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domingo, 31 de diciembre de 2017

PREDICA DOMINICAL - JESÚS MI ANCLA


JESÚS MI ANCLA

Heb 6:19 Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta detrás de la cortina del santuario,

INTRODUCCION

Todos sufrimos, todos vivimos circunstancias difíciles, todos tenemos problemas, todos experimentamos desanimo o tristeza. Las emociones son algo común a todo ser humano que vive en esta tierra.

La corrupción por el pecado hace que el sufrimiento sea común al género humano en todos los aspectos de la vida.

Y como estamos expuestos a todo este tipo de circunstancias, necesitamos algo a que aferrarnos, algo en lo cual podamos confiar. Las escrituras nos advierten “maldito el hombre que confía en el hombre”, pero aunque algunos no lo entiendan y vivan poniendo su confianza en los demás, el creyente poco a poco aprende a desprenderse de este tipo de confianza y aprende a confiar en Dios, en quien puede aferrarse en momentos difíciles, pues mientras el hombre cambia de parecer como cambia el día, Dios nunca lo hace, siempre hay estabilidad en el.

Hace algún tiempo personalmente ponía mi felicidad, mi paz, y mi confianza en las personas, por lo cual termine muy herido, lastimado y lleno de desconfianza. Al llegar a Cristo descubrí en el algo que ningún ser humano podía darme, la posibilidad de confiar aun en medio de las más terribles circunstancias.

DESARROLLLO

Fue entonces que descubrí en Cristo a mi ancla, aquel que no me soltó cuando caí, no me soltó cuando tropecé, no me soltó cuando fui engañado, no me soltó cuando sufrí, no me soltó cuando lloré, no me soltó cuando no tenía aliento para continuar. Siempre ha estado allí, disponible como un ancla segura en la cual puedo confiar, pues nunca cambia.

Esta ancla segura para mi alma me ha dado la posibilidad de confiar en medio de las más difíciles pruebas, en las noches más oscuras, su luz siempre ha prevalecido y me ha soportado. Por eso sigo confiando, y es allí en donde tú también encontraras seguridad y confianza en medio de cualquiera que sea la circunstancia que atraviesas.

El escritor de hebreos nos dice que firme y segura es el ancla (Cristo) en la que podemos descansar nuestro corazón, nuestras emociones, nuestras debilidades, y nuestros problemas. Si el ancla es firme y segura, es muy probable que no deje ir tu barco a la deriva, ni permita que te arrastren las olas del desánimo, la tristeza, el dolor.

CONCLUSION

Tenemos un ancla donde confiar, Dios no nos dice que no vamos a pasar por la tormenta, sino que tendremos un ancla firme y segura a la cual aferrarnos mientras la tormenta pasa. Todos quisiéramos no tener que atravesar la tormenta, no perder a un ser querido, no sufrir, no ser heridos, no ser lastimados; todos quisiéramos una vida llena de cosas maravillosas, pero no siempre es así. Hay momentos en lo que necesitamos de esa ancla, yo la he necesitado muchas veces y es probable que tú también la necesites.

La necesitamos para confiar en Dios, en sus promesas, en su gracia, en su amor y en su bendición que aún permanece en medio de las más difíciles circunstancias.

Levántate porque tu ancla quiere que penetres lo más profundo de tu templo interior y llevarte al lugar santísimo en donde la presencia de Dios lo sostiene todo.


Oremos, Señor no me sueltes, porque no quiero permanecer lejos de ti, sostenme fuerte en medio de la tormenta, en medio de la prueba y permíteme asirme con todo mi ser, para no soltarme y seguir confiando, amen.

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