LA ESPERANZA HA NACIDO
Psa_142:5 Clamé a ti, oh Jehová;
Dije: Tú eres mi esperanza,
Y mi porción en la tierra de los vivientes.
INTRODUCCION
Mientras
el hombre fuera de Dios pone su confianza en sí mismo o en los demás, el
creyente tiene puesta su esperanza en Dios, pues espera con paciencia la resurrección
de los muertos y el cumplimiento de todas las promesas que están en la
escritura.
Pero
tenemos una esperanza que ya no tenemos por qué esperar, y es a Cristo quien se
encarnó como hombre para mostrarnos su gracia, bondad y perdón. Así que ya no
esperamos por él, más bien por estas fechas conmemoramos su nacimiento, esa encarnación
que trajo vida al mundo.
Rom_8:24 Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se
ve, no es esperanza; porque lo que alguno ve, ¿a qué esperarlo?
La
escritura menciona que ya fuimos salvos por medio del cumplimiento de la
esperanza, de modo que aquel a quien esperábamos ya vino, y sigue vivo a la
diestra del Padre.
DESARROLLO
Dios es
nuestra esperanza y Cristo el cumplimiento de nuestra espera. Ahora debemos
confiar y esperar pacientemente en él, mientras vemos el cumplimiento de los
tiempos.
Nuestra
confianza en Dios se ve reflejada en la búsqueda constante por hacer su
voluntad, por el amor al prójimo y por el amor que tenemos por Dios, el cual se
ve en la obediencia con la que asumimos cada circunstancia.
El
creyente aún tiene cosas porque esperar, pero la salvación no es algo que
debamos esperar, sino vivir en la medida en que ponemos por obra la enseñanza
de Cristo en amor.
Esta es
una época en que muchos esperan regalos, comida, compañía, placer y muchas
cosas más, pero pocos reconocen que lo que más necesitaba su corazón ya vino
para saciar el hambre y sed de justicia que pululan en este mundo.
CONCLUSION
Son épocas
para descansar, disfrutar de la familia, para comer deliciosos manjares, pero
no se nos olvide que la vida de este ser que nació por estas épocas (según algunos
historiadores, aunque no hay consenso) nos fue dada como el mayor regalo y la
mayor riqueza que como creyentes podemos disfrutar.
Comparta
en familia, disfrute, pero jamás se olvide de su prójimo, del necesitado, del
amor y de la compasión que muchos necesitan en esta época.
Felices
fiestas y que Jesús siga siendo el centro de nuestras vidas.
Recordemos
que ya no esperamos cosas materiales o lo que los demás puedan darnos, ahora
nosotros procuramos dar y llevar el cumplimiento del propósito divino a cada
ser.
Oremos,
Señor que este tiempo sea un tiempo de reconciliación, paz y amor, no porque el
mundo pueda ofrecérnoslo, sino porque nosotros tus hijos procuramos hacerlo una
realidad, amen.
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
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