ESTUDIO BIBLICO
Por: Camilo A. Sastoque M.
Ministerio Unidad de la Fe
2Co 5:1 De hecho, sabemos que si esta tienda de
campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna
en el cielo, no construida por manos humanas.
Nuestro ser exterior es comparado como con
una tienda de campaña, la cual se levanta de manera pasajera, no es un lugar
para quedarse a vivir, es más bien un lugar de pasada, porque con el tiempo se
deshace, no puede soportar las inclemencias del clima, el fuego, y el paso de
los años, mientras que en el cielo, en el reino, aquí y ahora, tenemos una casa
eterna, un espíritu construido por el Señor para resistir las pruebas, que se
mantiene por la eternidad que puede soportarlo todo
2Co 5:2 Mientras tanto suspiramos, anhelando
ser revestidos de nuestra morada celestial,
Suspiramos como enamorados que anhelan
y desean intensamente ver a su amado, encontrarse con El, y ser trasformados en
El, revestidos del reino, de nuevas vestiduras, de un nuevo ambiente
espiritual, porque comprenden que es lo mejor que puede acontecernos.
2Co 5:3 porque cuando seamos revestidos, no
se nos hallará desnudos.
Adán y Eva descubrieron su desnudez al
reconocerse apartados de Dios por el pecado, más cuando volvemos a Él, somos
revestidos, ya no estamos desnudos en nuestros propios argumentos y mentalidad,
ahora somos revestidos de gloria, trasformados a semejanza de Cristo.
2Co 5:4 Realmente, vivimos en esta tienda de
campaña, suspirando y agobiados, pues no deseamos ser desvestidos sino
revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Reconociéndonos en este cuerpo mortal
pasajero, adormecidos, suspirando, deseando, y aun agobiados por nuestra
naturaleza carnal, anhelamos ser revestidos de lo inmortal, de la vida, de la
eternidad que se halla en El.
2Co 5:5 Es Dios quien nos ha hecho para este
fin y nos ha dado su Espíritu como garantía de sus promesas.
Como creación tenemos un propósito, una
finalidad, que es la de despertar, que lo que deseamos sea revelado a nuestras
vidas, para ser revestidos de eternidad en El, por medio de Su Espíritu Santo,
quien está con nosotros, como garantía, como promesa de que sus promesas son
verdad. Nuestro fin o propósito es ser trasformados a Su semejanza, por el
poder que obra en el Espíritu Santo, para que Sus promesas, Su palabra sean
reales en nuestras vidas, cualquier sustituto de la finalidad del hombre es tan
solo un engaño, una mentira, no es real, ni verdadero.
2Co 5:6 Por
eso mantenemos siempre la confianza, aunque sabemos que mientras vivamos en
este cuerpo estaremos alejados del Señor.
Una confianza
siempre viva se mantiene por medio de la verdad, que nos conforta al saber que aunque
esta carnalidad nos aparta del Señor, mientras este cuerpo mortal tenga esta
vida del alma, no podemos entrar en una unidad completa porque estamos
ausentes, fuera de casa, alejados de la presencia del Señor.
2Co 5:7
Vivimos por fe, no por vista.
Vivimos, nos
movemos, seguimos, nos encaminamos, nos conducimos y procedemos por fe, en
confianza, no por lo que nuestros ojos pueden mostrarnos, porque ellos solo nos
distraen de lo que es verdaderamente importante, no puedes confiar en tus ojos,
porque te hallaras perdido en tus propias percepciones, más cuando permites que
la fe y confianza surjan en cada momento, lo que hagas o decidas hacer, siempre
y cuando no se salga de los parámetros bíblicos, estarán bien.
2Co 5:8 Así
que nos mantenemos confiados, y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y
vivir junto al Señor.
Hay
confianza, una verdadera confianza, cuando comprendemos la verdad, cuando
vivimos en ella, porque aunque seria de preferencia para aquel que ama a Dios,
ausentarse de su cuerpo terrenal, para vivir junto al Padre, nos mantenemos
según lo que el dispone para nuestras vidas, convencidos de que estamos en El.
2Co 5:9 Por
eso nos empeñamos en agradarle, ya sea que vivamos en nuestro cuerpo o que lo
hayamos dejado.
De modo que
ponemos todo nuestro esfuerzo, para ser de su agrado, como nuestro amado, sin
importar si vivimos aun en nuestro cuerpo terrenal o lo hemos dejado, el
empeño, nunca cesa porque es nuestro anhelo más profundo.
2Co 5:10 Porque es necesario que todos comparezcamos
ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda,
según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.
Es necesario,
conveniente y preciso que todos seamos puestos en evidencia, nos presentemos
tal cual somos, y se haga manifiesta la verdad de nuestro obrar, para recibir
como consecuencia lo correspondiente a cada uno, según su obrar mientras estuvo
en el cuerpo.
2Co 5:11 Por
tanto, como sabemos lo que es temer al Señor, tratamos de persuadir a todos,
aunque para Dios es evidente lo que somos, y espero que también lo sea para la
conciencia de ustedes.
Como sabemos
por experiencia propia lo que es temer al Señor, entendemos que no obramos
porque esperemos castigo o condenación, sino porque le amamos, intentamos con
todas nuestras fuerzas de persuadir, convencer a todos con argumentos
verdaderos basados en la escritura aunque Dios conoce quienes somos y lo
que hacemos, esperamos que vuestras conciencias también puedan reconocer y
entender la verdad que tratamos de proclamar.
