domingo, 18 de noviembre de 2018

PREDICA DOMINICAL - EL FIN DE LA AFLICCIÓN



EL FIN DE LA AFLICCION

1Ch 4:10 [3] Jabés le rogó al Dios de Israel:  "Bendíceme y ensancha mi territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca aflicción."  Y Dios le concedió su petición.


INTRODUCCION

La aflicción es inevitable, por eso escuchamos a Jesús diciéndonos: Juan 16:33 “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz.  En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he venido al mundo”. Recordándonos que en este mundo siempre habría aflicción.

La aflicción viene por muchos motivos, perdidas, enfermedades, rechazo, heridas, desengaños, mentiras, apegos, casi todo en este mundo puede y tiene la posibilidad de hacernos sufrir, de modo que el sufrimiento es común a toda la humanidad, si en algo todos podemos estar de acuerdo es que todos hemos sufrido, por una o varias razones.

Todos sufrimos o somos afligidos, pero existe una forma de trascender el sufrimiento de este mundo, casi siempre que entendemos que este sufrimiento viene como consecuencia de nuestras propias decisiones, muchas motivadas por el egoísmo, la codicia, en fin, la maldad de nuestro corazón.

DESARROLLO

Jabes parece haber encontrado el remedio para la aflicción, su propio nombre significa aflicción “su madre llamó Jabes, diciendo:  Por cuanto lo di a luz en dolor”, así que probablemente comprenda como todos lo que significa esta, el dolor que produce en nuestro ser y como esta afecta todo lo que pensamos, decimos y hacemos. Jabes fue un hombre brillante, probablemente un genio en su tiempo, por lo que la biblia dice: 1Ch 4:9 “Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos”.  La palabra que se traduce como ilustre, también significa en el griego honorable, digno de honra, distinguido, que soporta el peso de la gloria de Dios. Jabes sin duda era un hombre diferente en su tiempo, seguramente usado por Dios.

Pero lo que más sorprende es su petición, la cual hace con ruego, una oración profundamente más comprometida, pidiendo que le bendijera, ensanchará su territorio, que también puede traducir como ensanchar sus fronteras o limites, pide ayuda y ser librado del mal, a lo cual Dios responde concediéndole lo que pidió. Pero su petición refleja una necesidad, no padecer aflicción. Jabes debía conocer el sufrimiento y la aflicción que esta vida produce en el hombre, y su oración refleja un profundo conocimiento de aquello que produce la aflicción, el mal.

El mal que abunda en nuestra naturaleza carnal por medio del pecado, que halló cabida en nuestro ser posterior a la caída de Adán, es el principal causante de nuestro sufrimiento, pues como mencionamos sufrimos las consecuencias de nuestros propios actos o decisiones, si alguien se separa y luego sufre por la soledad, el dolor, la frustración, sufre por lo que permitió en su vida. Si alguien sufre por la enfermedad, sufre las consecuencias del pecado sobre la humanidad, porque, aunque puede ser que no sea el pecado el causante de la enfermedad, si fue el pecado, el que permitió que el hombre conociera la muerte y la enfermedad. Si sufrimos engaños, rechazo, dolor y tristeza, siempre podemos llegar a encontrar la raíz de aquel sufrimiento que nos aqueja en el mal que hemos hecho, en las malas decisiones que tomamos o en las malas acciones que hemos hecho. El mal es y seguirá siendo el causante del sufrimiento y la aflicción.

Para ser librados del mal, necesitamos la ayuda de Dios, la cual vino en forma de hombre, murió en la cruz y resucito al tercer día, venciendo al pecado en la cruz y a la muerte con su resurrección, su gran victoria, refleja su gran poder y el camino para ser librados de la aflicción, de allí que nos recuerde que en el mundo tendríamos aflicción, pero nos dice que confiemos, pues él ha vencido al mundo, es su victoria la que nos abre el camino a un mundo libre del influjo del sufrimiento y la aflicción.

Cuando conocemos de Dios, experimentamos el arrepentimiento y la fe viene a nuestro ser, entonces viene con ello el entendimiento, y el entendimiento trae libertad, por eso dice: “conocerán la verdad y la verdad os hará libres”, solo el conocimiento de la verdad de Jesucristo puede librarnos del sufrimiento y la aflicción, pues al comprender que el sufrimiento lo produce el mal, y al empezar una nueva vida, empezamos a tomar mejores decisiones, obramos mejor y eso hace que no suframos en vano, y si llegamos a sufrir comprendemos que ese sufrimiento nos conduce a un mayor peso de la gloria de Dios.

CONCLUSION

Alguien dijo: “el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional”, y tiene mucha razón, pues, aunque nos duelan muchas cosas en esta vida, la muerte de un ser querido, perder un negocio, tener un hijo en las drogas, pasar dificultades económicas, sufrir rechazo, todo esto puede cambiar en la medida en que somos conscientes y sembramos nuevas semillas de bondad, amor, misericordia y verdad.

Jabes hizo una gran oración y con ello nos enseñó que la forma de librarse de la aflicción es librándonos del mal que hay en nuestros corazones, pues si somos transformados por medio de la fe y la palabra de Dios, entonces abandonaremos la envidia, la codicia, porque nos sentiremos satisfechos en Dios, abandonaremos el odio y el rencor porque abrazaremos el perdón, sufriremos con paciencia las contrariedades porque nos reconoceremos como peregrinos en este mundo y no nos tomaremos la ofensa de forma personal, eso nos ayudara a vivir más libres y con menos apegos.

Librémonos del mal que hay en nuestro interior por medio de la búsqueda continua de Dios y pidamos con clamor sincero la ayuda divina para librarnos de esta naturaleza carnal, de modo que podamos vivir libres de toda aflicción innecesaria. Recordemos siempre que el fin de la aflicción está en apartarse del mal.

Oremos, Señor ayúdanos para podernos librar del mal que hay en nosotros y podamos junto con ello librarnos de la aflicción que causamos por nuestros propios pensamientos, palabras y acciones, amen.

Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe 


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