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domingo, 11 de marzo de 2018

PREDICA DOMINICAL - EL MENSAJE DE JESÚS



EL MENSAJE DE JESÚS

Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
Mt. 4:4
, 17 RVR1960

INTRODUCCIÓN

Un mensajero tiene como prioridad comunicar el mensaje que le ha sido confiado, esa es su labor, si entrega otro mensaje entonces su labor no tiene sentido, si no podemos confiar en el mensajero entonces de nada sirve confiarle un mensaje porque hará lo que mejor le parezca y el mensaje que queremos comunicar puede que nunca llegue a su destino, eso es lo que está pasando con la iglesia de Cristo.

Existen muchos que se autoproclaman mensajeros de Dios, pero que o no tienen el mensaje, o no lo conocen o lo conforman a su propio deseo y voluntad, entonces así no funciona, por eso vemos congregaciones que buscan a un Dios diferente al de las escrituras, creyentes que abandonan la iglesia cuando pasan por tribulación, se han formado creyentes infantiles que solo buscan la bendición y la prosperidad y dejan de lado la obediencia y el servicio. Creyentes que solo esperan recibir y que poco o nada dan.

DESARROLLO

Por eso debemos volver al mensaje original, porque si somos heraldos del evangelio, entonces nuestro más precioso tesoro es el mensaje que se nos ha confiado, pero para poder darlo debemos vivirlo, experimentarlo, gozárnoslo, amarlo y protegerlo tal cual lo hicieron todos los que vivieron antes de nosotros y que dieron su vida por ello.

Jesús predico sobre arrepentimiento y el reino de Dios, fueron sus dos únicos temas de predicación principales, entonces porque la iglesia está predicando algo diferente, o haciendo énfasis en cosas diferentes?, ¿no será que el mensajero ahora se cree con la potestad de cambiar el mensaje, de acomodarlo y de darlo como se le venga en gana?, creo con tristeza que sí. El mensajero nunca fue llamado para cambiar el mensaje, su único trabajo es entregarlo, lo que el mensaje haga en el corazón del que lo recibe depende de Dios, no de nosotros, pero hemos cambiado el énfasis, creemos que un evangelio diluido es la mejor forma de llamar a la humanidad, pero nos equivocamos, con ello hemos logrado llenar estadios, recintos donde caben miles y cientos de miles, pero que pasa con estos miles y cientos de miles que no se parecen a los creyentes de antaño. Con unos pocos Jesús logro transformar el mundo, donde están los mensajeros que comunican el mensaje de arrepentimiento y del reino, donde están los que son transformados y abandonan el pecado, donde están los pueblos siendo transformados por las congregaciones que viven en ellos. No, eso no pasa y porque, porque tenemos creyentes falsos, falsas conversiones, o creyentes débiles que solo piden leche espiritual pero que si llegan a pasar algo de alimento solido se atragantan.

Nos hemos vuelto expertos en llenar estadios, congregaciones multitudinarias, pero inexpertos en comunicar el mensaje encomendado, tenemos miles de creyentes que no son capaces de levantar al caído, que no son capaces de servir, que deberían haber vuelto de cabeza su familia y comunidades, pero no sucede nada. Seguimos escuchando predicadores que solo les hablan lo que quieren oír, lo que es más popular, lo que vende más, pero pocos que se concentran en el mensaje y el Señor del mensaje.

CONCLUSIÓN

Mensajeros, el mensaje está claro, sigue siendo el mismo, no ha cambiado, llamen en las casas y en las calles a los que han de ser alcanzados por el mensaje de Jesucristo, donde están los que consagran su vida a la entrega de este mensaje, donde están los valientes que llaman a sus pueblos y naciones al arrepentimiento. 

Porque creer que por medio de otro mensaje llamaremos a más personas, o desconfiamos del mensaje, entonces no merecemos ser dignos mensajeros del mensaje que se nos ha confiado, un mensajero que no confía en el mensaje es un mensajero inútil, que no dará fruto, por eso cambia tu forma de predicar, cambia tu mensaje y vuélvete al mensaje original, a predicar el arrepentimiento y el reino de Dios para que conforme a su voluntad el hombre puede ser llamado genuinamente a vivir conforme a la voluntad divina y no conforme a sus propios deseos.

Oremos, Señor queremos ser mensajeros fidedignos y confiables que transmitan el mensaje correcto sin agregar ni quitar algo, queremos ser fieles al llamado que nos has encomendado y que como mensajeros reconozcamos el mensaje que tú nos has confiado y podamos transmitirlo sin pena, ni vergüenza, que podamos predicar tu verdad conforme a la necesidad del hombre y que se vuelvan a ti en espíritu y verdad, amen.





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