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jueves, 1 de marzo de 2018

ESTUDIO BÍBLICO JUAN 20



ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

Joh 20:1  El primer día de la semana,  María Magdalena fue de mañana,  siendo aún oscuro,  al sepulcro;  y vio quitada la piedra del sepulcro.
Juan solo menciona a María Magdalena, aunque por los otros evangelios sabemos que fueron dos mujeres más, María la madre de Jacobo (según algunos se cree que fue hermano de Jesús) y Salome la madre de los hijos de Zebedeo. Siendo de mañana y el primer día de la semana o sea domingo fue al sepulcro para ungir el cuerpo con especies aromáticas, y al acercarse puede notar que la piedra que cubría el sepulcro ha sido quitada. 3 días se han cumplido y aunque ellos aun no lo entienden, la promesa de la resurrección se ha cumplido.
Joh 20:2  Entonces corrió,  y fue a Simón Pedro y al otro discípulo,  aquel al que amaba Jesús,  y les dijo:  Se han llevado del sepulcro al Señor,  y no sabemos dónde le han puesto.
María parece ser quien lleva el mensaje a Pedro y al otro discípulo cuya referencia es la del “amado” o sea Juan quien escribe este evangelio. Y comenta su mensaje, no con la fe y esperanza de su resurrección, sino con la angustia y preocupación de que se han llevado el cuerpo de Cristo del sepulcro y no saben dónde lo han llevado.
Joh 20:3  Y salieron Pedro y el otro discípulo,  y fueron al sepulcro.
Pedro y Juan angustiados por la información recibida corren al sepulcro para constatar lo que les ha sido contado.
Joh 20:4  Corrían los dos juntos;  pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro,  y llegó primero al sepulcro.
Juan se describe como aquel que corre más aprisa, como impulsado por el amor que prodigaba.
Joh 20:5  Y bajándose a mirar,  vio los lienzos puestos allí,  pero no entró.
Y aunque fue el primero en llegar, solo se asomó y vio los lienzos, mas no se sintió seguro de entrar.
Joh 20:6  Luego llegó Simón Pedro tras él,  y entró en el sepulcro,  y vio los lienzos puestos allí,
Joh 20:7  y el sudario,  que había estado sobre la cabeza de Jesús,  no puesto con los lienzos,  sino enrollado en un lugar aparte.
Pedro, aunque llega detrás de Juan, con el arrojo que le caracteriza se adentra en el sepulcro y viendo los lienzos y el sudario con el que se cubrió el cuerpo y la cabeza de Jesús, nota que fueron enrollados delicadamente en un lugar aparte.
Joh 20:8  Entonces entró también el otro discípulo,  que había venido primero al sepulcro;  y vio,  y creyó.
La incredulidad de aquel evento los tiene sorprendidos, a tal punto que Juan no aguanta y termina entrando al sepulcro para constatar lo que sus ojos no ven, entonces creyó.
Joh 20:9  Porque aún no habían entendido la Escritura,  que era necesario que él resucitase de los muertos.
Juan describe claramente los sucesos como un testigo ocular de estos eventos, en los cuales se demuestra que aún no comprendían lo que Jesús les había dicho, entonces él mismo hace referencia a que no habían comprendido la escritura en donde aparecía que Jesús tendría que resucitar de entre los muertos como lo menciona Oseas 6:2 y el salmo 16:10.
Joh 20:10  Y volvieron los discípulos a los suyos.
Luego de constatar aquello que parecía improbable, volvieron a donde estaban sus familias.
Joh 20:11  Pero María estaba fuera llorando junto al sepulcro;  y mientras lloraba,  se inclinó para mirar dentro del sepulcro;
Joh 20:12  y vio a dos ángeles con vestiduras blancas,  que estaban sentados el uno a la cabecera,  y el otro a los pies,  donde el cuerpo de Jesús había sido puesto.
María seguramente la magdalena, lloraba junto al sepulcro ante la escena contemplada, se habían llevado a su Señor y mientras llora, pudo ver a dos ángeles que vestían de blanco como si esperaran por dar a conocer algo.
