lunes, 18 de agosto de 2014

TIEMPO DE REFLEXIÓN


La historia cuenta que había dos hermanos que se querían con toda el alma. Ambos eran agricultores. Uno se casó y el otro per­maneció soltero. Decidieron seguir repartiendo toda su cosecha a medias. Una noche el soltero soñó: ¡No es justo! Mi hermano tiene mujer e hijos y recibe la misma proporción de cosecha que yo que estoy solo. Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que él se dé cuenta. A su vez el hermano casado soñó también una noche: ¡No es justo! Yo tengo mujer e hijos y mi futuro estará con ellos asegurado. A mi hermano, que está solo, ¿quién lo ayudará? Iré por las noches a su montón de trigo y le añadiré varios sacos sin que sé de cuenta. Así lo hicieron ambos hermanos. Y ¡oh sorpresa! Ambos se encontraron en el camino, una misma noche, portando sacos uno para el otro. Se miraron, comprendieron lo que pasaba y se abrazaron con un abrazo de hermano, aún más fuerte, y para siempre.

Pro 17:17  En todo tiempo ama el amigo; 
 para ayudar en la adversidad nació el hermano.

Todo tiene un propósito en la vida, y los hermanos de sangre como los hermanos de fe también lo tienen, están allí para ayudarnos mutuamente, para bendecirnos cuando más lo necesitamos, están allí para consolarnos con sus palabras, para escucharnos cuando nadie más lo hace, están allí para animarnos a seguir adelante aún cuando parezca imposible. Los hermanos de sangre y fe son esa familia que nos bendice, ama y cuida. La historia cuenta la vida de dos hermanos que se amaban y pensaban en lo mejor para el otro, que gran ejemplo, cuando se ama de verdad se piensa así, en dar siempre lo mejor para el otro, el mejor puesto, lo mejores regalos, el mejor tiempo, la mejor escucha, la mejor sonrisa y el mejor consejo. El versículo sacado de proverbios nos recuerda el propósito de la hermandad “ayudar en la adversidad”, si tienes un verdadero hermano en la fe o de sangre, sabes que puedes confiar en él, en medio de la adversidad, si no lo tienes entonces es tiempo de amar y cultivar amistades en las que puedas confiar. La hermandad es también una amistad, debe construirse con el tiempo, la dedicación y el amor que toda relación necesita, para que fortalecida pueda dar siempre frutos agradables y de bendición.

GUÍA DE ESTUDIO

Tiene propósito tu amistad y hermandad?
Eres un hermano que ayuda?
Estas pendiente de aquellos que amas? Sean familia natural o espiritual?

Que puedes hacer hoy por tu hermano de sangre o de fe?

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