ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo A. Sastoque M.
1Co 9:1 ¿No soy libre? ¿No soy apóstol? ¿No he visto a Jesús nuestro Señor? ¿No son ustedes el fruto de mi trabajo en el
Señor?
Pero el buscar que mi hermano no caiga, eso
no me hace esclavo, pues he descubierto la libertad que hay en Cristo, y aunque
evite hacer daño o confundir a los hermanos, eso no me quita la libertad que ya
he recibido en mi espíritu, Pablo se cuestiona no soy apóstol?, no como quien
alardea de su posición, sino que quiere despertar a quienes les dirige esta
carta, mostrándoles que sin importar su encargo, y la preeminencia de su estado
en Cristo, esto no lo hace mejor o separado de la responsabilidad ante los
hermanos, cada pregunta llega a lo profundo de nuestro ser para mostrarnos que
un hombre que ha sido liberado, llamado, que ha tenido un encuentro real con
Jesús y que ha trabajado para que su palabra sea conocida en medio de nosotros,
no es mejor que ninguno, y que solo sirve al propósito eterno de Cristo y su
mensaje.
1Co 9:2 Aunque otros no me reconozcan como
apóstol, ¡para ustedes sí lo soy! Porque ustedes mismos son el sello de mi
apostolado en el Señor.
No necesitamos el
reconocimiento de nuestro ministerio ante los hombres, aunque los que lo
reconocen lo hacen por medio del Espíritu Santo, así que Pablo llama su
atención mencionándoles que aunque lo le reconozcan él lo es, pues sabe que
todo gentil alcanzado por el evangelio tiene el sello de su llamado.
1Co 9:3 Ésta es mi defensa contra los que me
critican:
Aunque Pablo sabe que defenderse no tiene
ningún sentido, presenta su defensa para quienes están dispuestos a escucharla
y a reconocer su llamado divino.
1Co 9:4 ¿Acaso no tenemos derecho a comer y a beber?
Quien de los hombres puede siquiera decir que debemos y
que no debemos comer, pues si somos libres en Cristo, no hay atadura que nos límite
para lo que podemos o no podemos comer.
1Co 9:5 ¿No tenemos derecho a viajar acompañados por
una esposa creyente, como hacen los
demás apóstoles y Cefas y los hermanos del Señor?
Esa
misma libertad debería permitirnos viajar acompañados como lo hacían otros
apóstoles, como Pedro (Cefas) y los hermanos del Señor a quienes se hace
referencia en este pasaje.
1Co 9:6 ¿O es que sólo Bernabé y yo estamos obligados
a ganarnos la vida con otros trabajos? O ustedes
creen que solo Bernabé y Pablo están obligados a ganarse la vida con otros
trabajos diferentes a la predicación del evangelio.
1Co 9:7 ¿Qué soldado presta servicio militar
pagándose sus propios gastos? ¿Qué
agricultor planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Qué pastor cuida un rebaño y no toma de la
leche que ordeña?
Si somos soldados de Cristo, han
visto ustedes a algún soldado que se pague sus propios gastos?, quien que haya
plantado un campo, no prueba, ni vive del fruto de lo que cosecha? Quien cuida
de un rebaño y no toma de este lo que necesita?, seguro que no, es entendible y
lógico lo que Pablo menciona, pero él lo explica por una razón, para defender la
causa, el ministerio y la identidad del sacerdocio ante el pueblo de Dios.
1Co 9:8 No piensen que digo esto solamente desde un
punto de vista humano. ¿No lo dice
también la ley?
Y no es el quien lo ha visto así o
lo quiere exponer de esa manera, la ley ya lo disponía así desde antes de
Pablo. Pablo hace referencia a la ley de Dios descrita en la tora pues era el
referente escrito para los creyentes, y también para llevarles a comprender de
manera profunda su significado.
1Co 9:9 Porque en la ley de Moisés está escrito: "No le pongas bozal al buey cuando
trilla." ¿Acaso se preocupa Dios
por los bueyes,
1Co 9:10 o lo dice más bien por nosotros? Por supuesto que lo dice por nosotros, porque cuando el labrador ara y el segador
trilla, deben hacerlo con la esperanza
de participar de la cosecha.
La ley fue descrita no
para la protección del animal como fin último, sino con el propósito del bienestar
y bendición del hombre quien disfruta la cosecha, pues todo ha sido dispuesto
por Dios para nuestro beneficio. El hecho de que la ley disponga algunas cosas
sobre animales o el manejo de los recursos, lo hace con la intención en
profundidad de mostrar un diseño del mundo espiritual que aunque parece al
principio una carga que requiere el cumplimiento o una obligación de parte del
hombre, esta representa al final un principio o beneficio espiritual para quien
la pone en práctica y recibe la revelación para su entendimiento. Muchas ordenanzas
que contiene la ley deben ser completadas con la revelación que Cristo trae a
la verdad, para así tener un entendimiento más profundo de la verdad que se
quiere trasmitir.
