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martes, 27 de junio de 2017

ESTUDIO BÍBLICO JUAN 4


ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

Joh 4:1  Cuando,  pues,  el Señor entendió que los fariseos habían oído decir:  Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
Joh 4:2  (aunque Jesús no bautizaba,  sino sus discípulos),
Jesús se sometió al bautismo y así mismo lo hacían aquellos que querían seguir sus enseñanzas. Aquí sus discípulos habían aprendido a hacerlo y habían sido autorizados por el para hacerlo, por eso todo creyente que quiere someterse a las enseñanzas de Cristo se bautiza para identificarse con él en su muerte y en su resurrección. El bautismo es un fundamento de la fe, pues todo aquel que se somete a este, reconoce en Cristo a su Señor y se compromete a mantener su conciencia limpia a través del reconocimiento de su pecado y el arrepentimiento.
Joh 4:3  salió de Judea,  y se fue otra vez a Galilea.
Joh 4:4  Y le era necesario pasar por Samaria.
Su ministerio fue milimétricamente planeado por el Padre, cada paso, cada lugar, cada tiempo habían sido preparados de antemano para que se hiciera conforme a la voluntad divina. Por eso vemos que Jesús reconoce fácilmente a donde dirigirse siempre.
Joh 4:5  Vino,  pues,  a una ciudad de Samaria llamada Sicar,  junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
Encontramos la referencia a este lugar en Gen_48: 22 “Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco. Jacob compró un pedazo de tierra de los hijos de Hamor de un centenar de corderos”; Gen_33: 19-20 “Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas. Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel. Jesús tuvo que pasar por este lugar en donde antiguamente se erigió un altar a Dios.
Joh 4:6  Y estaba allí el pozo de Jacob.  Entonces Jesús,  cansado del camino,  se sentó así junto al pozo.  Era como la hora sexta.
Siendo el medio día, Jesús llega sediento a este lugar que en tiempos lejanos fue altar a Dios y se posa para obrar una de las obras de misericordia más hermosas en el ministerio de Jesús. Este pasaje también muestra la humanidad de Jesús en su expresión cotidiana.
Joh 4:7  Vino una mujer de Samaria a sacar agua;  y Jesús le dijo:  Dame de beber.
Joh 4:8  Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
La historia de la mujer samaritana empieza con su encuentro aparentemente fortuito con Cristo, aunque sabemos que nada hay sin un propósito, y el propósito de Cristo allí, se revelara al final de la historia. Jesús se encuentra solo, y por obra del Padre aparece una mujer solitaria perteneciente a un pueblo que siempre se dedicó a la idolatría y la rebeldía contra Dios, fue constantemente denunciado por los profetas y no se la llevaban bien con los judíos.
Joh 4:9  La mujer samaritana le dijo:  ¿Cómo tú,  siendo judío,  me pides a mí de beber,  que soy mujer samaritana?  Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
Los samaritanos eran considerados por la religión judía como paganos, inferiores, de allí el trato que recibían.
Joh 4:10  Respondió Jesús y le dijo:  Si conocieras el don de Dios,  y quién es el que te dice:  Dame de beber;  tú le pedirías,  y él te daría agua viva.
Jesús en su magna sabiduría le responde y desarma sus argumentos viles como el desprecio y desconfianza que reinaban entre judíos y samaritanos, con la verdad. Ella no conoce el don de Dios que le está siendo presentado, la salvación. Y tampoco reconoce al agua viva que se presenta ante ella como judío. Si lo supiera reconocería su condición y pediría perdón por sus pecados.
Joh 4:11  La mujer le dijo:  Señor,  no tienes con qué sacarla,  y el pozo es hondo.  ¿De dónde,  pues,  tienes el agua viva?
Joh 4:12  ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob,  que nos dio este pozo,  del cual bebieron él,  sus hijos y sus ganados?
La mujer confundida sigue expresando lo que piensa. Pues aunque Jesús le habla en palabras espirituales, ella se rige por lo que ve, pero empieza a comprender, por eso pregunta acaso eres tu mayor que Jacob, a quienes los samaritanos consideraban al igual que los judíos su padre, ya que ambos tenían las mismas raíces.
Joh 4:13  Respondió Jesús y le dijo:  Cualquiera que bebiere de esta agua,  volverá a tener sed;
Joh 4:14  mas el que bebiere del agua que yo le daré,  no tendrá sed jamás;  sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 
Jesús ya le ha hecho entender en algo lo que él le está hablando, ahora Jesús se vuelve más claro para ella y entonces revela su propósito salvador y redentor.
