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viernes, 14 de septiembre de 2018

MATRIMONIOS - DIOS ABORRECE EL DIVORCIO



DIOS ABORRECE EL DIVORCIO

Mal 2:16 "Yo aborrezco el divorcio dice el Señor, Dios de Israel, y al que cubre[4] de violencia sus vestiduras", dice el Señor Todopoderoso.
 Así que cuídense en su espíritu, y no sean traicioneros.

INTRODUCCION

Recordemos que la escritura procura moldear nuestra vida para que pensemos y veamos la vida desde la perspectiva divina, y entender como ve Dios el divorcio debe darnos una perspectiva clara de lo que Dios quiere para el matrimonio.

En un mundo en el que el divorcio es cada vez mas frecuente y peor entre creyentes, el cristiano que se afirma en la verdad debe comprender e interiorizar lo que es el divorcio para Dios.

Si vemos el divorcio tal como Dios lo ve, entonces tendremos cuidado de no buscarlo, ni generarlo. Sino que procuraremos evitarlo, y amarnos a tal punto que el divorcio ni siquiera sea una opción. Tal parece que a algunos no les importa lo que Dios piensa, pues ellos serán sujetos al castigo de Dios, pero si tu quieres conformar tu vida a la voluntad de Dios, el divorcio jamás será tu opción.

DESARROLLO

El divorcio llega al creyente como una opción en un mundo caído, cuando el adulterio llega y cuando el cónyuge hace la vida imposible al otro. Fuimos llamados a vivir en paz, entonces porque hacerle la vida imposible a la pareja, no saben cuántas parejas se quejan de lo insoportables de sus cónyuges, que pasa entonces con nosotros que no nos revisamos para atender este problema y darle solución.

Todo tiene solución en esta vida y lo que no tiene solución, entonces no tiene porque estresarnos, si se cae en adulterio la solución es el perdón y la reconciliación, ante una pareja maltratadora la solución si es creyente es que deje de hacerlo por amor, si su problema es el mal genio la solución esta en someterse a Dios y humillarse reconociendo la necesidad de ayuda y perdón, y así con cada cosa. Parece algo facilista, pero estas cosas no deberían darse entre los creyentes, pero el grado de inmadurez en el que vive la iglesia es sorprendente, que poco procuramos morir a nosotros mismos y cuantas veces solo buscamos la autosatisfacción y el placer. Las soluciones son fáciles mientras haya amor, fe y esperanza, pero si estas no están presentes, entonces la solución es el divorcio entendiendo que su implicación es el no volverse a casar.

Pero si en cambio vemos el divorcio como lo que es, algo aborrecible para Dios, entonces abandonaremos toda idea ilusa de autocomplacencia y buscaremos amar a nuestro cónyuge tal como es, tal como Dios le ama, eso sí, en la medida en que nuestro cónyuge también se somete a Dios y procura mejorar y cambiar aquello que genera conflicto.

Dios aborrece tanto el divorcio como el pecado, porque el uno se sustenta en el otro. Sometámonos pues a Dios en obediencia y dejemos de lado todo aquello que hace sufrir a nuestro cónyuge como malas palabras, malos tratos, criticas destructivas, pecado, gritos, falta de perdón, impaciencia, y desobediencia a Dios.

CONCLUSION

No más divorcios, si tan solo pudiéramos ver el divorcio como lo que es, un rompimiento traumático del corazón. Por eso nos advierte “cuiden su espíritu y no sean traicioneros”, nos convertimos en viles siervos del pecado y en traidores de nuestras palabras, pactos y compromisos cuando fallamos a nuestro cónyuge.

El divorcio no debería ser la salida del creyente, pero entiendo que muchas veces termina siendo necesario ante los abusos, maltratos e infidelidades de falsos creyentes, o incrédulos que solo buscaban placer y sometimiento, sin amor. De allí, que sea necesario antes de casarnos preguntar a Dios sobre su voluntad para nuestras vidas y si nos casamos sufriremos con paciencia las debilidades, imperfecciones y necesidades de nuestro cónyuge con amor.

Oremos, Señor oramos porque el divorcio no sea la salida para los hogares con problemas, para que los creyentes se afirmen en tu voluntad de cuidar el matrimonio y que cada cónyuge se deleite en su pareja y encuentre satisfacción plena en ti, bendícenos con paz, gozo y paciencia para sobrellevar y sufrir a nuestro cónyuge con amor, amen.

Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe


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