ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 17:1
Después
que Jesús dijo esto, dirigió la mirada
al cielo y oró así: "Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti,
Juan
tiende a describir todo aquello que veía en su maestro, sus gestos, su mirada
como aquí, pero por sobre todo su oración, tratando de retratas sus palabras
sin faltar a la verdad, recordando que oraba al Padre con tal confianza, como
si estuviera allí presente, compartiéndole lo que habría de venir y pidiendo
que se cumpliera lo que ya había oído de el con anterioridad.
Joh
17:2 ya que le has
conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda vida eterna a
todos los que le has dado.
Ahora
Jesús hace referencia a la autoridad que le ha sido encomendada, la cual solo
opera sobre todo lo mortal, la naturaleza y el hombre, pero para que esta sea
sobre todo, necesita ir a la cruz, de modo que su autoridad sea engrandecida
sobre cielo y tierra (Mt 28:18). Nótese que la obediencia siempre conlleva
mayor autoridad.
Joh
17:3 Y ésta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Aquí
Jesús nos revela en que consiste la vida eterna, conocer a Dios, puede que
parezca sencillo, pero ni el más grande de los teólogos conoce por completo a
Dios, solo tenemos algunas nociones de lo que el mismo nos ha revelado en su
creación, y a través de las escrituras, pero siempre hay algo nuevo que
aprender de Dios y de Jesucristo. Ya nos encontramos participando de la vida
eterna al participar del conocimiento de Dios y de Jesús en su plan de
salvación.
Joh
17:4 Yo te he glorificado
en la tierra, y he llevado a cabo la
obra que me encomendaste.
Jesús
se encuentra tratando de glorificar al Padre en todo lo que hace, pues todo le
fue encomendado para que lo realizase y el hacerlo en obediencia, es muestra de
que a Dios se le glorifica en la obediencia y al poner por obra todo aquello
que nos enseña.
Joh
17:5 Y ahora, Padre,
glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes
de que el mundo existiera.
He
aquí otro aspecto importante de la unidad del Hijo con el Padre, Jesús pide ser
glorificado de tal forma que pueda tener la misma gloria que tuvo antes de que el
mundo llegara a existir por medio suyo. La única gloria que el hijo espera es
volver al estado de donde salió para dar vida al mundo y redimir a los que se
habían perdido.
Joh
17:6 "A los que me
diste del mundo les he revelado quién eres.* Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu
palabra.
Jesús
ha recibido del Padre a un grupo de personas que encomendadas a su nombre él se
ha dedicado a revelar al Padre en su misma forma de actuar, pensar y sentir.
Todos aquellos elegidos para ser entregados a Jesús como sus discípulos
pertenecían a Dios, pero él se los entregó al hijo para que obedecieran a su
palabra. La revelación completa de Dios siempre ha estado en el hijo.
Joh
17:7 Ahora saben que todo
lo que me has dado viene de ti,
Joh
17:8 porque les he
entregado las palabras que me diste, y
ellos las aceptaron; saben con certeza
que salí de ti, y han creído que
tú me enviaste.
Los
discípulos en este momento habían sido probados en cuando a la revelación de
Jesús como el Hijo de Dios, así que reconocieron que todo lo que provenía del
Hijo, venia del Padre, pues el había salido del Padre para ser enviado al mundo
y dar a conocer a Dios. Los discípulos ya estaban aceptando sus palabras como verdaderas
y dignas de confianza, el primer paso en la fe, confiar en él y en su palabra
se estaba afirmando, el segundo paso en la fe, es poner por obra todo aquello
que se cree en medio de la prueba. Ellos ahora tienen certeza sobre el origen
de Jesús y sus palabras.
Joh
17:9 Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos.
Jesús
sabe a lo que van a tener que enfrentarse sus discípulos, los suyos en donde no
hay cabida para Judas Iscariote, el traidor. En este momento su oración es por
aquellos que habrán de seguir sus pasos en obediencia a la fe, no por el mundo,
ya habrá tiempo para que el mundo conozca la verdad y lleguen al conocimiento
de Dios.
Joh
17:10 Todo lo que yo tengo
es tuyo, y todo lo que tú tienes es
mío; y por medio de ellos he sido
glorificado.