Joh 4:15  La mujer le dijo:  Señor,  dame esa agua,  para que no tenga yo sed,  ni venga aquí a sacarla.
Joh 4:16  Jesús le dijo:  Ve,  llama a tu marido,  y ven acá.
Joh 4:17  Respondió la mujer y dijo:  No tengo marido.  Jesús le dijo:  Bien has dicho:  No tengo marido;
Joh 4:18  porque cinco maridos has tenido,  y el que ahora tienes no es tu marido;  esto has dicho con verdad.
Joh 4:19  Le dijo la mujer:  Señor,  me parece que tú eres profeta.
Joh 4:20  Nuestros padres adoraron en este monte,  y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
Jesús se ha revelado a esta mujer en forma profética como el agua de vida eterna, y ella ahora le comprende en parte, aunque persiste en su necesidad del agua natural.
Ella continúa reconociendo que en aquel lugar fue erigido un lugar de adoración, pero que los judíos dicen que es en Jerusalén en donde eso debía suceder. Ella persiste en su necesidad de conocer cuál es el lugar en donde la adoración sucede, porque tiene la confusión de si es en un lugar específico y quiere que este profeta que le ha revelado la verdad de su corazón se lo revele. Jesús reconoce la sinceridad de esta mujer que reconoce que no está casada ahora, confrontada por su pecado y realidad palpable desenmascarada sutilmente, sin reproches, ni culpabilidad, le descubre como profeta y la adoración empieza a fluir.
Joh 4:21  Jesús le dijo:  Mujer,  créeme,  que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Aunque el templo había sido destinado para la adoración a Dios, Jesús le reconviene para que su adoración no dependa del lugar en el que se hace.
Joh 4:22  Vosotros adoráis lo que no sabéis;  nosotros adoramos lo que sabemos;  porque la salvación viene de los judíos.
Joh 4:23  Mas la hora viene,  y ahora es,  cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;  porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Joh 4:24  Dios es Espíritu;  y los que le adoran,  en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Jesús le hace entender que muchos adoran a Dios sin conocerle, mientras que otros le adoran porque le conocen cuya adoración es espiritual y verdadera. Es necesario que el hombre experimente en su propia vida la verdad de Dios para que a través de ella pueda reconocer porque adora a Dios y porque le sirve, sin este conocimiento, la adoración es falsa y religiosa.
Joh 4:25  Le dijo la mujer:  Sé que ha de venir el Mesías,  llamado el Cristo;  cuando él venga nos declarará todas las cosas.
Joh 4:26  Jesús le dijo:  Yo soy,  el que habla contigo.
Jesús se revela paso a paso con esta mujer, tiernamente responde a sus confusiones, tal cual como lo sigue haciendo hoy en día. Todo aquel que se acerca genuinamente en busca de Dios, Jesús le es revelado, no completamente sino en la medida en que su entendimiento lo puede asimilar. Esta mujer fue comprendiendo poco a poco quien era este hombre que se le acerco a pedir agua y su conversación termino en la transformación de una mujer que impacta a una región completa. Ahora se revela completamente al decirle como a nadie más, que él es el mesías esperado por todo el pueblo de Israel.
Joh 4:27  En esto vinieron sus discípulos,  y se maravillaron de que hablaba con una mujer;  sin embargo,  ninguno dijo:  ¿Qué preguntas?  o,  ¿Qué hablas con ella?
He aquí que los discípulos cada vez más se maravillaban del obrar de Jesús, pues ahora le veían compartir con una mujer, lo cual no era bien visto por la religión, y mucho menos cuando esa mujer era samaritana.
Joh 4:28  Entonces la mujer dejó su cántaro,  y fue a la ciudad,  y dijo a los hombres:
Joh 4:29  Venid,  ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.  ¿No será éste el Cristo?
Joh 4:30  Entonces salieron de la ciudad,  y vinieron a él.
La mujer ahora se convierte en una evangelista que llama a su pueblo a oír de aquel hombre que le ha revelado la verdad de su condición, de su vida y de su necesidad espiritual con tal misericordia. Es entonces que aún persiste la inquietud y se pregunta ¿no será este el Cristo?, el enviado de Dios.
Joh 4:31  Entre tanto,  los discípulos le rogaban,  diciendo:  Rabí,  come.
Joh 4:32  El les dijo:  Yo tengo una comida que comer,  que vosotros no sabéis.
Joh 4:33  Entonces los discípulos decían unos a otros:  ¿Le habrá traído alguien de comer?
