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domingo, 15 de octubre de 2017

PREDICA DOMINICAL - RESTAURANDO PARA SANAR


RESTAURANDO PARA SANAR

PASAJE:
Juan 8:3-11 Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio; y poniéndola en medio, le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres.  Tú, pues, ¿qué dices? Mas esto decían tentándole, para poder acusarle.  Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo:  El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra. Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban?  ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor.  Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.

INTRODUCCION

Esta historia es reconocida por todos como una prueba maravillosa del amor de Dios, para con alguien que fue sorprendida cuando cometía adulterio, o sea que le era infiel a su esposo. Es fácil enfocarse en el pecado, todos lo podemos evidenciar, no se necesita un discernimiento profundo para reconocerlo en la vida de las personas que nos rodean. Lo realmente difícil es mostrar ese amor profundo con el que Jesús trata a la mujer encontrada cometiendo aquel pecado.

La iglesia hoy en día ha profundizado en los extremos, unas iglesias van en pos del libertinaje, de aceptarlo todo, y de una espiritualidad cada vez más superficial; otras optaron por denunciarlo todo, tratar a todo aquel que no predique como ellos demandan como herejes, falsos profetas y bueno, cuanta palabra bíblica encuentren para desprestigiar, mejor. Nosotros no podemos permanecer inermes ante tanta necesidad de Dios e ir solo en la búsqueda de cazar falsos profetas, o de predicar cosas que no son bíblicas. Si es bíblico, es correcto, si es de Dios prevalecerá el sometimiento de toda enseñanza y profecía al modelo bíblico, pero no podemos dejar de lado la misericordia y el amor que también son bíblicas y necesitan ser puestas en práctica por la iglesia.

DESARRROLLO

El pasaje de Juan nos muestra una mujer sometida al escarnio público, sometida al juicio del pueblo de Dios, una mujer ultrajada y expuesta en lo más íntimo de su ser, no es inocente, pero ¿quién lo es?. La humanidad vive consumida por el pecado, quien necesita que se le exponga vil mente ante todos para reconocerlo, ¿no es evidente?, entonces porque en vez de preocuparnos por juzgar a los demás, no tomamos más bien el ejemplo bíblico de como Cristo lo haría.

Conozco muchos hermanos que hacen notar con mucha frecuencia las equivocaciones de los demás, los pecados de los demás, pero poco o nada miran hacia adentro. Para poder ver con misericordia el pecado de nuestro prójimo, debemos reconocer la viga que hay en nuestros ojos, o que hubo, que nos impedía ver a Dios, como ellos también lo experimentan.

Para poder sanar y permitir que Dios obre en el corazón de aquel que peca, se necesita que la iglesia actúe con sabiduría, que primero restaure la honra del pecador para que luego este pueda empezar un cambio real en su vida. Eso fue lo que hizo Cristo con esta mujer, al verla expuesta, escarnecida por sus detractores, lo primero que Jesús hizo fue recibirla reconociendo la intención del corazón de aquellos que la inculpaban, eso es lo primero que nosotros también debemos lograr reconocer la intención real de nuestro corazón al ver el pecado en nuestro prójimo, reconociéndonos como pecadores, si esto no ocurre la religiosidad hará su aparición, y la inconsciencia tomara lugar para que se obre conforme a la carne y no conforme al espíritu. Lo segundo que Jesús hace es confrontarlos con su pecado, lo cual es necesario cuando queramos confrontar el pecado, primero revisémonos a nosotros mismos para no ser injustos en nuestras apreciaciones. Tercero, Jesús se dirige a la mujer, ¿dónde están aquellos que te acusaban?, ¿ninguno te condenó?, y le dice ni yo te condeno, vete y no peques más. Allí junto al maestro pudo reconocerse pecadora, encontró protección, refugio, descanso. Allí Jesús restauro su honra, y le sano en su interior.

Nadie nos dice que ocurrió con la mujer, pero lo más seguro es que ella abandonara su pecado. Todo el que peca lo hace en la inconsciencia, no es tiene conciencia de pecado, de lo que no es bueno y sano para su vida, solo se envuelve en el pecado hasta perder el control y dejarse llevar. Pero cuando la conciencia aparece, la transformación puede ser consumada, el pecado puede ser abandonado y la verdad empezara a relucir.

Un pecador no necesita de que se le increpe por su pecado, bastante incomodo ya le hace sentir, pero si necesita de que con amor se le ayude, se le respete y se le permita que él pueda reconocerlo por sí mismo a través de la enseñanza de la escritura y con nuestro ejemplo de vida.

CONCLUSIÓN

Para que un pecador pueda sanar su corazón, necesita ser restaurado por Dios, sin restauración de su dignidad y honra en Cristo, lograr un cambio es imposible. Se necesita de esa restauración interior que viene con el perdón de Dios, para que el hombre pueda negarse a sí mismo, tomar su cruz y seguirle.

Es necesario que la iglesia denuncie el pecado y los errores en la enseñanza, eso no puede ser abandonado, pero no se puede convertir esto en una barrera para llegar al pecador y exhortarle La iglesia necesita reconocer el modelo bíblico para reconvenir al pecador, para restaurarle y hacer que Dios se vuelva cercano a él. Si has comprendido la verdad, evita seguir la panacea de los medios cristianos, las iglesias caza-herejes, y de las iglesias donde la superficialidad del evangelio es la norma. Busca de Dios, búscale con todo tu ser, mientras pueda ser hallado.

Oremos, Señor permítenos conocerte y entender como reconvenir a nuestro prójimo que habita en el pecado, ayúdanos a mostrar tu misericordia y amor para con ellos así como un día tú lo hiciste con nosotros, para que podamos exhortar a la verdad, restaurándoles dentro de tu familia e iglesia. Amen.



1 comentario:

  1. Que gran enseñanza algunos llegamos a creernos mas q el q no conoce y los juzgamos mas nuestro señor Jesus desea es q lleguemos a esa persona y le amekos tal como el lo hizo con nosotros, gracias.

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Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones