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miércoles, 18 de junio de 2014

ESTUDIO BÍBLICO GÁLATAS 3

Estudio Bíblico
Por: Camilo Sastoque M.
Ministerio Unidad de la Fe

Gal 3:1  ¡Gálatas torpes!  ¿Quién los ha hechizado a ustedes,  ante quienes Jesucristo crucificado ha sido presentado tan claramente?
Pablo continua exhortando a los gálatas para que no se aparten de la fe, por seguir la enseñanzas legalistas judaizantes que impregnaban la iglesia, tal cual hoy en día, su exhortación es dura en gran medida porque como era posible que siendo inteligentes como él lo había reconocido, pudieran dejarse engañar y ser hechizados, engañados, para hacer caso a la insensatez, como creyentes podemos ser muy inteligentes, pero la inteligencia que no se ha rendido a Dios siempre conducirá al orgullo, y este a la caída de la fe. Pablo sin lugar a dudas había presentado el mensaje correcto de la manera correcta, tan claro para la fe que no cabía sombra de duda, pero los gálatas fascinados por las enseñanzas judías, habían caído en la necedad al seguir las obras y dejar de confiar en la fe. Muchos creyentes caen en los mismos engaños en los que cayeron los gálatas, pues continúan en congregaciones legalistas, que confían en las obras, que dejan la fe y la gracia para confiar en el conocimiento ciego que les es presentado sin cuestionamiento, lo cual siempre termina mal, por eso debemos sujetar toda enseñanza a la escritura para que sea real y verdadera, poderosa para trasformar y liberar de todo engaño a nuestra mente.
Gal 3:2  Sólo quiero que me respondan a esto:  ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demanda la ley,  o por la fe con que aceptaron el mensaje?
La forma en que confronta sus argumentos es maravillosa pues no se ampara en la doctrina, sino en su experiencia, no habían recibido el Espíritu Santo por fe?, para que se volvieran a las obras?, no habían experimentado el Espíritu solo al creer?, entonces porque volverían al engaño?, pues en algunas ocasiones el interponer nuestra mente y argumentos a la verdad puede hacernos caer de la gracia para volver a la ley. Su respuesta aclararía todo argumento y dejaría sin fundamento toda mentira o engaño.
Gal 3:3  ¿Tan torpes son?  Después de haber comenzado con el Espíritu,  ¿pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?*
Si son tan inteligentes como parecen, porque entonces habiendo comenzado con la verdad terminaran en la mentira o el engaño que han permitido surgir en su alma?, nuestro crecimiento espiritual no depende del esfuerzo humano, claro que debemos esforzarnos, pero no con la intención de lograr algún beneficio, sino con el ánimo de mantenernos en unidad con el Padre y el hijo, en comunión, mientras que el esfuerzo de los gálatas se había apartado de esta premisa y se había enfocado en el esfuerzo propio como fuente de perfección y santidad, tal cual los religiosos de la época, cuando nuestra perfección y santidad provienen de Dios y es por Su gracia que podemos mantenernos allí.
Gal 3:4  ¿Tanto sufrir,  para nada?*  ¡Si es que de veras fue para nada!
Como siervo de Dios habiendo pasado tantas vicisitudes por compartirles el mensaje, ahora pareciera que su esfuerzo espiritual había sido en vano, pero no es así, su esfuerzo y exhortación darán fruto. La iglesia debe preocuparse por que los nuevos creyentes aprendan a vivir en el espíritu, que su fe sea sostenida por una constante y frecuente comunión con Dios, y no solo por sus disciplinas espirituales, que no son malas, pero la mente puede pretender que sean ellas con las que se busque el perfeccionamiento espiritual, lo cual es un error.
Gal 3:5  Al darles Dios su Espíritu y hacer milagros entre ustedes,  ¿lo hace por las obras que demanda la ley o por la fe con que han aceptado el mensaje?
De nuevo se apega a su experiencia y les confronta con lo que han recibido de parte de Dios. El que Dios haya puesto su Espíritu sobre nosotros no dependió del esfuerzo humano, ni los milagros tampoco, nadie jamás los alcanzo por hacer algo, siempre llegaron por medio de la fe, y para creer no se necesita hacer cosas, se necesita descubrir quién eres en Dios.
Gal 3:6  Así fue con Abraham:  "Creyó a Dios,  y ello se le tomó en cuenta como justicia."*
El antiguo testamento también da fe de ello, pues Abraham no fue justificado por sus obras, sino por creer a Dios. Su fe fue la que le justifico, y para que esa fe naciera, Abraham tuvo un encuentro con Dios, escucho su voz y puso por obra lo que el demando.
Gal 3:7  Por lo tanto,  sepan que los descendientes de Abraham son aquellos que viven por la fe.
A Abraham le fue prometida una descendencia que sería como las estrellas del cielo (Gen 15:5). Pero solo tuvo 2 hijos naturales, Isaac e Ismael, que hoy son millares, pero los hijos de la fe son muchos más. Lo cual nos muestra que las promesas de Dios se cumplen en la eternidad, no en el tiempo que nos limita. También nos fue provista una justificación igual que la de Abraham, por medio de la fe.
Gal 3:8  En efecto,  la Escritura,  habiendo previsto que Dios justificaría por la fe a las naciones,  anunció de antemano el evangelio a Abraham:  "Por medio de ti serán bendecidas todas las naciones."*
