ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo A. Sastoque M.
Ministerio Unidad de la Fe
1Co 13:1 Si hablo en lenguas humanas y
angelicales, pero no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o un
platillo que hace ruido.
Aquí se halla el meollo del
asunto, lo más importante para la vida del creyente, no se trata de los dones,
el ministerio, o la iglesia, se trata de manifestar el amor de Dios, con el
cual obra para con Dios, para consigo mismo, y para con los demás, allí se
hallan los verdaderos hijos de Dios, porque de nada sirve hablar en lenguas, si
no se tiene el amor de Dios, quien así actúa pasa a ser como un metal que hace
ruido, mas no hace música, aunque el platillo está diseñado para la música si
esta no fluye, tan solo pasa a ser un ruido, así mismo es la vida del creyente
que piensa que aunque haga ruido, hable en lenguas, o sea ministro, hace bien,
porque sin amor, ningún ministerio o don tiene sentido, o propósito, edificar
sin amor, no es edificación, es ego.
1Co 13:2 Si tengo el don de profecía y entiendo todos
los misterios y poseo todo conocimiento,
y si tengo una fe que logra trasladar montañas, pero me falta el amor, no soy nada.
Pablo continua siendo claro con el hecho de que pueden
ser maravillosos los dones, entender los misterios, tener mucho conocimiento, y
aun una fe poderosa, pero si no tengo amor, no soy nada, tremenda declaración,
que nos lleva a pensar, que de nada sirve una voz profética, la revelación, y el
conocimiento de los cuales muchos cristianos hacen alarde, si primero no se actúa
con amor, es fácil criticar algunos ministerios, porque es fácil ver el error
ajeno, pero es más difícil amar, comprender y confrontar a ese hermano, para
que vuelva a la verdad o nos explique porque actúa así, para otros es fácil
juzgar, sentenciar, destruir, dividir a la iglesia, pero el amor se preocupa
por edificar.
1Co 13:3 Si reparto entre los pobres todo lo que
poseo, y si entrego mi cuerpo para que
lo consuman las llamas,* pero no tengo amor,
nada gano con eso.
Si uso mis dones, el dinero, el ministerio que el
Señor me ha dado el privilegio de administrar, o aun si soy capaz de entregar
mi cuerpo a la muerte física, pero lo hago sin amor, de nada me sirve, no es
útil en nada, por eso cada acto que decidas hacer hazlo con amor, que el amor
de Dios se haga manifiesto primero a tu vida, y luego a la de los demás, porque
nadie puede dar de lo que no tiene, quien actúa como menciona la escritura lo
hace por ego, por vanagloria, porque sabe que hacerlo le representara un
beneficio ante los demás, pero quien ama, se entrega sin esperar nada a cambio,
lo que da, lo da porque sabe que no le pertenece que cualquier apego por el
dinero, le impediría amar, porque o amas al dinero o amas a Dios, no hay opción
media, quien ama es capaz de entregar su vida pero no engañado por su ego, sino
que entiende que la vida no tiene sentido sin amor, y sin su manifestación a
los hombres, así que la vida natural, pierde valor ante la vida espiritual.
1Co 13:4 El amor es paciente, es bondadoso.
El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso.
Y Pablo comienza a hacer la descripción del amor que
proviene de Dios, un amor diferente al concepto que la humanidad ha aceptado
como amor, el amor de Dios es paciente o sufrido dicen otras versiones, que
quiere decir esto, que debemos sufrir?, no, lo que significa esto es que quien
ama verdaderamente con el amor de Dios, no le importara sufrir o siempre estará
dispuesto a sufrir por el bienestar de su pareja, hermano, o familia, el
sufrimiento purifica nuestros apegos, purifica el alma, y libera el
pensamiento, quien no sufre no valora igual el amor que se le otorga, te doy
este ejemplo, una madre que sufre en el parto, ama más a su hijo que una madre
que lo tiene por un medio diferente al parto, a menos de que haya sufrido en su
espera, todo lo que se sufre o se obtiene con el sufrimiento, se hace
imperecedero, el amor es sufrido porque espera con paciencia lo mejor para el
prójimo, por lo tanto el ego ha de sufrir mientras es perfeccionado. Continúa
con la bondad, el amor es bueno, benigno, bondadoso, quien ama busca extender
la bondad que ha recibido de Dios, para llevarla a otros con sus pensamientos,
palabras y acciones, la bondad así como el sufrimiento solo muestran la
confianza que tienen en su amado y son la expresión de ese amor, son acción, no
son solo palabras.
