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lunes, 1 de febrero de 2016

TIEMPO DE REFLEXIÓN

El maestro quería hacer notar la infravaloración que se le está dando al ser humano. Leía un artículo aparecido ese día en la prensa, donde mostraban la tortura a la que fueron sometidos unos campesinos, antes de ser asesinados vilmente. Terminó la lectura hecha con la mejor acentuación que pudo. Nada había impresionado a su asamblea... ¡Tan acostumbrados están a la tragedia y los asesinatos masivos o genocidios!
Sin inmutarse, el profesor sacó un cigarrillo, tomo un billete de dos mil devaluados pesos, con un fósforo encendió el billete y con éste, encendió lentamente el cigarrillo... Los ojos admirados de sus alumnos no podían dar crédito a lo que veían! Con lentitud, fumó, lanzó una bocanada de humo al aire y miró alrededor en silencio.
Los muchachos empezaron a dar rienda suelta a sus impresiones... Hasta insultaron al profesor por "humillarlos" y pretender mostrarse soberbio ante ellos... sus inquisidores... Sabiamente el maestro los dejó hablar todo lo que quisieron contra él.
Cuando, por fin amainó la tormenta desatada, tomó la palabra el profesor y les dijo: "Es posible que ustedes hayan puesto más interés y de esa forma tan extraordinaria, por un miserable billete de dos mil pesos, que por la muerte de las personas que acabamos de leer y de ver cómo los torturaron y los mataron, pero que de ellos ninguno de ustedes se impresionó, ni se dio cuenta. Les interesa más unos devaluados pesos que la vida de una persona hija de Dios, de alguien hermano nuestro, de un heredero del Reino…?".
Ante estas palabras, los muchachos se miraron entre sí y sólo se escuchó el silencio en el salón.

Mat 6:19  No os hagáis tesoros en la tierra,  donde la polilla y el orín corrompen,  y donde ladrones minan y hurtan;
Mat 6:20  sino haceos tesoros en el cielo,  donde ni la polilla ni el orín corrompen,  y donde ladrones no minan ni hurtan.
Mat 6:21  Porque donde esté vuestro tesoro,  allí estará también vuestro corazón.

El hombre ha puesto su tesoro en las cosas de este mundo, desgasta su vida en vanidad, ego y poder sin poder reconocer que son pasajeros. Pero seguimos siendo engañados, distraídos de la verdad que Dios ha dispuesto a nuestro alrededor. Todo en este mundo apunta a hacernos notar lo fútil de la vida sin propósito. En cambio, el hombre ha sido dotado por Dios de un propósito que puede trascender lo terrenal, que permanece para siempre, su salvación y de la de sus hermanos. La historia nos recuerda lo envanecidos que vivimos por las apariencias y las mentiras, con las que a diario se manipula el corazón del hombre, pero a pesar de eso el maestro pudo hacerles notar de una forma impactante su poca conciencia para con ellos y la vida. Quien no tiene presente a la muerte en su vida, poco o nada podrá reconocer su necesidad de Dios y la necesidad de hacer tesoros en donde ni el ladrón, ni la polilla los corrompen.

GUIA DE ESTUDIO
¿Es el dinero un tesoro para tu corazón?
¿Qué ocupa el primer lugar de tu vida?
¿Reconoces el engaño de las riquezas?

¿Estás haciendo tesoros en el cielo? 

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