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domingo, 24 de enero de 2016

PREDICA DOMINICAL - VALE MAS EL FIN DE ALGO QUE SU PRINCIPIO


PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo A. Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

VALE MÁS EL FIN DE ALGO QUE SU PRINCIPIO

PASAJE
Eclesiastés 7:8  Vale más el fin de algo que su principio.

INTRODUCCIÓN

Se terminó un año y escucho a muchos quejarse de lo que no pudieron hacer o de lo que les falto, otros ya están haciendo planes para este año creando metas, planes y un sinfín de cosas para este año que comienza.
Muchas veces nos preocupamos más por el comienzo de algo, que por su final, y la escritura nos alienta a estar atentos so como terminamos lo que emprendemos.
Todo tiene un comienzo y un final, pero lo que determina la realidad de algo es su final. Por ejemplo no nos referimos a quienes comenzaron una carrera, sino a quien la ganó. En Dios no nos referimos a los que dicen creer, sino a los que finalizaran sus vidas siendo salvos.
El fin de algo define lo que se es en realidad y no deja lugar a las apariencias. A lo mejor algo puede comenzar pareciéndose mucho a lo que se quiere, pero con el tiempo y el descubrimiento de la verdad es que ese algo en realidad se vuelve lo que es.
Muchos quieren comenzar algo, por ejemplo, se proponen orar más, ayunar más, dar más, viajar más, hacer ejercicio, comprar una casa, pero al final se dan cuenta que no pudieron hacerlo, y al final del año o de la vida, nos damos cuenta que no logramos lo que anhelamos, ¿por qué?, porque lo que importa no es comenzar, sino insistir, persistir y nunca desistir en nuestra meta, aunque parezca difícil, se vuelva complicado o nos dé pereza, tedio o estemos muy cansados para seguir. Y esto se aplica para todo en la vida, tanto como para bajar de peso, como para leer la biblia, para el ejercicio, para un negocio, con los hijos, con todo.

DESARROLLO

¿Porque crees que vale más el fin de algo que su principio?, es algo para meditar, cuando comenzamos algo nos llenamos de emoción, de expectativas, de planes, de estrategias, de sistemas y métodos para alcanzar aquello que queremos lograr. El problema radica en que cuando no nos disciplinamos para lograr lo que queremos entonces parece que la emoción, la ilusión, y la alegría que teníamos por conseguirlo se nos esfuma y terminamos haciendo al final cualquier disparate, porque en realidad no sabemos que es lo que queremos, ni lo que somos, entonces hacemos de todo, pero sin ir a ningún lugar. Sin disciplina, ni enfoque es imposible llegar a un lugar. Es más importante el fin porque este nos dice si realmente se logró el objetivo o la meta que se planteó basados en el esfuerzo, dedicación, disciplina y enfoque que duraron años en desarrollarse tuvo su realización o culminación.

No sabemos lo que queremos, o lo que realmente importa y esto ocurre en todo, cuando buscamos tener una relación, pensamos que lo importante es la emoción, pero luego nos damos cuenta que ese amor emocional se acaba y debe ser fortalecido en un amor más profundo que crece con la dedicación y empeño. También cuando buscamos un trabajo, o cuando vamos a la vida espiritual, todo al comienzo parece emocionante, pero con el paso del tiempo cuando se empieza el objetivo parece emocionante, pero luego entonces resulta la monotonía, el aburrimiento, la frustración, el sufrimiento y la escasez al darnos cuenta de que aquello por lo que hemos trabajado no genera un placer y gozo duraderos.

Así es porque nuestro enfoque esta en lo terrenal, lo trivial, lo pasajero. Mientras debería ser un enfoque espiritual que es continuo, no fluctúa, no tiene nada que ver con la emoción, su comienzo y su final son iguales, llenos de paz, gozo y amor, pero su final es la culminación de lo terrenal en lo eterno.

El comienzo de algo siempre parece que podría ser lo mejor que nos puede pasar, pero el comienzo es solo el principio de algo que necesita mantenerse, alimentarse, soportarse para que pueda perdurar en el tiempo y su final sea mejor que su comienzo.
Si empiezas algo no te hagas expectativas, ellas solo frustraran tu alma, cuando no las tienes eres libre para vivir cada día una experiencia diferente, un final diferente, un aprendizaje diferente, una vida diferente. Claro que hay que planificar, pero no siempre lo que uno planifica se da. Cuando te enamoras y desde el comienzo ya tienes una expectativa, te frustrara el hecho de encontrar que tu pareja nunca podrá llenar esas expectativas, si empiezas un trabajo puede ocurrir lo mismo, empiezas con todo el ánimo, pero al encontrar dificultades, problemas o conflictos entonces sufrirás, de igual manera cuando llegas a los caminos del Señor también empiezas a hacerte expectativas de cómo debería ser, de donde deberías llegar o estar, que cosas deberías tener, entonces cuando no se dan o se demoran, el sufrimiento aparece y con ellas el fin de un camino, el fin de una relación, el fin de un trabajo que podrían tener un mejor final solo si dejamos de enfocarnos en lo físico, lo temporal y pasamos a lo eterno o espiritual.

CONCLUSIÓN

Qué tal si empezamos a ver todo desde lo eterno, en lo eterno no hay final, tan solo un despertar continuo a la verdad que aunque podamos experimentar el final de muchas cosas en lo físico, lo que comenzó en nuestras vidas solo se perfeccionara.
Les hago unas preguntas:
Para con Dios ¿qué es más importante su principio o su fin?
En el matrimonio ¿qué es más importante su principio o su fin?
En la vida espiritual
Con los hijos
En su profesión
En los negocios ¿Qué es más importante su principio o su fin?

Miremos algunos ejemplos de las escrituras
Heb 12:11 Ciertamente, ninguna disciplina, en el momento de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo, después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido entrenados por ella.
Pro 19:21 El corazón humano genera muchos proyectos, 
 pero al final prevalecen los designios del Señor.
Pro 20:21 La herencia de fácil comienzo
 no tendrá un final feliz.
Santiago 1:3 pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia.
El éxito de toda empresa consiste en la constancia.

Que el final de lo que vives siempre sea mejor que el comienzo, porque es al final donde nos damos cuenta de que obramos en lo espiritual y no en lo natural, donde la paz, el gozo y el amor perduran para siempre, donde podemos ver los frutos de una vida espiritual rica o mediocre, donde podemos ver el fruto del trabajo, la dedicación y la pasión de aquello que hacemos.


Señor, permítenos descubrir la verdad que se encuentra al final de cada experiencia, de cada situación que vivimos, que podamos estar atentos para evitar que la emoción, la alegría o la tristeza y las expectativas nos impidan verte obrando en nuestros corazones para el perfeccionamiento de nuestro ser. Les bendecimos en este año que comienza y les deseamos muchos éxitos, que su vida espiritual este llena de frutos espirituales para bendecir al mundo. Amen.

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