2Co 5:12 No
buscamos el recomendarnos otra vez a ustedes, sino que les damos una
oportunidad de sentirse orgullosos de nosotros, para que tengan con qué
responder a los que se dejan llevar por las apariencias y no por lo que hay
dentro del corazón.
Muchos acuden
a la congregación por apariencias, con falsedad, por eso pueden ser engañados y
evitar ser confrontados con la verdad, se dejan llevar por apariencias de
piedad y prosperidad, mas no comprenden que Dios ve lo que hay en nuestros
corazones, en donde no hay engaño, de modo que tratamos de buscar la
oportunidad de hacerles comprender la verdad para que con un orgullo sano y
establecidos en la realidad espiritual, podamos seguir adelante y confrontar a
aquellos que se han desviado en sus vanos razonamientos.
2Co 5:13 Si
estamos locos, es por Dios; y si estamos cuerdos, es por ustedes.
Si hemos
perdido la cordura es porque entendimos la sabiduría que proviene de Dios, si
no nos comportamos según los parámetros del mundo y se nos considera locos, es
por amor a Dios, porque le hemos conocido y entendemos la verdad, más si nos
comportamos y actuamos de manera cuerda lo hacemos por vosotros, para que por
medio de las palabras, y acciones puedan reconocer la verdad, sin cordura
no podrían comprender lo que tratamos de decir, pero en la locura vivimos
apartados de la mente para vivir en el espíritu. El mundo busca la sabiduría,
mas no la encuentra porque se halla escondida en El, solo quien pierde su
mente, puede encontrarla.
2Co 5:14 El
amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por
todos, y por consiguiente todos murieron.
El amor de
Dios nos constriñe, nos estrecha hace que sea imposible vivir en la naturaleza
carnal, debido a que sabemos y estamos completamente convencidos de la verdad,
de que la muerte de nuestro Señor, estableció la muerte de la naturaleza carnal
en todos aquellos que permanecen en unidad con El.
Y Jesús
llevando la muerte que era sobre nosotros, nos dio la libertad de poder dejar
de vivir para nosotros mismos, haciendo morir nuestro ego, y todo su obrar en
nuestro ser, para que encontrando una vida verdadera, podamos vivir ahora en
libertad para aquel que murió por nosotros y ha resucitado.
2Co 5:16 Así
que de ahora en adelante no consideramos a nadie según criterios meramente
humanos.* Aunque antes conocimos a Cristo de esta manera, ya no lo conocemos
así.
Con una mente
renovada por la fe y la escritura, ya no consideramos, reconocemos y
vemos a los demás según nuestros propios preceptos, sino bajo la verdad; pudimos
haber conocido a Cristo a nuestra manera, pero ahora lo vemos tal cual es, sin
velamientos, sin engaños.
2Co 5:17 Por lo tanto, si alguno está en
Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!
Una nueva criatura o creación, ya no es igual
a como era, ahora ha sido perfeccionada, ahora puede reconocer lo verdadero, lo
auténtico, de lo falso, en unidad con Cristo, el hombre se percibe de manera
diferente, piensa de manera diferente y actúa diferente, porque ha dejado atrás
lo pasado, mas ahora conoce lo eterno, todo su ser ha sido renovado por medio
del Espíritu y la palabra, para hacer de nosotros alguien diferente.
2Co 5:18 Todo esto proviene de Dios, quien
por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la
reconciliación:
Ahora en Cristo hemos sido reconciliados con
el Padre, por medio de Su provisión, la vida, muerte y resurrección de
Jesucristo y nos transforma en agentes que llevan consigo este servicio de
reconciliación, restauración y cambio para la humanidad.
2Co 5:19 esto
es, que en Cristo, Dios estaba reconciliando al mundo consigo mismo, no
tomándole en cuenta sus pecados y encargándonos a nosotros el mensaje de la
reconciliación.
Por medio de
Cristo la humanidad ha sido cambiada, restaurada a su estado original, en
unidad con Dios, sin tomar en cuenta su pecado, y permitiéndonos convertirnos
en mensajeros, enviados para devolver a los caídos a su estado original, esa
naturaleza divina que perdimos en edén.
2Co 5:20 Así
que somos embajadores de Cristo, como si Dios los exhortara a ustedes por medio
de nosotros: "En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con
Dios."
Como
embajadores, representantes de Cristo, usándonos como instrumento para
exhortarles a la verdad, rogamos a Dios y a vuestras conciencias, que se
reconcilien con Dios, que sean restaurados en Dios, que despierten la
naturaleza divina que Dios ha puesto en nosotros, por medio de la fe en Cristo.
2Co 5:21 Al
que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador,* para
que en él recibiéramos* la justicia de Dios.
Por medio de
Jesús hemos sido justificados, hemos sido hecho justos delante de Dios, ya no
cargamos con la culpa, ahora estamos libres, porque uno fue tratado como
nosotros y recibió el castigo que merecíamos, Su amor rompió la maldición para
que podamos acercarnos y ser trasformados a Su semejanza. No olvidamos lo que
como pecadores merecíamos, más bien lo reconocemos para no vanagloriarnos, sino
para que la muerte de lo carnal, permita el fluir de una vida espiritual en El.