1Co 9:11 Si hemos sembrado semilla espiritual entre
ustedes, ¿será mucho pedir que
cosechemos de ustedes lo material?
Así como la ley
exponía el cumplimiento de una ordenanza, Pablo expone el hecho de que no debe
ser una carga para el creyente proveer para las necesidades, no la ostentación
de su maestro espiritual quien ha sembrado y a veces regado para que podamos recoger el fruto de bendición que
Dios ha dispuesto.
1Co 9:12 Si otros tienen derecho a este sustento de
parte de ustedes, ¿no lo tendremos aún
más nosotros? Sin embargo, no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no
crear obstáculo al evangelio de Cristo.
Pablo
mostrando no solo el desinterés que hay de su parte por recibir algún beneficio
por predicar, enseñar y exponer la escritura, sino también el desapego por la
necesidad de ayuda económica, a pesar de que sería lo ordenado por la escritura
y una obligación, Pablo no ejerce este derecho para no poner una carga u
obstáculo a los nuevos creyentes quienes no entienden la razón de bendecir a
quienes les sirven en su desarrollo espiritual.
1Co 9:13 ¿No saben que los que sirven en el templo
reciben su alimento del templo, y que
los que atienden el altar participan de lo que se ofrece en el altar?
Para hacerles entender su punto de vista más en
profundidad, apela a la escritura para permitir que sus corazones entiendan la
verdad sin poner una carga innecesaria a quienes no la comprenden, para que por
medio de la escritura lleguen a comprender la esencia de dar.
1Co 9:14 Así también el Señor ha ordenado que quienes
predican el evangelio vivan de este ministerio.
Muchos
no entienden porque el ministro que predica el evangelio debe vivir por este, y
sus criticas solo evidencian el poco entendimiento que poseen de la escritura,
pues todo diseño del templo en el antiguo testamento se cumple en la actual
iglesia de Jesús y así mismo ocurre con el mantenimiento de los sacerdotes o
ministros del evangelio, esta es una verdad que solo puede ser comprendida por
un corazón humilde que se humilla a si mismo para cumplir el propósito de Dios
en cada diseño suyo. Aqui Pablo establece sobre las iglesias que estaban bajo su enseñanza que quienes predican sean sostenidos o pueden obtener un sustento digno, sin lujos o excentricidades, par su mantenimiento y probablemente el de su familia.
1Co 9:15 Pero no me he aprovechado de ninguno de estos
derechos, ni escribo de esta manera
porque quiera reclamarlos. Prefiero morir
a que alguien me prive de este motivo de orgullo.
Mas Pablo núnca se
ha aprovechado de sus privilegios o derechos, más aun ha renunciado a ellos sin
reclamos ni divulgación alguna de su amorosa hazaña, de allí que sea preferible
para él y motivo de orgullo para su espíritu, el renunciar a todo privilegio
con el fin de servir y ser prolífico en su tarea.
1Co 9:16 Sin embargo,
cuando predico el evangelio, no
tengo de qué enorgullecerme, ya que
estoy bajo la obligación de hacerlo. ¡Ay
de mí si no predico el evangelio!
Su sentido de
obligación no proviene del ego humano, sino de la profunda transformación y
despertar de su corazón por medio de la obra del Espíritu Santo, predicar no es
motivo de orgullo, pues para quien entiende que ha sido enviado, su verdadero
orgullo proviene de hacer lo que se le ha llamado a hacer, pero primero
entendiendo quien es para quien lo envió, allí radica el verdadero orgullo
espiritual, sin sentimientos de grandeza o vanagloria, este resulta de una
entrega y muerte al ego que permite al enviado ser útil en la tarea
encomendada.
1Co 9:17 En efecto,
si lo hiciera por mi propia voluntad,
tendría recompensa; pero si lo
hago por obligación, no hago más que
cumplir la tarea que se me ha encomendado.
Hacerlo
sometiendo su voluntad tiene su recompensa pero es una recompensa superficial,
sin llamado, sin propósito, solo cuando lo encomendado parece imposible y es
una obligación para nuestro ser, es allí donde el ego muere lentamente en el
cumplimiento del deber confiado, por eso cuando se hace por mérito propio no se
alcanza ninguna recompensa verdadera podría lograrse una remuneración pero no
habría transformación, pues se hace lo que se tiene que hacer y nunca se va más
allá en pos de lograr lo encomendado.