Empiezan con “el amor no es” porque en el amor no
tiene cabida ninguna de estas emociones, o pensamientos. El amor no es
envidioso porque en él, no cabe la envidia, la envidia proviene de un deseo,
pero cuando el sufrimiento y la bondad han sucedido, entonces el deseo, la
ansiedad, el afán desaparecen, ya no hay más luchas, ni batallas por ser mejor,
o tener mejores cosas, el amor te lleva a desprenderte de todo hasta de tu ego
y sin ego es imposible la envidia, sin el efecto de ego sobre la mente y la
emoción, la envidia no puede surgir, la envidia surge de alguien que no se
siente satisfecho consigo mismo, pero quien ama, se ha envuelto en el amor, y se
ha desprendido de sí. No es jactancioso porque su orgullo ha sido aplacado por
el amor, quien fluye en el amor de Dios, no se jacta de nada porque entiende
que nada le pertenece y que nada tiene de que jactarse, que si hay algo bueno
en él es de Dios, no suyo, desaparece el yo, para disfrutar en el nosotros. No
es orgulloso porque quien ama con orgullo tan solo se ama a sí mismo, y así es
imposible amar a otro por encima de nosotros mismos, pero quien muere a sí
mismo y se funde en el amor de Dios, no carga con el orgullo, no puede llevar
una carga tan pesada sobre sus hombros porque ha sido liberado al comprender
que la vanidad, el orgullo, y la vanagloria son una mentira que el ego ha
creado para engañar nuestro ser.
1Co 13:5 No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor.
El amor no tolera la rudeza, la violencia, los golpes,
la grosería, lo indebido porque su comportamiento tan solo es la respuesta de
lo que hay en su interior, y quien ama como Dios le ama, ha dejado de pelear
consigo mismo, se ha reconciliado y vive en paz, quien no ha vivido esto,
entonces dará de lo que tiene en su interior, violencia y conflicto. No es
egoísta porque en el proceso de morir a sí mismo y encontrarse vacío para ser
lleno del amor de Dios, ya no busca lo suyo, no busca su propio beneficio, sus
propios intereses, sino que ahora da sin egoísmo, se entrega sin prejuicios, y
ama sin reservas, el egoísmo no puede vivir en alguien que ha muerto a sí
mismo, solo permanece en aquellos cuyo corazón aún persiste apegado a sí mismo.
No se enoja porque ya no hay conflictos interiores, no hay conflictos de poder,
no hay conflictos de intereses, y cuando no hay conflicto en el interior, ya o
hay frustración o enojo en el exterior, la ira es solo la respuesta a la
frustración interior, pero quien ha sido liberado de esta, comprenderá que ya
no hay más porque enojarse, comprenderá el enojo contamina el corazón y le
llena de rencor, entenderá porque actúan los demás de la manera en que lo
hacen, de allí que el amor no guarde rencor, porque entiende que la ofensa solo
ofende al orgulloso, al que quiere lo suyo, al que no puede tolerar su
frustración interior, si no tienes nada contra nadie, puedes amar con libertad,
si tienes algún prejuicio te será imposible amar sin manipulación, control o
dominio y si no amas así, el egoísmo te llenara de argumentos, pensamientos y
emociones que te contaminaran, te llevaran a enojarte con facilidad y estos
enojos frecuentes harán que guardes rencor.
1Co 13:6 El amor no se deleita en la maldad sino que
se regocija con la verdad.
