PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
¿CUAL ES LA MEDIDA DE NUESTRA SANTIDAD?
2Co 10:6 y
estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea
perfecta.
INTRODUCCIÓN
Dios nos llama a ser santos como él es santo. ¿Es
esto posible? claro que sí, o sino Dios
no nos lo pediría, pero como podemos saber que en realidad vamos camino a esa
santidad que Dios quiere. No es fácil determinarlo por nuestros propios medios,
pero hay algo que si podemos medir conforme conocemos las escrituras.
Esta ha sido siempre la medida que ha marcado la
vida de aquellos hombres y mujeres que le han hecho manifiesto en la tierra,
esos que hacen venir su reino y transforman el mundo. Donde hay alguien que
tiene una alta medida de este parámetro, hay manifestación de su poder, gracia
y amor.
Pero recordemos que no podemos alcanzarla solo
porque lo queramos, sino que esta es dada conforme al llamado y nivel de fe del
creyente.
DESARROLLO
La medida de nuestra santidad es la obediencia, sin
ella nadie ha servido y quien no la posee es inútil ene l reino. La obediencia
viene conforme a la fe que recibimos, pues por medio de ella que el hombre
puede obedecer el mandato divino de morir a sí mismo, tomar la cruz y seguirle
siempre.
El versículo que da comienzo a nuestra predica nos
recuerda que nuestra obediencia debe ser perfecta. Busquemos entonces la
perfección para obedecer a los mandatos que nos son revelados y los que ya
tenemos descritos en su palabra para crecer en la gracia de Dios. Cada vez que
obedecemos en medio de la prueba más gracia es derramada sobre nosotros para
apartarnos de la maldad.
No conozco hombre ungido por Dios cuyo nivel de
obediencia no sea superior al de la media, o sea el público cristiano en
general. Todos aquellos que han sido reconocidos creyentes por el mundo, son y
han sido obedientes a los mandatos divinos. (en esto mostramos que le amamos,
en que obedecemos sus mandamientos), entre más obediencia más santidad, más fe
y más manifestación de la gloria de Dios en la vida del creyente.
¿Cuánto quieres serle útil y hacer que su reino
venga?, entonces pregúntate ¿cuánto le obedeces? La medida de tu obediencia te
indicara la medida de tu santidad. Pero no te revises conforme a tu propio
criterio, pide al Padre que su Espíritu te escudriñe hasta lo más hondo, porque
somos desobedientes por naturaleza carnal, pero obedientes por la naturaleza
divina.
CONCLUSIÓN
Si no me
crees, ¿entonces porque al hijo se le tuvo que enseñar a obedecer?, miremos: Heb
5:8 “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia”, ¿Si al hijo se le pidió obediencia crees que nosotros podemos
saltárnosla?, no. La obediencia es y será siempre la medida de nuestra
santificación para con Dios, entre más le obedecemos más santidad, más
apartados para su propósito y entre más apartados para el estemos, podremos
verle y hacerle manifiesto a todos.
¿Que estas esperando para obedecerle?
Le obedeces cuando sigues sus enseñanzas, cuando
enseñas lo que El enseñó, cuando predicas con tu ejemplo, cuando amar a tu
prójimo, cuando guardas tu matrimonio, cuando te alejas del pecado, cuando
abandonas la mentira y el engaño, cuando cultivas tu corazón con la palabra de
Dios, cuando le amas por sobre todas las cosas, cuando desechas la maldad de tu
corazón, cuando te disciplinas a ti mismo para orar, ayunar y para dar; allí le
obedeces.
Oremos, Señor queremos obedecerte, queremos seguir
tus ordenanzas, queremos desechar todo aquello que nos impide santificarte,
anhelamos verte en todo y en todos, ayúdanos a limpiar nuestros corazones y a
ser siervos útiles que pongan en práctica tus órdenes y tus enseñanzas siempre,
amen.
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