Abraham también conoció el evangelio, el mensaje de salvación para la humanidad, pues fue a través de su descendencia que vino el mesías, y con el cual fueron bendecidas todas las naciones. Y este mensaje estaba impregnado de la misma esencia, la misma verdad, la misma justificación por fe.
Gal 3:9  Así que los que viven por la fe son bendecidos junto con Abraham,  el hombre de fe.
Abraham es conocido como el hombre de fe, por el cual el mensaje de salvación y el salvador llegaron a bendecir nuestras vidas. Somos bendecidos al haber podido recibir por gracia esta bendición que nos permite creer y ser justificados por la fe.
Gal 3:10  Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición,  porque está escrito:  "Maldito el que no practica fielmente todo lo que está escrito en el libro de la ley."*
Vivir por fe implica que la obra redentora y justificadora de Cristo opera en nosotros para salvación, lo cual nos libra de la maldición de la ley, con la cual era necesario poner por obra todo, no algunas cosas, sino todo lo que la ley demanda. Libres de su yugo, un yugo difícil para el alma, pero liviano para el espíritu vivificado en Cristo la libertad de su opresión nos permite operar con verdad y libertad.
Gal 3:11  Ahora bien,  es evidente que por la ley nadie es justificado delante de Dios,  porque  "el justo por la fe vivirá".*
Nadie puede alcanzar la naturaleza divina por medio de la ley, porque en ella no hay justificación, pero cuando entendemos por la fe y la revelación de Dios la obra que ha tomado forma en nosotros, entonces comprendemos que justificados en Cristo es que podemos vivir por fe, ya no cargamos el pesado yugo de cumplir con la ley, ahora la ley se vuelve vida en Cristo y opera en nuestras vidas con mayor fuerza en la medida en que tenemos más comunión con Dios.
Gal 3:12  La ley no se basa en la fe;  por el contrario,  "el que practica estas cosas vivirá por ellas".*
La práctica de la ley se convierte en un yugo difícil de romper, porque el alma se apega a ellas como medio de vida, argumentara con todo lo que tiene para hacer evidente su necesidad de la ley, pero sin descubrir su esencia. La cual solo puede ser descubierta en Cristo, quien nos justifica por su obra redentora en la cruz y nos libera del yugo con el que vivimos tratando de poder lograr algo difícil para el alma, pero que en Cristo se hace fácil, porque la fe nos permite poner por obra la ley, pero sin que esta sea la que nos de vida, sino que es el Espíritu Santo el que nos vivifica.
Gal 3:13  Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros,  pues está escrito:  "Maldito todo el que es colgado de un madero."*
La maldición solo puede ser rota cuando esta se cumple, de manera que alguien debía llevarla, alguien debía cargar con el peso de esta maldición que recaía sobre toda la humanidad, así que Cristo la tomo en la cruz y se hizo maldición por nosotros, rescatándonos y redimiéndonos del precio que teníamos que pagar, dando cumplimiento a la ley, la cual quedo sin poder sobre aquellos que confían en su obra redentora.
Gal 3:14  Así sucedió,  para que,  por medio de Cristo Jesús,  la bendición prometida a Abraham llegara a las naciones,  y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la promesa.
Jesús es el cumplimiento de la bendición que Dios dispuso a través de Abraham, pues al poner nuestra fe en Cristo, es que podemos ser partícipes de la promesa de bendición y con ella disfrutar del quebrantamiento de toda maldición sobre nuestras vidas y familias. Pero para que esto opere en el creyente, este debe entender este conocimiento no con su mente, sino con el corazón, en donde la revelación obra.
Gal 3:15  Hermanos,  voy a ponerles un ejemplo: aun en el caso de un pacto* humano,  nadie puede anularlo ni añadirle nada una vez que ha sido ratificado.
El pacto entre los hombres que no tienen la misma importancia y connotación no podía ser anulado por ninguna de las partes como acostumbraba hacerse, ni se le añadía alguna clausula posterior. Cuanto más el pacto divino que es terno, no caduca con el tiempo, ni se cambia porque Dios no cambia su forma de pensar, ni le añade absolutamente nada, luego de que el pacto ha sido ratificado o entendido por la otra parte.
Gal 3:16  Ahora bien,  las promesas se le hicieron a Abraham y a su descendencia.  La Escritura no dice: “y a los descendientes",  como refiriéndose a muchos,  sino: “y a tu descendencia",* dando a entender uno solo,  que es Cristo.
Jesús es la personificación del cumplimiento de esta promesa. El cumplimiento de esta promesa no ocurrió con el hijo de Abraham, Isaac su descendencia natural, sino que aconteció con Jesús, como descendencia sobrenatural. Como con la iglesia, los que creen, están en unidad con el Hijo, entonces la promesa también se cumple para nuestras vidas.
Gal 3:17  Lo que quiero decir es esto: La ley,  que vino cuatrocientos treinta años después,  no anula el pacto que Dios había ratificado previamente;  de haber sido así,  quedaría sin efecto la promesa.
La ley que vino después de la promesa no anulo el pacto que da vida a la promesa. La dispensación de “la promesa” empezó con el llamamiento de Abrahán desde Ur a Canaán, y terminó en la última noche de la morada de su nieto Jacob en Canaán, la tierra de promesa antes de partir a Egipto. La dispensación de la ley, que engendra la esclavitud, empezó desde el tiempo de su entrada en Egipto, la tierra de esclavitud. Fué a Cristo, en Jacob así como en su abuelo Abrahán y su padre Isaac, pero no a él ni a ellos como personas, a quien fué pronunciada la promesa. La ley no puede contener la promesa, pues ella va dirigida a la mente del hombre, pero la promesa se dirige al espíritu.