El mor no se deleita o goza en lo malo, en lo que hace
daño, sino que se goza, disfruta cuando la verdad sale a relucir, cuando la
verdad libera, cuando la verdad confronta, cuando la verdad sostiene el amor, y
este no se basa en la mentira, cualquiera que dice amar pero miente, en
realidad no ama, tan solo busca un beneficio emocional a cambio de lo que da.
Cuando la naturaleza carnal es sometida por la disciplina del Espíritu,
entonces la maldad no haya cabida en el corazón del hombre y la verdad sale a relucir
con todo.
1Co 13:7 Todo lo disculpa, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
El verdadero amor lo disculpa todo, no se busca
excusas para no perdonar, pues comprende la naturaleza humana y el proceso que
todo ser debe pasar para ser perfeccionado; todo lo cree porque su confianza no
está puesta en el hombre, esta puesta primero en Dios, y confía aunque las
cosas parezcan no ir bien; todo lo espera porque ha sido probado, ha soportado
las dificultades y el sufrimiento y ha salido victorioso, lo cual lo hace más
paciente y capaz de esperar confiado en que tiene una fortaleza inquebrantable
en Cristo; todo lo soporta porque cada presión, dificultad o sufrimiento
hicieron que pudiera perfeccionarse y soportarlo todo.
1Co 13:8 El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de
conocimiento desaparecerá.
Este amor jamás se extingue, solo sigue expandiéndose
como un fuego consumidor que luego de consumir a quien lo posee sigue con todo
lo que le rodea, y aunque cesen las lenguas, la profecía, y el conocimiento, el
amor es suficiente, eterno y perdurable para mantenerse.
1Co 13:9 Porque conocemos y profetizamos de manera
imperfecta;
A pesar de que hoy en día la iglesia profetiza, lo
hace de manera imperfecta, no por su falta de amor, sino porque la profecía es
hablar en nombre de Dios, trasmitir un mensaje de parte de Dios, pero este solo
sale a través de nosotros como instrumentos imperfectos, en proceso de
perfeccionamiento, de allí que la profecía sea tergiversada de manera continua
por muchas iglesias.
1Co 13:10 pero cuando llegue lo perfecto, lo imperfecto desaparecerá.
Pero cuando llegue lo perfecto, donde ya no habrá
intermediarios imperfectos para conocer la voluntad y la palabra de Dios,
entonces lo imperfecto desaparecerá, pues no será necesario.
1Co 13:11 Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; cuando llegué a ser adulto, dejé atrás las cosas de niño.
El crecimiento del ser humano, es usado en muchas ocasiones
para hacer alarde del perfeccionamiento que Dios hace continuamente en la mente
y el corazón del creyente, cuando somos niños tenemos un pensamiento diferente,
el pensamiento se enfoca en cosas triviales, más cuando crecemos y nos
convertimos en adultos, dejamos atrás las cosas de niños, nos volvemos
responsables por nuestras acciones.
1Co 13:12 Ahora vemos de manera indirecta y
velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de manera imperfecta, pero entonces conoceré tal y como soy
conocido.
No podemos ver en ocasiones claramente porque vemos
las cosas como en un espejo, quien mira en un espejo encontrara que se ve de
manera diferente, su izquierda ya no es su izquierda y aunque parece verse claramente,
en realidad se ve al revés, el conocimiento que ahora poseemos no ha sido
perfeccionado, mientras que en él, en su amor, lo que no era perfecto ahora
empieza ser perfeccionado y se deja ver tal cual es.
1Co 13:13 Ahora,
pues, permanecen estas tres
virtudes: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más excelente de ellas es el amor.
Por
eso desde el principio permanecen estas virtudes en Dios para que el hombre las
disfrute, la fe que le da la confianza que le lleva a comprender, la esperanza
que le permite esperar, y e amor que le permite actuar, el amor es la más
excelente porque es indispensable y fortalece a las otras virtudes, la fe
necesita del amor, porque entonces esta no tendría sentido, la esperanza
necesita del amor porque sin amor no hay que esperar, este amor no es una
emoción, es una virtud y como tal puede ser desarrollada solo por aquellos que
se someten voluntariamente ante el Señor para hacer u voluntad,
perfeccionémonos en el amor de Dios.