La
relación entre el Padre y el Hijo tiene que ser entendida para comprender al
Padre, si nos quedamos solo con una parte no veremos todo el cuadro de la
divinidad. Lo que uno tiene, le pertenece al otro, eso habla claramente de la
unidad en la que permanecen el Padre y el Hijo. Y Jesús sabía que los que el
Padre le había entregado habrían de glorificar su nombre al predicar su mensaje
de arrepentimiento a toda la humanidad.
Joh
17:11 Ya no voy a estar por
más tiempo en el mundo, pero ellos están
todavía en el mundo, y yo vuelvo
a ti. "Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.
Ahora
en la misma ecuación de la unidad aparecemos nosotros, en donde se nos da
entrada a esta unidad por medio de la oración del Hijo, quien pide al Padre que
seamos protegidos en su poder para que podamos ser uno, como ellos son uno. La
unidad es el estado de comunión perfecto entre el Padre y el Hijo, y que se nos
da a nosotros también. La unidad proviene del vínculo que genera el Espíritu
Santo en la vida del creyente con la triunidad.
Joh
17:12 Mientras estaba con
ellos, los protegía y los preservaba
mediante el nombre que me diste, y ninguno
se perdió sino aquel que nació para perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
Jesús
sabe que pronto volverá al Padre y que mientras él estaba con ellos, el
adversario no podía hacerles daño a sus discípulos, así que el preservaba a los
que le fueron concedidos como discípulos por el Padre. Hace una especial
referencia a aquel que nació para perderse, a fin de que se cumplirá lo que la
escritura mencionaba proféticamente. Pareciera decirnos que Judas fue
predestinado para perderse, como si Dios así lo hubiera dispuesto, pero en
realidad en la omnisciencia de Dios él sabía que camino habría de escoger
Judas, de modo que Dios ya sabía desde antes de nacer que cumpliría lo que
luego haría, entregar a Jesús.
Joh
17:13 "Ahora vuelvo a
ti, pero digo estas cosas mientras
todavía estoy en el mundo, para que
tengan mi alegría en plenitud.
Jesús
sabe que volverá al Padre luego de su resurrección, pero pide que mientras
tiene que enfrentar la cruz y la muerte, reconozcan que su gozo y alegría
provienen de Dios, como Jesús la tuvo al cumplir la voluntad del Padre.
Joh
17:14 Yo les he entregado tu
palabra, y el mundo los ha odiado porque
no son del mundo, como tampoco yo soy
del mundo.
Jesús
hace varias anotaciones importantes que no debemos dejar pasar. La palabra nos
ha sido confiada para que al guardarla y predicarla seguramente nos encontremos
odiados por el mundo. Pero al hallarnos odiados por el mundo debemos
reconocernos como peregrinos en el mundo, pues ya no pertenecemos a este mundo,
sino a Dios.
Joh
17:15 No te pido que los
quites del mundo, sino que los protejas
del maligno.
No
seremos quitados del sufrimiento que podemos experimentar en el mundo, más bien
al sufrir nos descubriremos más cerca de Dios y más alejados del apego por lo exterior,
de allí, que pida por nuestra protección ante el maligno y sus artimañas.
Joh
17:16 Ellos no
son del mundo, como tampoco lo soy yo.
Reconocer
que no pertenecemos a este mundo es todo un proceso que puede causar mucho
sufrimiento, pero luego de ser entendido esto, podremos experimentar su gozo y
paz.
Joh
17:17
Santifícalos en la verdad; tu
palabra es la verdad.
De
modo que para que comprendamos la verdad, nos fue confiada la escritura de
manera que al conocer su palabra pudiéramos ponerla por obra, y al practicarla
pudiéramos ser apartados para Dios. La santidad es un proceso que se lleva a
cabo por medio del conocimiento y entendimiento de las escrituras, pues ellas
revelan aquello que no está bien en nuestro interior.
Joh
17:18 Como tú
me enviaste al mundo, yo los envío
también al mundo.
Hemos
sido sacados de este mundo por medio de la fe, para vivir como peregrinos, de
forma que no nos apeguemos a nada de este mundo. Hemos sido enviados,
comisionados con una labor grandiosa, llamar a los escogidos y servir al
prójimo.