Gal 3:18  Si la herencia se basa en la ley,  ya no se basa en la promesa;  pero Dios se la concedió gratuitamente a Abraham mediante una promesa.
La herencia del creyente se basa en la promesa, con la cual todos son alcanzados en la fe, que el mismo Abraham profeso. Si la herencia fuese por la ley, entonces el cumplimiento de ella por medio de las obras sería suficiente, pero no lo es.
Gal 3:19  Entonces,  ¿cuál era el propósito de la ley?  Fue añadida por causa de* las transgresiones hasta que viniera la descendencia a la cual se hizo la promesa.  La ley se promulgó por medio de ángeles,  por conducto de un mediador.
Es interesante como Pablo puede comprender por el espíritu el propósito de la ley, que surge a causa de las transgresiones, pero también ella encuentra su esencia al ser revelada con el cumplimiento de la promesa, pues en Cristo la ley deja de ser algo externo para convertirse en algo que proviene del interior. Pero para que pudiera ser comprendida y dejara de ser tan solo un compromiso externo, se necesitaba de un mediador, para que nos condujera a la esencia de esta misma verdad. La ley no apareció como añadidura al pacto, más bien apareció para revelar el corazón del hombre y para que fuese comprendida en su totalidad por Cristo como mediador.
Gal 3:20  Ahora bien,  no hace falta mediador si hay una sola parte,  y sin embargo Dios es uno solo.
El pacto divino cuenta con un mediador, que ha hecho posible que la ley se revele al corazón del hombre, y este deje de vivir bajo su yugo, y empiece a vivir por el espíritu. Dios es unidad, en el no hay división, todo el que está en él ha sido unido por un medio, y este medio es Cristo, para permanecer en Dios, se necesita que Cristo medie en esa unión, así el hombre dejara de ser el mismo, y podrá vivir verdaderamente en Dios.
Gal 3:21  Si esto es así,  ¿estará la ley en contra de las promesas de Dios?  ¡De ninguna manera!  Si se hubiera promulgado una ley capaz de dar vida,  entonces sí que la justicia se basaría en la ley.
La ley no está en contra de la promesa, es solo un catalizador para que esta pudiera llegar a volverse una realidad palpable, por medio de Cristo. La Justicia se basa en Cristo, el es nuestra justicia, la justicia no es una norma o regla a seguir, pertenece al estado de unidad con Dios, de manera que la ley solo puede ser percibida como externa sin la fe, y con la fe, entonces, puede ser comprendida y revelada para ser puesta por obra y para que el hombre pueda disfrutar de la promesa.
Gal 3:22  Pero la Escritura declara que todo el mundo es prisionero del pecado,* para que mediante la fe en Jesucristo lo prometido se conceda a los que creen.
La ley entro para que el pecado del hombre fuese evidente a su mente, para que por medio de la fe en Jesucristo, el hombre pueda reconocer a consciencia su estado pecaminoso y mediante esta fe pueda hacer parte de la promesa revelada a los que creen.
Gal 3:23  Antes de venir esta fe,  la ley nos tenía presos,  encerrados hasta que la fe se revelara.
La ley apresa al hombre, porque todo lo que el hombre desea eso lo posee, eso lo apresa. El hombre que desea llegar a Dios por las obras, se hace preso de sus argumentos, de lo externo, pero era necesario que así ocurriese para que la fe pudiera revelarlo todo, la esclavitud y la libertad.
Gal 3:24  Así que la ley vino a ser nuestro guía encargado de conducirnos a Cristo,* para que fuéramos justificados por la fe.
La ley tiene un propósito, y este es el de guiarnos a Cristo, por ella se revela la incapacidad del hombre para alcanzar la salvación, pero también le conduce a un despertar a aquel que ha confiado en Dios y su camino.
Gal 3:25  Pero ahora que ha llegado la fe,  ya no estamos sujetos al guía.
La ley en Cristo ya no es un yugo pesado, ahora solo es algo a lo que se da cumplimiento por medio de la fe, el guía no tiene el control, ahora Dios lo tiene, y él nos conduce por la vida, para poner por obra sus mandamientos.
Gal 3:26  Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús,
La fe nos ha hecho hijos, Cristo ha servido como mediador para que la promesa pueda volverse una realidad en nuestras vidas, sin él la promesa no tendría efecto.
Gal 3:27  porque todos los que han sido bautizados en Cristo se han revestido de Cristo.
El bautizo ademas de ser un acto de fe, implica el hecho de ser revestidos de la unción con la que Cristo mismo fue ungido, y de esta manera servir al propósito divino.
Gal 3:28  Ya no hay judío ni griego,  esclavo ni libre,  hombre ni mujer,  sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.
En Cristo no hay diferencias, las diferencias pertenecen a lo externo, a lo superficial, de modo que en la medida en que creces en conocimiento y revelación de las escrituras podrás ver a los demás sin prejuicios, desde el interior y hacia el interior, solo as puedes llegar a la unidad y la comunión.
Gal 3:29  Y si ustedes pertenecen a Cristo,  son la descendencia de Abraham y herederos según la promesa.

