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lunes, 12 de mayo de 2014

TIEMPO DE REFLEXION



Una tarde en el parque, había un pequeño niño que quería cono­cer a Dios. Él sabía que sería un largo viaje para llegar a donde vivía Dios. Entonces empacó su pequeña maleta con panecillos y un six-pack de jugos y emprendió su partida. Cuando ya había recorrido 3 cuadras, conoció una viejecita. Ella estaba sentada en el parque observando algunas palomas.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maletita. Estaba a Punto de tomarse su jugo cuando notó que la viejecita se veía hambrienta, entonces él le ofreció un panecillo. Ella agradecida lo aceptó y se sonrió. Su sonrisa era tan hermosa que el niño quería ver esa sonrisa nuevamente, entonces él le ofreció un jugo. De nuevo ella le había sonreído. i El niño estaba encantado! Se quedaron senta­dos toda la tarde comiendo y sonriendo, pero nunca se dijeron ni una sola palabra. Tan pronto empezó a obscurecer, el niño estaba cansado y se levantó para irse. Se dio la vuelta, corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le dio una hermosa sonrisa como nunca antes había sonreído.

Cuando el niño abrió la puerta de su casa, su madre estaba sorprendida de la felicidad que resplandecía. Ella le preguntó: "¿Qué hiciste el día de hoy que te ha hecho tan feliz?". Él le contestó: "He comido con Dios. ¿Y, sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más bella que he visto!".

Mientras tanto la viejecita, también con mucha felicidad, radiante, regresó a su casa. Su hijo estaba anonadado por la paz que mos­traba en su cara y preguntó: “Madre, ¿qué hiciste el día de hoy que te ha hecho muy feliz?". Ella contestó: "Yo comí panecillos en el parque con Dios. Y ¿sabes qué? Él es más joven de lo que esperaba".

Rom 8:29  Porque a los que Dios conoció de antemano,  también los predestinó a ser transformados según la imagen de su Hijo,  para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.

El mundo no ha podido ver a Dios porque cree que debe esperar algo sobrenatural para verlo, pero se equivoca porque cuando pones atención, toda Su creación habla de Él, de sus maravillas, de su amor, y bondad. Quien no lo ve, es porque tiene una concepción errada de Dios, su entendimiento ha sido nublado para que la luz de Dios no pueda resplandecer sobre su vida, porque si dejara de ver con la razón y empezara a abrir su corazón para ver con los ojos de este, entonces podría ver a Dios en todo, pues comprendería que fuimos hechos a su imagen y semejanza, el pecado empaño y destruyo esa imagen, pero en Cristo ahora, somos trasformados de nuevo a su imagen, para manifestarle en la medida en que nos vaciamos de nosotros mismos, su esencia y poder se hacen más evidentes. La historia de hoy nos muestra lo maravilloso de la creación, y como todos en armonía con Dios, podemos hacerle manifiesto, en una sonrisa, en una caricia, en una palabra, cuando damos ánimo y aliento, cuando compartimos Su palabra. El encuentro con Dios está más cerca de lo que usted se imagina, puede estar esperándolo a la vuelta de la esquina, el problema es: ¿qué tan atento podrás estar para ser consciente de su presencia en todo y en todos?, pues él ha dispuesto una mañana, una tarde o una noche para que le descubras, ha dispuesto una sonrisa, un beso, un acto de bondad, ha dispuesto maravillas, para todos aquellos que no le conocen y quieren conocerle. Pues hemos sido predestinados para ser trasformados a imagen de Cristo en quien podemos hacerle manifiesto.

GUIA DE ESTUDIO

Le has visto?

Que tan consciente eres de su presencia ahora?

Que te distrae o te evita poderlo ver en todo?

Has servido de reflejo de la gloria de Dios, al sonreír, amar y bendecir a alguien que no le conoce?

 

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