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lunes, 27 de noviembre de 2017

TIEMPO DE REFLEXIÓN


El amor nos lleva a hacer felices a los demás, a querer el bien de todos. Sin embargo, muchas veces no demostramos el amor que sentimos hacia las personas, sean de casa o de fuera. Es tan sen­cillo hacer feliz a una persona. Somos susceptibles para recibir la bondad, el amor. Cualquier detalle, por pequeño que sea, nos lle­na de felicidad: una llamada por teléfono dándole a alguien las gracias por el favor que nos hizo; enviar una nota en un momento determinado ya sea de alegría, o de tristeza, hace tanto bien a quien lo recibe...
El otro día me llegó una llamada telefónica que por extraña me hizo impacto. Me dijo la persona: "No me conoce usted pero le llamo para decirle que diariamente rezo por usted... quiero hacerle sentir mi cariño".
Le di las gracias cortésmente, y cuando colgué el audífono mi alma estaba invadida de felicidad. ¿Quién era aquella alma que me "ha­cía sentir" su cariño y su oración? No lo supe; sin embargo, me llenó el día de paz, de amor para dar porque "me hizo sentirme amada". En los noviazgos es muy común que se lleven serenatas; se manden flores, se den tarjetitas. ¿Por qué después de casados dejan de hacerla? ¿El amor muere entonces?
Considero que el amor es como una plantita a la que hay que ir regando diariamente para que florezca. Y la forma de irla abonan­do es hacer sentir a quien amamos que lo amamos.
Siempre me ha impresionado el día 2 de noviembre porque los panteones se abarrotan de gentes que lavan tumbas, las llenan de flores y se pasan el día allí. En vida de aquellos seres ¿cómo se llevarían con ellos? Se llenan los panteones de flores. ¿En vida también llegaría el esposo con un ramo para demostrar su amor a la esposa?
Creo sinceramente que "el amor debe ser demostrado con hechos día a día, momento a momento".
Afortunado el ser que tiene tiempo de decir: "Te quiero".

1Co 16:24  Los amo a todos ustedes en Cristo Jesús.  Amén.*

Muchos de nosotros necesitamos con frecuencia que se nos den palabras de animo y cariño que nos recuerden que somos amados, pues con la misma frecuencia tendemos a olvidarlo o a darlo por sentado. El amor es maravilloso cuando se siente, pero más cuando se recibe. No todos procuran amar siempre, sino que lo hacen solo en momentos especiales, en las fiestas, los cumpleaños, las celebraciones, no esperemos siempre estos instantes para decirle a quienes amamos unas palabras de ánimo, o de amor, pero por sobretodo demostrémoselo con acciones. Como seres creados somos susceptibles de percibir el amor, pero poco o nada hacemos por darlo, de modo que procuremos siempre mejor demostrar cuanto amamos a nuestros seres queridos y a nuestros hermanos en Cristo. La reflexión nos recuerda que somos afortunados porque aun podemos decir “te amo”, por lo tanto, debemos aprovechar cada instante para demostrarle al mundo el amor que decimos recibir de Dios. Pablo también les hacia saber a sus discípulos que les amaba en Cristo, pero el prefería como Cristo demostrárselos con sus acciones en procura de su salvación. El mundo necesita de seres que amando a Dios por encima de todo procuren predicar la verdad y vivir como testimonio de ella.

GUIA DE ESTUDIO
¿Quién necesita saber que le amas?
¿Hace cuanto que no les dices a tus hermanos en Cristo que los amas?
¿Te cuesta amar a tu prójimo?

¿Qué sientes cuando te hacen sentir amado(a)?

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