Joh
17:19 Y por
ellos me santifico a mí mismo, para que
también ellos sean santificados en la verdad.
Cuando
oramos como Jesús oro, aquella oración que conocemos como el Padre nuestro
debemos reconocer esta gran verdad, al santificarnos y apartarnos de la maldad
de nuestros corazones, le santificamos a Dios, por eso decimos en aquella
oración que Jesús nos enseñó: “Santificado sea tu nombre”, pues santificamos su
nombre al santificarnos a nosotros mismos haciendo caso a la escritura, la
exhortación y la disciplina del Señor.
Joh
17:20 "No
ruego sólo por éstos. Ruego también por
los que han de creer en mí por el mensaje de ellos,
Jesús
sabe lo que habrá de pasar luego, entonces ora proféticamente por aquellos que
habrán de creer en el mensaje que los apóstoles entregaron y que hoy esta
condensado en el nuevo testamento.
Joh
17:21 para que todos
sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en
nosotros, para que el mundo crea que tú
me has enviado.
En
las matemáticas de Dios todos podemos ser uno, en la medida en que nos
apartamos del mal y nos guiamos por su luz, su palabra y su testimonio. La
unidad es como ya mencionamos el estado perfecto de amor en donde el temor ya
no tiene cabida. Las matemáticas de Dios no son 1+1+1+1 sino 1x1x1x1 de modo
que todos en el llegamos a ser uno en conciencia, en esencia y verdad.
Joh
17:22 Yo les he
dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:
Jesús
llevo sobre si un peso de la presencia de Dios para que todos reconocieran que provenía
del Padre y que era uno con él, pero para que el hombre pueda hacer lo mismo
necesita también de ese peso de la presencia de Dios sobre su vida para que
todos reconozcan que son uno con él y el Padre, por medio de su Espíritu. La
presencia es la medida de su Espíritu en nosotros que se hace evidente en la
medida en que negamos nuestra vieja naturaleza y confiamos en él.
Joh
17:23 yo en ellos y tú en
mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me
enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.
He
aquí el orden que sigue la unidad, Jesús en nosotros, así como el Padre en
Jesús. Solo de esa forma el hombre podía llegar a vivir en el Padre, Jesús el
árbol de vida que estaba en Edén y que el hombre olvido tras ir engañados por
el árbol del conocimiento del bien y del mal. Y entonces al entrar en el orden
de Dios, todos en Cristo, ahora el mundo reconocerá que fuimos enviados por él
y que nos amaras como le amaste a tu Hijo. Sabernos amados como a Cristo debe
animarnos a seguir confiando y perseverando en la buena batalla de la fe.
Joh
17:24
"Padre, quiero que los que
me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me
amaste desde antes de la creación del mundo.
Juan
hace un recuento de esta hermosa oración que Cristo seguramente hace en su
presencia, y donde habla de tantas cosas maravillosas que aunque no eran comprendidas
en ese momento por completo por los apóstoles, luego serian entendidas. Jesús
pide que aquellos que le sean entregados por medio de la fe en su nombre estén
por la eternidad en el lugar en donde el habitara. De forma, que podamos
conocer su gloria, recordando que en el conocerle esta la eternidad.
Joh
17:25
"Padre justo, aunque el
mundo no te conoce, yo sí te
conozco, y éstos reconocen que tú me enviaste.
Jesús
sabe que aun los apóstoles no tienen una revelación completa de Dios, así que
dice que solo él conoce al Padre, y ellos solo reconocían que Jesucristo había
sido enviado, y con ello bastaba por ahora, seria luego que entenderían la
justicia de Dios.
Joh
17:26 Yo les he
dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en
ellos, y yo mismo esté en
ellos."
Jesús
dio a conocer al Padre como el realmente es, real, verdadero, justo, digno,
glorioso y lo ha seguido haciendo a través de su testimonio de vida, de modo
que su testimonio justo y fiel del amor de Dios en su muerte y resurrección,
este siempre presente en nosotros.
ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 17:1
Después
que Jesús dijo esto, dirigió la mirada
al cielo y oró así: "Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te glorifique a ti,
Juan
tiende a describir todo aquello que veía en su maestro, sus gestos, su mirada
como aquí, pero por sobre todo su oración, tratando de retratas sus palabras
sin faltar a la verdad, recordando que oraba al Padre con tal confianza, como
si estuviera allí presente, compartiéndole lo que habría de venir y pidiendo
que se cumpliera lo que ya había oído de el con anterioridad.
Joh
17:2 ya que le has
conferido autoridad sobre todo mortal para que él les conceda vida eterna a
todos los que le has dado.
Ahora
Jesús hace referencia a la autoridad que le ha sido encomendada, la cual solo
opera sobre todo lo mortal, la naturaleza y el hombre, pero para que esta sea
sobre todo, necesita ir a la cruz, de modo que su autoridad sea engrandecida
sobre cielo y tierra (Mt 28:18). Nótese que la obediencia siempre conlleva
mayor autoridad.
Joh
17:3 Y ésta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado.
Aquí
Jesús nos revela en que consiste la vida eterna, conocer a Dios, puede que
parezca sencillo, pero ni el más grande de los teólogos conoce por completo a
Dios, solo tenemos algunas nociones de lo que el mismo nos ha revelado en su
creación, y a través de las escrituras, pero siempre hay algo nuevo que
aprender de Dios y de Jesucristo. Ya nos encontramos participando de la vida
eterna al participar del conocimiento de Dios y de Jesús en su plan de
salvación.
Joh
17:4 Yo te he glorificado
en la tierra, y he llevado a cabo la
obra que me encomendaste.
Jesús
se encuentra tratando de glorificar al Padre en todo lo que hace, pues todo le
fue encomendado para que lo realizase y el hacerlo en obediencia, es muestra de
que a Dios se le glorifica en la obediencia y al poner por obra todo aquello
que nos enseña.
Joh
17:5 Y ahora, Padre,
glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes
de que el mundo existiera.
He
aquí otro aspecto importante de la unidad del Hijo con el Padre, Jesús pide ser
glorificado de tal forma que pueda tener la misma gloria que tuvo antes de que el
mundo llegara a existir por medio suyo. La única gloria que el hijo espera es
volver al estado de donde salió para dar vida al mundo y redimir a los que se
habían perdido.
Joh
17:6 "A los que me
diste del mundo les he revelado quién eres.* Eran tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu
palabra.
Jesús
ha recibido del Padre a un grupo de personas que encomendadas a su nombre él se
ha dedicado a revelar al Padre en su misma forma de actuar, pensar y sentir.
Todos aquellos elegidos para ser entregados a Jesús como sus discípulos
pertenecían a Dios, pero él se los entregó al hijo para que obedecieran a su
palabra. La revelación completa de Dios siempre ha estado en el hijo.
Joh
17:7 Ahora saben que todo
lo que me has dado viene de ti,
Joh
17:8 porque les he
entregado las palabras que me diste, y
ellos las aceptaron; saben con certeza
que salí de ti, y han creído que
tú me enviaste.
Los
discípulos en este momento habían sido probados en cuando a la revelación de
Jesús como el Hijo de Dios, así que reconocieron que todo lo que provenía del
Hijo, venia del Padre, pues el había salido del Padre para ser enviado al mundo
y dar a conocer a Dios. Los discípulos ya estaban aceptando sus palabras como verdaderas
y dignas de confianza, el primer paso en la fe, confiar en él y en su palabra
se estaba afirmando, el segundo paso en la fe, es poner por obra todo aquello
que se cree en medio de la prueba. Ellos ahora tienen certeza sobre el origen
de Jesús y sus palabras.
Joh
17:9 Ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado, porque son tuyos.
Jesús
sabe a lo que van a tener que enfrentarse sus discípulos, los suyos en donde no
hay cabida para Judas Iscariote, el traidor. En este momento su oración es por
aquellos que habrán de seguir sus pasos en obediencia a la fe, no por el mundo,
ya habrá tiempo para que el mundo conozca la verdad y lleguen al conocimiento
de Dios.
Joh
17:10 Todo lo que yo tengo
es tuyo, y todo lo que tú tienes es
mío; y por medio de ellos he sido
glorificado.
