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lunes, 31 de marzo de 2014

TIEMPO DE REFLEXION



No hace mucho tiempo, dos hermanos que vivían en granjas ad­yacentes cayeron en un conflicto. Este fue el primer problema serio que tenían en 40 años de cultivar juntos, hombro a hombro, compartiendo maquinaria e intercambiando cosechas y bienes, en forma continua. Esta larga y beneficiosa colaboración terminó repentinamente. Comenzó con un pequeño malentendido y fue creciendo hasta llegar a ser una diferencia mayor entre ellos y explotó en un intercambio de palabras amargas seguido de se­manas de silencio. Una mañana alguien llamó a la puerta de Luis.

Al abrir la puerta, encontró a un hombre con herramientas de carpintero. "Estoy buscando trabajo por unos días -dijo el extra­ño-. Quizás usted requiera algunas pequeñas reparaciones aquí en su granja y yo pueda ser de ayuda en eso". "Sí -dijo el mayor de los hermanos-. Tengo un trabajo para usted. Mire al otro lado del arroyo aquella granja, ahí vive mi vecino. Bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pra­dera entre nosotros y él tomó su bulldozer y desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nosotros. Él pudo haber hecho esto para enfurecerme, pero le vaya hacer una mejor. ¿Ve usted aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca, una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más".

El carpintero le dijo: "Creo que comprendo la situación. Muéstreme dónde están los clavos y la pala para hacer los hoyos de los postes y le entregaré un trabajo que lo dejará satisfecho".

El hermano mayor le ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y dejó la granja por el resto del día, mientras iba por provisiones al pueblo. El carpintero trabajó duro midiendo, cortando, clavando. Cerca del ocaso, cuando el granjero regresó, el carpintero, justamente acababa de terminar su trabajo.

El granjero quedó con los ojos completamente abiertos, su quijada cayó. iNo había ninguna cerca de dos metros! En su lugar había un puente ¡Un puente que unía las dos granjas a través del arroyo!

Era una fina pieza de arte, con todo y pasamanos. En ese momen­to, su vecino, su hermano menor, vino desde su granja y abrazando a su hermano le dijo: "¡Eres un gran tipo, construir este hermoso puente después de lo que he hecho y dicho!".

Estaban en su reconciliación los dos hermanos, cuando vieron que el carpintero tomaba sus herramientas. "¡No, espera -le dijo el hermano mayor-. Quédate unos cuantos días. Tengo muchos proyectos para ti".

'Me gustaría quedarme -dijo el carpintero- pero tengo muchos puentes por construir".

2Co 5:18  Todo esto proviene de Dios,  quien por medio de Cristo nos reconcilió consigo mismo y nos dio el ministerio de la reconciliación:

El mundo vive bajo un constante conflicto, sino no es entre países entonces, es entre la familia, entre los hermanos, entre las iglesias, entre todos, y por todo, unos pelean por causas justas otros por injustas, unos por egoísmo, otros por vanagloria, lo cual solo perpetua el conflicto en la humanidad. Desde el comienzo el hombre ha vivido en conflicto y la biblia es clara en señalarlo, luego de la separación del hombre de Dios, por el pecado, el primero en caer en este conflicto fue Abel, quien fue muerto por su hermano. Este conflicto no lo generan las cosas exteriores, proviene del interior del hombre. Cuando el hombre vive en constante conflicto consigo mismo su respuesta inmediata ante una situación difícil es emprender un conflicto, es su respuesta natural, el da de lo que ha en su interior, de manera que responde casi en automático para generarlo. De seguro la vida siempre nos pondrá en situaciones en donde el conflicto puede surgir, pero en Cristo, Dios espera que actuemos de manera diferente, dejando de lado la ofensa, y soportándonos en el perdón y la reconciliación para trasformación de nuestro ser primero, y luego como consecuencia de este acto podamos encontrar un cambio que empieza desde el interior para permear el exterior. La historia de hoy hace referencia a uno de esos conflictos que se presentan, dos hermanos que habiendo convivido de manera pacífica y cooperativa durante años, experimentan un conflicto que surge y se perpetúa en su interior primero, para enfrentarlos y al final no permitir su convivencia de manera pacífica, hasta que de manera milagrosa alguien obra de manera inesperada para hacer que la reconciliación se de, aunque pareciera imposible, de igual manera sucede con Cristo, el viene para establecer este puente entre la humanidad caída y Dios, y para que este también sirva a los hombres, Cristo es este carpintero que hizo el puente, el puente de la reconciliación por el cual podemos cruzar confiados para vivir en unidad con Dios y con el prójimo. El versículo de hoy nos recuerda que somos agentes de reconciliación en el mundo, como mensajeros de Dios somos enviados a lugares o personas en donde el conflicto es su estado natural, porque en su interior no hay paz, solo existe el conflicto, pero bajo el ministerio o servicio de la reconciliación podemos llevar a los hombres para que conozcan el puente que nos ha unido con Dios, y el puente que nos une con nuestro prójimo en servicio y amor, que es Cristo.

GUIA DE ESTUDIO

¿Con quién necesitas reconciliarte?

¿Es necesario que te reconcilies con Dios?

¿Qué conflictos han surgido en tu interior que puedan generarte problemas?

¿Con quién vives en conflicto frecuente y porque?

¿Es tiempo de perdonar la ofensa y volver a Dios y a tu hermano?

¿Qué conflictos hay en tu interior?

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