¿CUAL
ES NUESTRO TESTIMONIO?
Col 1:4 pues hemos recibido noticias de su fe en
Cristo Jesús y del amor que tienen por todos los santos
INTRODUCCION
Hoy veo a muchos preocupados por la doctrina, y
creo que hasta cierto punto no está mal. Pero lo que si veo con preocupación es
como este asunto de la doctrina envuelve a los creyentes en un sin fin de
discusiones que terminan por menoscabar el testimonio de la iglesia en general.
Parece que nadie puede tolerar una opinión
contraria en cosas de doctrina porque no demora en llamarle hereje, falso
maestro, llenarlo de acusaciones o cosas peores. Aunque algunos creen que esto
es sano, no siempre lo es, claro que podemos discutir, pero de forma seria y
respetuosa, no llevados por la ira y un insano juicio.
Como está el testimonio de la iglesia, y te lo
muestro como alguien que habla con personas no creyentes sobre cómo ven a la
iglesia cristiana de hoy. Y lo que me dicen no es nada alentador, algunos ven a
la iglesia dividida, falta de amor, y falta de servicio, entre las principales.
Y aun peor entre los mismos creyentes quienes necesitan nuestra ayuda y apoyo,
muchos se sienten desamparados por sus líderes, otros casi no pueden hablar con
ellos, y otros han sido defraudados casi por completo por las malas acciones de
quienes les guiaban.
DESARROLLO
Perdónenme si soy muy negativo o si no estoy viendo
todo el panorama, claro que hay iglesias fieles y servidores, que aman al
prójimo y procuran la verdad, pero es que hoy en día la iglesia parece alejarse
más de sus principios formadores y de la palabra en pos de emocionar al público
y darles lo que quieren. La iglesia ha vendido sus talentos al mejor postor y
con ellos hemos prostituido el servicio que realizamos.
Yo quiero y siempre he querido que la iglesia se
parezca más a la iglesia primitiva, perdonen mi arrogancia de creer que podemos
ver a una iglesia que procura el bienestar de todos, y no de algunos pocos, que
procura riquezas espirituales antes de las terrenales, una iglesia que busca a
Dios en profundad y no se queda con las migajas, una iglesia que es testimonio
de la verdad y no un descredito para la misma.
Nuestro testimonio es muy importante, la palabra
nos recuerda que este se da en amor y fe, tanto para la congregación, como para
el mundo. Una iglesia que no es testimonio de amor está fallando en su
finalidad, pues también veo como algunas iglesias y predicadores solo se la
pasan juzgando lo malo de otras congregaciones con una vara de autosuficiencia
enmascarada de una falsa humildad que se ve a leguas como se procura ser los
únicos poseedores de la verdad absoluta, pobres arrogantes. Donde está el amor
que procura que su hermano se vuelva de su pecado, donde está la misericordia
para tratar con el débil en la fe, donde la humildad para escuchar los argumentos
del hermano que piensa de otra forma bíblica, aunque no esté de acuerdo con la
nuestra. Pero no, veo con desdén como se desgastan en sus publicaciones y
comentarios con aquellos que no piensan igual, aunque sean temas doctrinales
secundarios. Y luego está el testimonio de fe, si con el amor nos quedamos
cortos, con la fe sí que peor. Deberíamos ser fieles testigos del poder de Dios
que obra por medio de la fe del creyente, pero en medio de tantos debates, la
fe se ha ido diluyendo en un mar de argumentos vanos que no transforman a
nadie. Mientras algunos solo usan la lógica para alcanzar la verdad, olvidan
que la sabiduría de este mundo no es conforme a la sabiduría de Dios. Que las
discusiones en la defensa de la fe, deberían llevarse a cabo en el servicio y
ayuda que proveemos a aquellos que nos son contrarios. Nuestra fe debería verse
más en la ayuda a los necesitados, el amor por nuestro prójimo, la confianza
que tenemos en Dios en toda circunstancia. No era eso lo que hacía grandes a
los creyentes de antaño, soportar la persecución, perseverar en la fe a pesar
de tener todo en contra, dar cuando no se tenía mucho, siendo capaces de
entregarlo todo.
CONCLUSION
Ante una sociedad como la nuestra solo queda una
iglesia dividida, que poco o nada procura servir y que se preocupa demasiado
por sí misma y su opinión. No me tomen a mal, claro que debemos y podemos
opinar, pero el mundo está viendo y todo esto ha producido un mal testimonio de
la iglesia para con el mundo. Ya no somos la luz del mundo, sino estrellas
fugaces, ya no somos sal, sino que se hemos perdido sabor.
El mundo necesita más creyentes firmes en la verdad
que defienden, más hacedores que oidores de la palabra, más hombres y mujeres
que ayuden a su prójimo, sea creyente o no. No estamos dando un testimonio
claro de quienes somos, muchas veces nuestro testimonio de vida no es el mejor,
y creemos que así se puede seguir, pero no. No podemos seguir haciendo lo
mismo, debemos poner por obra lo que la escritura pide, ayudar al necesitado, brindar
cuidado y ayuda a quien lo necesite, necesitamos ser ese testimonio de amor y
fe que el mundo necesita.
No se imaginan como la fe y el amor pueden cambiar
al mundo que nos rodea, considero la teología algo maravilloso para mi vida,
pero hasta ahora tengo que decir con tristeza que no conozco la primera persona
que se haya transformado o vuelto a Cristo por la teología, ella es una
herramienta maravillosa para los creyentes, pero no les llega a los incrédulos,
eso no hace que la debamos descartar. Creo que son nuestras obras en
conformidad con nuestra fe las que atraen a la gente a Dios. Usted debe haberlo
notado, la gente nota su paz, su gozo, su vida diferente, su matrimonio
ejemplar, su servicio a Dios, sus palabras inspiradas con la sabiduría celestial,
su ayuda al prójimo, su capacidad de perdonar, su capacidad de amar y seguir
las enseñanzas de su maestro. Todo esto es lo que el mundo debería ver de
nosotros. Recordemos lo que Jesús dijo: que todos sepan que son mis discípulos
y los reconozcan en cómo se aman, los unos a los otros.
Oremos, Señor perdónanos por no dar el testimonio
como iglesia que tu esperas de nosotros, por rivalizar con orgullo, por no
vivir como deberíamos hacerlo, ayúdanos para que podamos vivir conforme a tu
verdad y ser testimonio de tu luz y verdad, amen.
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