Joh 20:13  Y le dijeron:  Mujer,  ¿por qué lloras?  Les dijo:  Porque se han llevado a mi Señor,  y no sé dónde le han puesto.
Ellos interactúan con María al preguntarle por la causa de su llanto, a lo que ella responde con total sinceridad, como si no se diese cuenta de con quienes hablaba.
Joh 20:14  Cuando había dicho esto,  se volvió,  y vio a Jesús que estaba allí;  mas no sabía que era Jesús.
Su desconsuelo es tal, que no se dio cuenta que quienes estaban allí eran ángeles, y ahora empeora al no darse cuenta que es Jesús mismo quien se encuentra allí con ella.
Joh 20:15  Jesús le dijo:  Mujer,  ¿por qué lloras?  ¿A quién buscas?  Ella,  pensando que era el hortelano,  le dijo:  Señor,  si tú lo has llevado,  dime dónde lo has puesto,  y yo lo llevaré.
María confunde a Jesús con el jardinero en medio de su desesperación.
Joh 20:16  Jesús le dijo:  ¡María!  Volviéndose ella,  le dijo:  ¡Raboni!  (que quiere decir,  Maestro).
Jesús hace su primera aparición ante María, la magdalena, quien le reconoce al volverse a él y le dice maestro. María acaba de tener un maravilloso encuentro con Jesús resucitado, cuanta emoción y gozo debe haber sentido en aquel momento.
Joh 20:17  Jesús le dijo:  No me toques,  porque aún no he subido a mi Padre;  mas ve a mis hermanos,  y diles:  Subo a mi Padre y a vuestro Padre,  a mi Dios y a vuestro Dios.
A ciencia cierta no hay una explicación clara del porque Jesús no se deja tocar por María y si lo permite para que Tomas crea, pienso que lo hace por una disposición especial, para que Mateo deje su incredulidad, mientras que María solo lo hacía por la familiaridad con que se relacionaba con Jesús. Aunque claramente Jesús nos dice que es porque aún no ha subido al Padre, sino que acaba de resucitar. Probablemente nos hable de una ascensión previa a la ascensión permanente que sucedió enfrente de sus discípulos.
Joh 20:18  Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor,  y que él le había dicho estas cosas.
María seguramente aun consternada por la experiencia con Jesús resucitado vuelve donde los discípulos para contarles lo sucedido y sus palabras.
Joh 20:19  Cuando llegó la noche de aquel mismo día,  el primero de la semana,  estando las puertas cerradas en el lugar donde los discípulos estaban reunidos por miedo de los judíos,  vino Jesús,  y puesto en medio,  les dijo:  Paz a vosotros.
Este pasaje es tremendamente sobrenatural, los discípulos se hallan encerrados en su lugar de reunión, llenos de temor por la persecución que Vivian, y de pronto, de la nada aparece Jesús y les habla. Su resurrección nos muestra algunas características de los cuerpos resucitados, que son capaces de aparecer y desaparecer en esta dimensión terrenal. Además del hecho de encontrarse cara a cara con Jesús resucitado, lo cual debió ser muy sorprendente para los atemorizados discípulos.
Joh 20:20  Y cuando les hubo dicho esto,  les mostró las manos y el costado.  Y los discípulos se regocijaron viendo al Señor.
Jesús se muestra tal como quedo luego de sufrir el martirio que lo condujo a su muerte, como evidencia tangible de su resurrección. Viendo esto los discípulos comprobaron la veracidad de lo que María les había contado y se alegraron, dejando el temor a un lado.
Joh 20:21  Entonces Jesús les dijo otra vez:  Paz a vosotros.  Como me envió el Padre,  así también yo os envío.
Jesús aparece a los discípulos con un claro propósito, el de enviarles a dar las buenas nuevas del evangelio, así como el mismo fue enviado por el Padre para cumplir el propósito de la salvación para la humanidad.
Joh 20:22  Y habiendo dicho esto,  sopló,  y les dijo:  Recibid el Espíritu Santo.
