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domingo, 24 de diciembre de 2017

PREDICA DOMINICAL - NOS HA NACIDO


NOS HA NACIDO

Isa 9:6 Porque nos ha nacido un niño,
 se nos ha concedido un hijo;
 la soberanía reposará sobre sus hombros,
 y se le darán estos nombres:
 Consejero admirable, Dios fuerte,
 Padre eterno, Príncipe de paz.

INTRODUCCION

Mientras el mundo en esta época gasta en derroches y vanidad, se pierde en medio del engaño de esta vida, nosotros en esta fecha conmemoramos que Dios en cambio, se volvió al hombre e hizo la más maravillosa de todas sus obras, enviar a Cristo, haciéndole nacer en un cuerpo humano para bendecir a la humanidad. La navidad es un tiempo maravilloso del que tengo algunos recuerdos buenos y otros no tanto. Pero cuando no estaba con el Señor era una época que me hacía recordar todo lo que había hecho, lo vacío e inútil que me sentía por no tener lo que creía, me hacía falta. Navidad era un tiempo para gastar, disfrutar y hacer cosas que desagradaban a Dios, ahora he descubierto que su nacimiento me llevo a nacer de nuevo y a descubrir un nuevo sentido para mi vida y para esta época en particular.

La navidad ahora tiene un sentido diferente, aunque según muchos teólogos no sea la fecha exacta en que pudo haber nacido Jesús, de todas formas es un tiempo que como iglesia de Cristo podemos usar para reconciliarnos con los que estábamos disgustados, un tiempo para pedir perdón si nos hemos equivocado, un tiempo para dar, un tiempo para compartir, un tiempo para recobrar ánimo, para levantarnos y hacer lo que él nos ha pedido que hagamos.

DESARROLLO

Isaías nos recuerda el nacimiento de este ser maravilloso, concedido por Dios como la respuesta a las peticiones de su pueblo Israel y de los hombres perdidos, concedido como el más grande y mejor regalo que jamás nunca la humanidad ha podido tener.

Le fue concedida la soberanía de los pueblos y naciones. Seria llamado consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno y príncipe de paz. Le llamamos consejero admirable porque sus palabras siguen teniendo vida y espíritu que hablan a nuestros corazones para arrepentimiento, perdón y amor, haciéndonos volver a Dios. Le llamamos Dios fuerte porque aunque pudo haber renunciado a morir por nosotros, decidió hacer la voluntad del padre y con ello nos dio ejemplo de que no hay fuerza más poderosa en el mundo que la de un hombre que se decide a cumplir con la voluntad de Dios para su vida. Le llamamos Padre eterno porque él es el camino que conduce al Padre, no hay otro y porque en unidad con él, somos uno con el Padre. Y por último le llamamos príncipe de paz porque vino a cumplir con el sacrificio que el pecado del hombre necesitaba para reconciliar al hombre con Dios y hacer que su paz eterna, pudiera vivir en nuestros corazones.

Su nacimiento cambio la historia de la humanidad, y ha cambiado mi vida y la de todo aquel que a él se acerca, su poder es tan glorioso, tan poderoso que no hay palabras que puedan describirlo, solo podemos responder a su regalo, con nuestras vidas en sacrificio vivo para cumplir su voluntad.

CONCLUSION

Debemos sentirnos tan profundamente agradecidos con el Señor por lo que ha hecho con Jesús. Quien nació en las más difíciles condiciones de la época con un propósito y aunque el enemigo quiso frustrarlo y la desesperación de la prueba le hicieron pedir a Dios, al final cumplió en obediencia el mandato del Padre.

En esta época recordamos su nacimiento como el más significativo regalo que la humanidad ha recibido, un regalo que incluye perdón, vida eterna, un renacer, una vida diferente, paz, poder y gozo. Que más podríamos pedir que tu gracia para poder cumplir con tu voluntad para nuestras vidas.

Y aunque no celebro la navidad, ni arreglo mi casa con cosas que la recuerden, tengo presente en mi corazón que esta fecha me recuerda su inmenso amor y gracia, de allí que prefiera conmemorar su llegada, junto con su ministerio, muerte y resurrección, que hoy me dan el privilegio inmerecido de conocerle.


Oremos, Señor no somos dignos de este regalo maravilloso que es Cristo, quien naciendo en la más humilde de las casas, vino a dar cumplimiento a tu voluntad y a hacer de nosotros un pueblo redimido por el precio de su sangre. No quiero dejar de apreciar el regalo más hermoso que he recibido, tu perdón y amor. Gracias Señor, amen.

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