EL
ERROR DEL HOMBRE
PASAJE:
Rom 3:12 Todos
se desviaron, a una se hicieron
inútiles;
No hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera
uno.
INTRODUCCIÓN
Nadie
lo suficientemente cuerdo pensara siquiera que se ha equivocado, a toda costa
lo negara o por lo menos se hará el de la vista gorda, a quien le interesa
reconocer sus errores, a nadie. Si bien es cierto, equivocarse es de humanos
como reza el dicho, a nadie le gusta equivocarse. Todos nos hemos equivocado, pero
creo que existen algunos errores más grandes que otros, uno en particular es el
que nos atañe.
Este es
el error más grande de la humanidad, aunque parezca insignificante, es una
muestra fehaciente de la inconsciencia del hombre, en la que permanece y en la
que se hunde cada día más.
DESARROLLO
Este
versículo nos recuerda que no hay nadie que haga lo bueno lejos de Dios, aunque
lo parezca, muchos hombres podrían decir que obran bien, pero no lo hacen.
Ahora si adentrémonos en lo concerniente al más grande error en el que todo ser
humano ha caído, el pensar que es bueno.
Es
sorprendente que todo ser humano cree ser bueno, a pesar de no serlo, y lo
reconozco antes de conocer al Señor, yo también lo creía. Los malos eran los
asesinos, los violadores, los abusadores, los ladrones, los corruptos, bueno
todos ellos si eran malos, pero yo no, yo era una blanca paloma según mi propio
concepto, ¿cómo Dios podría pensar todo lo contrario?
Así es
el hombre, que más podemos decir, la humanidad caída tiene una confianza
exagerada en sí misma, que le impide ver más allá de sus propias narices,
creemos ser buenos cuando en realidad no lo somos. Somos despreciablemente
egoístas, vanidosos, problemáticos, conflictivos, codiciosos, faltos de perdón,
envidiosos, mentirosos, entre otras cosas, llenos de pura maldad. Si al ver
esto no puedes reconocer tu equivocación, tienes que meditar y pedir a Dios que
te haga consciente del pecado en tu vida.
Si en
cambio, ahora eres consciente de tus errores y pecados, entonces has recibido
la vida de Dios y su Espíritu Santo mora en ti.
CONCLUSIÓN
Solo
los hijos de Dios tienen la capacidad de reconocer que no son buenos, que no
hay nada bueno en nosotros por lo cual podamos reclamar a Dios algún tipo de
privilegio, solo podemos al ser recibidos en su seno, reconocer la gracia y el
amor del que ahora participamos. No hay nada bueno en nosotros, no somos
buenos, solo hay maldad en nuestro interior, pero eso no es fácil de reconocer,
así como no es fácil reconocer que nos equivocamos, pero ¿cómo alguien lejos de
Dios puede siquiera reconocer que hay algo malo en ellos?
Como
puede surgir conciencia, desde la inconsciencia, ¿cómo se puede razonar en
medio de la ignorancia?, ¿cómo pensar cuando la emoción nos domina?, no es
posible.
Es
tiempo de que reconozcamos la inconsciencia en la que vivimos, que pidamos a
Dios que abra nuestros ojos para que podamos ver la realidad, la mentira en la
que hemos vivido para poder reconocer aquello que nos impide acercarnos a su
presencia y mantenernos en ella.
Oremos,
Señor abre nuestros ojos y permite que podamos despertar de aletargamiento en
el que permanecimos, permítenos reconocer nuestro pecado, lo equivocados que
estábamos, y la necesidad que tenemos de encontrar la vida eterna en ti,
bendícenos con la gracia de volver a ti, a la verdad, lo pedimos en el nombre
del Señor, amén.
Interesante prédica, me gusta que son coherentes y van al punto.
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