La
relación entre el Padre y el Hijo tiene que ser entendida para comprender al
Padre, si nos quedamos solo con una parte no veremos todo el cuadro de la
divinidad. Lo que uno tiene, le pertenece al otro, eso habla claramente de la
unidad en la que permanecen el Padre y el Hijo. Y Jesús sabía que los que el
Padre le había entregado habrían de glorificar su nombre al predicar su mensaje
de arrepentimiento a toda la humanidad.
Joh
17:11 Ya no voy a estar por
más tiempo en el mundo, pero ellos están
todavía en el mundo, y yo vuelvo
a ti. "Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.
Ahora
en la misma ecuación de la unidad aparecemos nosotros, en donde se nos da
entrada a esta unidad por medio de la oración del Hijo, quien pide al Padre que
seamos protegidos en su poder para que podamos ser uno, como ellos son uno. La
unidad es el estado de comunión perfecto entre el Padre y el Hijo, y que se nos
da a nosotros también. La unidad proviene del vínculo que genera el Espíritu
Santo en la vida del creyente con la triunidad.
Joh
17:12 Mientras estaba con
ellos, los protegía y los preservaba
mediante el nombre que me diste, y ninguno
se perdió sino aquel que nació para perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
Jesús
sabe que pronto volverá al Padre y que mientras él estaba con ellos, el
adversario no podía hacerles daño a sus discípulos, así que el preservaba a los
que le fueron concedidos como discípulos por el Padre. Hace una especial
referencia a aquel que nació para perderse, a fin de que se cumplirá lo que la
escritura mencionaba proféticamente. Pareciera decirnos que Judas fue
predestinado para perderse, como si Dios así lo hubiera dispuesto, pero en
realidad en la omnisciencia de Dios él sabía que camino habría de escoger
Judas, de modo que Dios ya sabía desde antes de nacer que cumpliría lo que
luego haría, entregar a Jesús.
Joh
17:13 "Ahora vuelvo a
ti, pero digo estas cosas mientras
todavía estoy en el mundo, para que
tengan mi alegría en plenitud.
Jesús
sabe que volverá al Padre luego de su resurrección, pero pide que mientras
tiene que enfrentar la cruz y la muerte, reconozcan que su gozo y alegría
provienen de Dios, como Jesús la tuvo al cumplir la voluntad del Padre.
Joh
17:14 Yo les he entregado tu
palabra, y el mundo los ha odiado porque
no son del mundo, como tampoco yo soy
del mundo.
Jesús
hace varias anotaciones importantes que no debemos dejar pasar. La palabra nos
ha sido confiada para que al guardarla y predicarla seguramente nos encontremos
odiados por el mundo. Pero al hallarnos odiados por el mundo debemos
reconocernos como peregrinos en el mundo, pues ya no pertenecemos a este mundo,
sino a Dios.
Joh
17:15 No te pido que los
quites del mundo, sino que los protejas
del maligno.
No
seremos quitados del sufrimiento que podemos experimentar en el mundo, más bien
al sufrir nos descubriremos más cerca de Dios y más alejados del apego por lo exterior,
de allí, que pida por nuestra protección ante el maligno y sus artimañas.
Joh
17:16 Ellos no
son del mundo, como tampoco lo soy yo.
Reconocer
que no pertenecemos a este mundo es todo un proceso que puede causar mucho
sufrimiento, pero luego de ser entendido esto, podremos experimentar su gozo y
paz.
Joh
17:17
Santifícalos en la verdad; tu
palabra es la verdad.
De
modo que para que comprendamos la verdad, nos fue confiada la escritura de
manera que al conocer su palabra pudiéramos ponerla por obra, y al practicarla
pudiéramos ser apartados para Dios. La santidad es un proceso que se lleva a
cabo por medio del conocimiento y entendimiento de las escrituras, pues ellas
revelan aquello que no está bien en nuestro interior.
Joh
17:18 Como tú
me enviaste al mundo, yo los envío
también al mundo.
Hemos
sido sacados de este mundo por medio de la fe, para vivir como peregrinos, de
forma que no nos apeguemos a nada de este mundo. Hemos sido enviados,
comisionados con una labor grandiosa, llamar a los escogidos y servir al
prójimo.