Y si permanecemos en unidad, como descendencia por medio de la fe, entonces somos coherederos con Cristo, para que la promesa se haga una realidad aquí y ahora.

10 comentarios:

  1. AHORA ENTIENDO MUCHAS COSAS, GRACIAS! :)

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  2. Hola tengo una duda, ¿porque si Dios declara al pueblo de Israel como su pueblo elegido entre todo el mundo, nos mire a los gentiles con el mismo amor? ¿nos ama por igual?, o ¿cual es la diferencia entre judios y no judios? agradezco sus respuestas y comentarios, Dios los bendiga

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    1. Hola herman@. Dios nos mira con el mismo amor con que miró a Israel, ahora en Cristo no hay diferencia entre judíos y no judíos (gentiles) siempre y cuando crean en Cristo, mira la escritura que dice: Rom 10:12 "No hay diferencia entre judíos y gentiles, pues el mismo Señor es Señor de todos y bendice abundantemente a cuantos lo invocan". Bendiciones

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    2. Que buena enseñanza mis hermanos me alimenté gracias Espíritu Santo 🙏

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  3. Jesucristo derribo el muro qie separaba a los dos pueblos. El Amor esta por encima del odio.

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  4. MARAVILLOSO!!!...GRACIAS A NUESTRO
    SEÑOR JESUCRISTO

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  5. Dios quería un pueblo que lo siguiera y lo adorara es cogió Abraham fue el padre de la fe en el secumplio la promesa y su simiente que es jesucristo Abraham abuelo de Jacob quien de el salió el pueblo de Israel quien Dios es cogió como su pueblo por la incredulidad de Israel Dios ya estaba preparando un nuevo pueblo que lo reconociera el Dios verdadero y lo adorara cómo a él le gusta en Juan 1:11.12 dice que Jesús vino por los suyo pero los suyo no le creyeron sino lo rechazaron hay el pueblo de Israel le dió puerta libre alos gentiles diciendo a todos los que lo reciban y crean en su nombre les da la potestad de ser hechos hijos de Dios ahora nosotros los gentiles somos.el nuevo pueblo de Dios nos ama de la misma forma que a Israel porque Jesús rompió el muro de separación que había entre el pueblo lejano y el pueblo cercano haciéndonos un solo pueblo por eso Jesús murió en la cruz y por su muerte nos justifico de Lante del padre por eso Dios nos ama de la misma forma que al pueblo de Israel Dios te. Vendiga

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Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones