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jueves, 13 de abril de 2017

PREDICA SEMANA SANTA 2017 (LAS PALABRAS DE JESÚS EN LA CRUZ No4)


"Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado" (Mateo, 27: 46 y Marcos, 15: 34).

INTRODUCCIÓN

Siempre me ha impactado esta palabra, Jesús ¿abandonado?, no puede ser, aquel que vivió en vida en unidad completa con el Padre y el Espíritu Santo, ahora ¿desamparado?, no tenía cabida en mí, hasta que descubrí el porqué.

Jesús en toda su humanidad lo ha experimentado todo, el rechazo, el dolor, perdidas de seres queridos, abusos, persecución, criticas, burlas, abandono, tristeza, alegría, dolor, menos el desamparo de Dios, su Padre.

Pero en este pequeño pasaje, nos muestra que es abandonado por su Padre al cargar con el pecado del mundo y soportar la ira de Dios que se derramaba para que el perdón pudiera tener lugar.

DESARROLLO

Jesús está sufriendo en la cruz, no hay muerte más dolorosa y sofocante, pero él no está sufriendo tan solo por esto, sino que ahora experimenta el mayor dolor que jamás ha soportado, el abandono de su Padre en la hora de mayor angustia y sufrimiento.

Jesús está tomando la copa que horas antes había pedido que fuese pasada si era posible, pero había decidido seguir la voluntad del Padre. Esta copa contiene la ira de Dios (Isa 63:6) y ha de ser derramada sobre Cristo para que la salvación y el perdón de pecado pueda tener efecto.

El cargar con nuestros pecados hace que un Dios santo, tenga que apartarse de su Hijo y le abandone en la hora de mayor angustia, para que lo que era justo se cumpliera en Cristo.

CONCLUSIÓN

Después de conocer lo que Cristo conoció, nos acercamos un poco a lo que pudo sentir, aunque jamás se comparara. Lo que si podemos notar es que el conoce el sufrimiento que experimenta el hombre al estar apartado de Dios por el pecado, por eso nos entiende y quiere que volvamos a él.

Saber lo que tuvo que soportar por nosotros es la obra más grandiosa de amor que Dios ha podido tener con la humanidad, la cual cada día me convence de sentirme amado y consolado en medio de mi sufrimiento.

Además, nos recuerda que lejos de Dios solo hay sufrimiento, pero en Cristo el sufrimiento, aunque no desaparece puede ser comprendido y trascendido para vivir eternamente gozoso y en paz.


Oremos, Señor reconociendo lo que sufriste por nosotros para darnos salvación te pedimos que tu sacrificio no sea en vano y que podamos ir a la vida eterna caminando en justicia y verdad, amen.

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