Aquí Jesús nos muestra algo particular. Jesús sopla para que ellos reciban el Espíritu Santo, algunos piensan que se trata de una primicia de lo que sucedería en pentecostés, pero esto nos habla de un bautismo en el Espíritu Santo en el que se recibe su presencia en nuestras vidas y en Hechos capítulo 2 nos habla de una llenura del Espíritu Santo, ambos eventos suceden para capacitar a los apóstoles para la obra encomendada. Lo cual nos hablaría del bautismo en el Espíritu y en fuego que menciona Mateo, miremos: Mat 3:11 "Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego”.
Joh 20:23  A quienes remitiereis los pecados,  les son remitidos;  y a quienes se los retuviereis,  les son retenidos.
Este es uno de los pasajes más controversiales del nuevo testamento pues de aquí se basa la iglesia tradicional para la confesión y el perdón de pecados. Aunque no se evidencia ninguna evidencia que muestre a los apóstoles haciéndose participes de este ministerio de la confesión y perdón de pecados por su parte. De todas formas, la escritura es clara en advertirnos que uno puede confesar su pecado a un hermano en la fe con la intensión real de arrepentimiento, lo cual Dios también tomara en cuenta para la remisión de sus pecados. La confesión de pecados aunque no es practicada en la iglesia es sana y buena, porque evita que nos enorgullezcamos y que más bien podamos vivir con humildad reconociéndonos débiles y necesitados de la gracia divina.
Joh 20:24  Pero Tomás,  uno de los doce,  llamado Dídimo,  no estaba con ellos cuando Jesús vino.
Joh 20:25  Le dijeron,  pues,  los otros discípulos:  Al Señor hemos visto.  El les dijo:  Si no viere en sus manos la señal de los clavos,  y metiere mi dedo en el lugar de los clavos,  y metiere mi mano en su costado,  no creeré.
Todos conmocionados por lo ocurrido con Jesús, quien al parecer a desaparecido de su presencia y probablemente haya vuelto al Padre, es anunciado a Tomas, el discípulo quien no lo puede creer, y declara que hasta no tener una evidencia tangible de su resurrección, no creerá.
Joh 20:26  Ocho días después,  estaban otra vez sus discípulos dentro,  y con ellos Tomás.  Llegó Jesús,  estando las puertas cerradas,  y se puso en medio y les dijo:  Paz a vosotros.
Joh 20:27  Luego dijo a Tomás:  Pon aquí tu dedo,  y mira mis manos;  y acerca tu mano,  y métela en mi costado;  y no seas incrédulo,  sino creyente.
Jesús aparece 8 días después mientras los discípulos están nuevamente encerrados y toma a Tomas para que ponga su dedo en las llagas de sus manos y para que introduzca su mano en su costado traspasado por la lanza, para que abandone su incredulidad. No podemos permitir que los detalles nos impidan creer.
Joh 20:28  Entonces Tomás respondió y le dijo:  ¡Señor mío,  y Dios mío!
Tomas confrontado por su incredulidad le dice a Jesús estas palabras reveladoras de la naturaleza de Cristo, “Señor y Dios mío”, la primera revela su naturaleza redentora, la otra su divinidad presente y corroborada por sus discípulos.
Joh 20:29  Jesús le dijo:  Porque me has visto,  Tomás,  creíste;  bienaventurados los que no vieron,  y creyeron.
La incredulidad debe ser confrontada, pues no puede hallar cabida en el corazón del creyente, quien no necesita ver, pues vive y camina por fe.
Joh 20:30  Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos,  las cuales no están escritas en este libro.
Juan no describe la cantidad de señales que les fueron confiadas a sus discípulos, pero que no fueron descritas porque no son necesarias para que creamos, ya creemos, aferrémonos entonces a la esperanza que conviene a la fe.
Joh 20:31  Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo,  el Hijo de Dios,  y para que creyendo,  tengáis vida en su nombre.
Juan empieza a describir claramente el propósito de este evangelio que es que todo el que lo lea comprenda y crea que Jesús es el Cristo, el mesías esperado por su pueblo, aunque no fue recibido como tal y más bien fue despreciado y dado por muerto, el Hijo de Dios se levantó de entre los muertos y ahora vive y reina a la diestra del Padre. Y para que cuando creamos seamos participes de la vida eterna que Dios prometió a quienes crean en su Hijo.

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