ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 21:1
Después de esto, Jesús se
manifestó otra vez a sus discípulos junto al mar de Tiberias; y se manifestó de esta manera:
Aquí
se nos muestra una tercera incursión de Jesús manifestado posterior a su
resurrección apareciendo a sus discípulos junto al mar.
Joh
21:2 Estaban
juntos Simón Pedro, Tomás llamado el
Dídimo, Natanael el de Caná de
Galilea, los hijos de Zebedeo, y otros dos de sus discípulos.
Joh
21:3 Simón
Pedro les dijo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo. Fueron,
y entraron en una barca; y
aquella noche no pescaron nada.
Estaban
siete de sus discípulos reunidos y a Pedro le parece bien volver a pescar, su
antigua profesión, pero aunque se le unen todos los que estaban con él, no
logran pescar nada.
Joh
21:4 Cuando ya
iba amaneciendo, se presentó Jesús en la
playa; mas los discípulos no sabían que
era Jesús.
Jesús
aparece en la playa aunque ellos no supieron que era Jesús. Ellos estaban cerca
de la playa pescando desde la madrugada o la noche.
Joh
21:5 Y les
dijo: Hijitos, ¿tenéis algo de comer? Le respondieron: No.
Jesús
nos muestra que aun en su nueva naturaleza resucitada puede comer, y les pide
algo de comer, a lo que ellos responden que no, pues la pesca no había dado
resultado.
Joh
21:6 El les
dijo: Echad la
red a la derecha de la barca, y
hallaréis. Entonces la
echaron, y ya no la podían sacar, por la gran cantidad de peces.
Ellos
aun si reconocer que era Jesús, escucharon la voz de aquel que les hablaba y
echaron la red a la derecha de la barca hallando gran cantidad de peces, tal
era la cantidad que les era muy difícil sacarla.
Joh
21:7 Entonces
aquel discípulo a quien Jesús amaba dijo a Pedro: ¡Es el Señor!
Simón Pedro, cuando oyó que era
el Señor, se ciñó la ropa (porque se había despojado de ella), y se echó al mar.
Juan
nuevamente aparece distinguiéndose como aquel a quien Jesús amaba, hablándole a
Pedro pues fue el primero en reconocer que era Jesús resucitado, y con su
encomiable animo e impulsiva reacción se lanza al mar en busca de su encuentro
con Jesús.
Joh
21:8 Y los
otros discípulos vinieron con la barca,
arrastrando la red de peces, pues
no distaban de tierra sino como doscientos codos.
Mientras
los otros discípulos traen la barca y arrastran la red con los peces, se
distingue entonces que se encontraban cerca a la playa de donde Jesús les había
hablado.
Joh
21:9 Al
descender a tierra, vieron brasas
puestas, y un pez encima de ellas, y pan.
Mientras
ellos acababan de descender a tierra, Jesús se encontraba atizando el fuego con
un pez cocinándose.
Joh
21:10 Jesús les
dijo: Traed de
los peces que acabáis de pescar.
Joh
21:11 Subió
Simón Pedro, y sacó la red a
tierra, llena de grandes peces, ciento cincuenta y tres; y aun siendo tantos, la red no se rompió.
Entre
todos ayudan para traer la gran cantidad de peces recogidos en la red que
sobrenaturalmente ante tal cantidad no se rompe.
Joh
21:12 Les dijo
Jesús: Venid, comed.
Y ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: ¿Tú,
quién eres? sabiendo que era el
Señor.
Es
interesante que Juan nos comente lo que se cuestiona en este versículo en
particular. Parece que aunque sabían que era el Señor, temían preguntarle quien
era. Como si hubiese alguna sombra de duda sobre quien era, o como hacía para
aparecer ante ellos en forma corporal.
Joh
21:13
Vino, pues, Jesús,
y tomó el pan y les dio, y
asimismo del pescado.
Jesús
parte el pan y el pescado y les comparte. Algo que debió parecerles similar a
lo que habían experimentado antes en la multiplicación de los panes y los
peces.
Joh
21:14 Esta era
ya la tercera vez que Jesús se manifestaba a sus discípulos, después de haber resucitado de los muertos.
Como
ya lo habíamos mencionado, Jesús aparece una tercera vez luego de su resurrección,
con un propósito particular, el cual se da a conocer adelante. En la primera se
da a conocer y confronta la incredulidad, en la segunda les muestra señales y
les enseña, y deja una última para el final.
Joh
21:15 Cuando
hubieron comido, Jesús dijo a Simón
Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió:
Sí, Señor; tú sabes que te amo. El le dijo:
Apacienta mis corderos.