1Co 9:18 ¿Cuál es,
entonces, mi recompensa? Pues que al predicar el evangelio pueda
presentarlo gratuitamente, sin hacer
valer mi derecho.
Pablo entiende que la recompensa
de quien predica el evangelio encomendado y dirigido por Dios, tiene una
recompensa mayor que hacer valer su derecho de recibir remuneración por lo que
hace, así que lo entrega gratuitamente sin hacer valer su derecho como su
recompensa.
1Co 9:19 Aunque soy libre respecto a todos, de todos me he hecho esclavo para ganar a
tantos como sea posible.
Aunque Pablo entiende el
concepto de libertad fuera de toda religiosidad, no le importa hacerse esclavo
para ganar a todos los que Dios disponga a alcanzar por medio suyo, este nivel
de entrega que muestra Pablo, no demuestra sacrificio, sino solo el hecho de la
comprensión que tiene de la verdad y lo profundo que esta ha llegado en el por
medio de la disciplina del Espíritu.
1Co 9:20 Entre los judíos me volví judío, a fin de ganarlos a ellos. Entre los que viven bajo la ley me volví como
los que están sometidos a ella (aunque
yo mismo no vivo bajo la ley), a fin de
ganar a éstos.
Pablo se vuelve judío o comprometido
con la ley no por el hecho de que sea una veleta que va con el viento que le
sopla, sino que busca es cumplir el propósito de Dios en su vida llegando a
ellos hablando de lo que ellos conocen, no adoptando sus malas costumbres o
rituales religiosos, pues entiende que la ley sujeta solo a los que no le
comprenden por la revelación del Espíritu.
1Co 9:21 Entre los que no tienen la ley me volví como
los que están sin ley (aunque no estoy
libre de la ley de Dios sino comprometido con la ley de Cristo), a fin de ganar a los que están sin ley.
Y va más allá llegando a los gentiles aquellos que no
conocen la tora, o ley judía, de nuevo sin comprometer sus principios y valores
en Cristo para alcanzarles.
1Co 9:22 Entre los débiles me hice débil, a fin de ganar a los débiles. Me hice todo para todos, a fin de salvar a algunos por todos los
medios posibles.
Allí es donde radica su poder, que
el por el poder de Dios, se puede hacer débil con los débiles, y hacer de todo
para todos, para que sea el medio que Dios quiera usar para llegar a ellos,
Pablo pueda servir de instrumento al
propósito de Dios.
1Co 9:23 Todo esto lo hago por causa del
evangelio, para participar de sus
frutos.
Pablo explica la esencia de donde proviene su
motivación, que es la expansión y transformación que produce el evangelio lo
cual le permite ver el fruto del poder de Dios.
1Co 9:24 ¿No saben que en una carrera todos los
corredores compiten, pero sólo uno
obtiene el premio? Corran, pues,
de tal modo que lo obtengan.
El fin del
enviado o apóstol, no es tener más, o ganar seguidores, sino ser un instrumento
para que el poder de Dios pueda ser manifiesto a la mayor cantidad de gente
posible en todo lo que haga es allí donde se obtiene el premio, así que
corramos no con afán sino con apremio por obtener lo que Dios ha dispuesto para
aquellos que se disponen a servir.
1Co 9:25 Todos los deportistas se entrenan con mucha
disciplina. Ellos lo hacen para obtener
un premio que se echa a perder;
nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre. Todo deportista adquiere un diseño mediante la disciplina
que le permite en su vida adquirir cualquier cosa que se disponga a alcanzar,
pero ellos lo hacen por un premio superficial que solo exalta su ego, mientras
que nosotros somos disciplinados para que Dios pueda usarnos en su propósito y
alcanzar lo que él ha dispuesto que alcancemos.
1Co 9:26 Así que yo no corro como quien no tiene
meta; no lucho como quien da golpes al
aire. Al igual que Pablo debemos comprender la meta
que tenemos como creyentes que es para
algunos predicar, para otros ser buenos padres, para otros ser buenos empresarios,
y para otros sea cual sea su trabajo, su meta no está en alcanzar cosas
materiales pues si lo hacen será como quien da golpes al aire y no consigue
nada, sino que sometiendo su mente y emoción a la disciplina que el Espíritu ha
dispuesto se dispone para alcanzar lo que Dios ha preparado para él.
1Co 9:27 Más bien,
golpeo mi cuerpo y lo domino, no
sea que, después de haber predicado a
otros, yo mismo quede descalificado.
Pablo no corre sin
un propósito claro, no lucha en vano, más bien ha dispuesto su mente y emoción
para que fluya el dominio propio con el que Dios ha fortalecido nuestros
espíritus, para no ser descalificado en la función o llamado que ha recibido.