal
que hay en nuestros corazones, pues si somos transformados por medio de la fe y
la palabra de Dios, entonces abandonaremos la envidia, la codicia, porque nos
sentiremos satisfechos en Dios, abandonaremos el odio y el rencor porque
abrazaremos el perdón, sufriremos con paciencia las contrariedades porque nos
reconoceremos como peregrinos en este mundo y no nos tomaremos la ofensa de
forma personal, eso nos ayudara a vivir más libres y con menos apegos.
Librémonos del mal que hay en
nuestro interior por medio de la búsqueda continua de Dios y pidamos con clamor
sincero la ayuda divina para librarnos de esta naturaleza carnal, de modo que
podamos vivir libres de toda aflicción innecesaria. Recordemos siempre que el
fin de la aflicción está en apartarse del mal.
Oremos, Señor ayúdanos para
podernos librar del mal que hay en nosotros y podamos junto con ello librarnos
de la aflicción que causamos por nuestros propios pensamientos, palabras y
acciones, amen.
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