Joh
17:19 Y por
ellos me santifico a mí mismo, para que
también ellos sean santificados en la verdad.
Cuando
oramos como Jesús oro, aquella oración que conocemos como el Padre nuestro
debemos reconocer esta gran verdad, al santificarnos y apartarnos de la maldad
de nuestros corazones, le santificamos a Dios, por eso decimos en aquella
oración que Jesús nos enseñó: “Santificado sea tu nombre”, pues santificamos su
nombre al santificarnos a nosotros mismos haciendo caso a la escritura, la
exhortación y la disciplina del Señor.
Joh
17:20 "No
ruego sólo por éstos. Ruego también por
los que han de creer en mí por el mensaje de ellos,
Jesús
sabe lo que habrá de pasar luego, entonces ora proféticamente por aquellos que
habrán de creer en el mensaje que los apóstoles entregaron y que hoy esta
condensado en el nuevo testamento.
Joh
17:21 para que todos
sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en
nosotros, para que el mundo crea que tú
me has enviado.
En
las matemáticas de Dios todos podemos ser uno, en la medida en que nos
apartamos del mal y nos guiamos por su luz, su palabra y su testimonio. La
unidad es como ya mencionamos el estado perfecto de amor en donde el temor ya
no tiene cabida. Las matemáticas de Dios no son 1+1+1+1 sino 1x1x1x1 de modo
que todos en el llegamos a ser uno en conciencia, en esencia y verdad.
Joh
17:22 Yo les he
dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno:
Jesús
llevo sobre si un peso de la presencia de Dios para que todos reconocieran que provenía
del Padre y que era uno con él, pero para que el hombre pueda hacer lo mismo
necesita también de ese peso de la presencia de Dios sobre su vida para que
todos reconozcan que son uno con él y el Padre, por medio de su Espíritu. La
presencia es la medida de su Espíritu en nosotros que se hace evidente en la
medida en que negamos nuestra vieja naturaleza y confiamos en él.
Joh
17:23 yo en ellos y tú en
mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me
enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.
He
aquí el orden que sigue la unidad, Jesús en nosotros, así como el Padre en
Jesús. Solo de esa forma el hombre podía llegar a vivir en el Padre, Jesús el
árbol de vida que estaba en Edén y que el hombre olvido tras ir engañados por
el árbol del conocimiento del bien y del mal. Y entonces al entrar en el orden
de Dios, todos en Cristo, ahora el mundo reconocerá que fuimos enviados por él
y que nos amaras como le amaste a tu Hijo. Sabernos amados como a Cristo debe
animarnos a seguir confiando y perseverando en la buena batalla de la fe.
Joh
17:24
"Padre, quiero que los que
me has dado estén conmigo donde yo estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me
amaste desde antes de la creación del mundo.
Juan
hace un recuento de esta hermosa oración que Cristo seguramente hace en su
presencia, y donde habla de tantas cosas maravillosas que aunque no eran comprendidas
en ese momento por completo por los apóstoles, luego serian entendidas. Jesús
pide que aquellos que le sean entregados por medio de la fe en su nombre estén
por la eternidad en el lugar en donde el habitara. De forma, que podamos
conocer su gloria, recordando que en el conocerle esta la eternidad.
Joh
17:25
"Padre justo, aunque el
mundo no te conoce, yo sí te
conozco, y éstos reconocen que tú me enviaste.
Jesús
sabe que aun los apóstoles no tienen una revelación completa de Dios, así que
dice que solo él conoce al Padre, y ellos solo reconocían que Jesucristo había
sido enviado, y con ello bastaba por ahora, seria luego que entenderían la
justicia de Dios.
Joh
17:26 Yo les he
dado a conocer quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me has amado esté en
ellos, y yo mismo esté en
ellos."
Jesús
dio a conocer al Padre como el realmente es, real, verdadero, justo, digno,
glorioso y lo ha seguido haciendo a través de su testimonio de vida, de modo
que su testimonio justo y fiel del amor de Dios en su muerte y resurrección,
este siempre presente en nosotros.