Luego
de participar de la comida, Jesús le dice a Pedro que si le ama más que sus
otros discípulos, a lo que el responde que si le ama, aunque la palabra en el
original es diferente, mientras Jesús pregunta si le “Ágape”, Pedro contesta que
él le “fileo”, mientras el ágape es el amor espiritual, el fileo es el amor
filial o familiar. Dos tipos de amor diferentes que no corresponde a lo que
Jesús le pregunta. Así que le pide que apaciente, cuide y supervise a sus
ovejas.
Joh
21:16 Volvió a
decirle la segunda vez: Simón, hijo de
Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí,
Señor; tú sabes que te amo. Le dijo:
Pastorea mis ovejas.
Nuevamente
Pedro es cuestionado con la misma pregunta, como si Jesús supiera que su
respuesta no es la correcta, o la que el pide, y Pedro por segunda vez responde
al amor ágape de Cristo, con un amor filial, que aunque se parecen, no tienen
el mismo grado de entrega y compromiso. Y de nuevo le repite que pastoree a las
ovejas.
Joh
21:17 Le dijo
la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la
tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor,
tú lo sabes todo; tú sabes que te
amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas.
El
Señor sabiamente conduce a Pedro a través de un autodescubrimiento, en la
medida en que su pregunta cuestiona la clase de amor que Pedro le prodiga a
Cristo, se revela que algo se esconde, Pedro parece confrontado y reconoce que
Cristo al igual que Dios lo saben todo, y por fin responde a Jesús con el amor
ágape. A lo que por tercera y última vez le pide que apaciente, cuide, guie y
pastoree a sus ovejas.
Joh
21:18 De cierto, de cierto
te digo: Cuando eras más joven, te ceñías,
e ibas a donde querías; mas
cuando ya seas viejo, extenderás tus
manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras.
Luego
de que Cristo ha obtenido la respuesta que hizo que el corazón de Pedro
reconociera que su amor filial no era suficiente, le dice que en otro tiempo
hacia lo que mejor le parecía, en sus años venideros hará la voluntad de aquel
que le ciñe y le conduce a donde no quería ir. Esto nos permite comprender que
es Dios quien nos capacita para hacer su voluntad, pues la voluntad del hombre
es incapaz y cambiante.
Joh
21:19 Esto dijo, dando a entender con qué muerte había de
glorificar a Dios. Y dicho esto, añadió:
Sígueme.
Juan
nos muestra que Pedro habría de morir tal cual como sucedió, Pedro murió
extendiendo sus brazos en una cruz, pero según la tradición se dice que Pedro
murió crucificado de forma invertida pues el mismo se consideró indigno de
morir como su maestro.
Joh
21:20
Volviéndose Pedro, vio que les
seguía el discípulo a quien amaba Jesús,
el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor,
¿quién es el que te ha de entregar?
Juan
se describe por tercera vez en todo el evangelio como el amado por Jesús, aquel
que había estado recostado a su lado mientras cenaban antes de ser entregado, y
aquel que había preguntado a Cristo por quien era quien le había de entregar.
Joh
21:21 Cuando
Pedro le vio, dijo a Jesús: Señor,
¿y qué de éste?
Joh
21:22 Jesús le
dijo: Si quiero
que él quede hasta que yo venga, ¿qué a
ti? Sígueme tú.
Luego
de que Pedro conoce su destino a seguir por el evangelio, cuestiona a Jesús
sobre el destino de aquel que escribe este evangelio, a lo que Jesús responde
que el hará con el cómo mejor le plazca.
Joh
21:23 Este
dicho se extendió entonces entre los hermanos,
que aquel discípulo no moriría.
Pero Jesús no le dijo que no moriría,
sino: Si
quiero que él quede hasta que yo venga,
¿qué a ti?
Muchos
creyeron que lo que le decía era que no iba a morir, pero el mismo cuestiona
que lo que significaban las palabras de Jesús, no era algo como eso.
Joh
21:24 Este es
el discípulo que da testimonio de estas cosas,
y escribió estas cosas; y sabemos
que su testimonio es verdadero.
Joh
21:25 Y hay
también otras muchas cosas que hizo Jesús,
las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los
libros que se habrían de escribir. Amén.
Por
último, termina describiéndose a si mismo como el escritor de este evangelio
tan profundo y maravilloso, una clara descripción de la divinidad de Cristo en
cada oportunidad que se presenta para confrontar las mentiras y engaños que
empezaban a hacer daño a la iglesia desde un comienzo. Como testigo ocular su
testimonio es muy importante, pues a diferencia de Lucas, el describe aquello
que considera importante para refutar a quienes no conciben a Cristo como Dios
en unidad. Además, nos recuerda que fueron tantas las cosas que Jesús hizo, que
tuvieron que resumir aquello que considero importante para presentar defensa a
la verdad.