Joh 4:34  Jesús les dijo:  Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,  y que acabe su obra.
Los discípulos fueron por comida, entonces ¿porque no come Jesús? Porque el reconoce que su alimento esta en hacer la voluntad del Padre aunque esto conlleve el ayuno. Nosotros hoy también nos alimentamos y fortalecemos espiritualmente cuando obramos conforme a la voluntad divina, la obediencia es la marca distintiva de un discípulo.
Joh 4:35  ¿No decís vosotros:  Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?  He aquí os digo:  Alzad vuestros ojos y mirad los campos,  porque ya están blancos para la siega.
Joh 4:36  Y el que siega recibe salario,  y recoge fruto para vida eterna,  para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
Joh 4:37  Porque en esto es verdadero el dicho:  Uno es el que siembra,  y otro es el que siega.
Joh 4:38  Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis;  otros labraron,  y vosotros habéis entrado en sus labores.
Mientras permanecieron en aquel lugar en donde Jesús conoció a la mujer, les enseña a sus discípulos una gran lección. La salvación de los pueblos y naciones han sido dispuestas como una cosecha, que pocos saben discernir, pero Dios nos pide que reconozcamos cuando los campos están listos para la siega, porque están llenos de fruto. Hace que sus discípulos se reconozcan como sembradores labradores y segadores que recibirán un salario digno, todos enviados por Dios para cumplir su labor, y nadie puede equipararse con el que siembra o el que labra, o el que siega la cosecha, pues cada uno cumple una labor en el reino de Dios.
Joh 4:39  Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer,  que daba testimonio diciendo:  Me dijo todo lo que he hecho.
Joh 4:40  Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos;  y se quedó allí dos días.
Joh 4:41  Y creyeron muchos más por la palabra de él,
Joh 4:42  y decían a la mujer:  Ya no creemos solamente por tu dicho,  porque nosotros mismos hemos oído,  y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo,  el Cristo.
Luego de conocer el testimonio de la mujer que impacto a aquellos hombres, y al ver que una mujer pecadora reconociera la maldad de su corazón, muchos llegaron a conocer a aquel hombre del que les hablaba, y cuando le oían, ya no creían solo al testimonio de la mujer, ahora podían reconocerlo por ellos mismos, y pudieron todos recibir la revelación del Cristo en Samaria para redención y vida. Aquí podemos reconocer la importancia de nuestro testimonio sobre la verdad en nuestra propia vida, el cual puede ser usado por Dios para hacer volver corazones hacia él, y entonces él les hará entender y ver, para que le reconozcan como su Señor y Salvador.
Joh 4:43  Dos días después,  salió de allí y fue a Galilea.
Joh 4:44  Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.
Es una realidad que todo profeta tiene una honra mayor en otros lugares que en su propia tierra, ¿por qué? Por la familiaridad con la que le reconocen todos los que allí le conocieron antes de empezar su ministerio.
Joh 4:45  Cuando vino a Galilea,  los galileos le recibieron,  habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén,  en la fiesta;  porque también ellos habían ido a la fiesta.
Los galileos empezaron a creer en Jesús por lo que vieron en la pascua, cuando subieron a Jerusalén y notaron como aquel conocido suyo ahora obraba milagros y señales.
Joh 4:46  Vino,  pues,  Jesús otra vez a Caná de Galilea,  donde había convertido el agua en vino.  Y había en Capernaum un oficial del rey,  cuyo hijo estaba enfermo.
Su primera señal ocurrió aquí mismo en galilea cuando convirtió el agua en vino. Ahora es buscado por un cortesano, hombre que sirve al rey quien tiene una gran necesidad de verle.
Joh 4:47  Este,  cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea,  vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo,  que estaba a punto de morir.
Joh 4:48  Entonces Jesús le dijo:  Si no viereis señales y prodigios,  no creeréis.
Joh 4:49  El oficial del rey le dijo:  Señor,  desciende antes que mi hijo muera.
Joh 4:50  Jesús le dijo:  Ve,  tu hijo vive.  Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo,  y se fue.
Joh 4:51  Cuando ya él descendía,  sus siervos salieron a recibirle,  y le dieron nuevas,  diciendo:  Tu hijo vive.
Joh 4:52  Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor.  Y le dijeron:  Ayer a las siete le dejó la fiebre.
Joh 4:53  El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho:  Tu hijo vive;  y creyó él con toda su casa.
Joh 4:54  Esta segunda señal hizo Jesús,  cuando fue de Judea a Galilea.
Juan es muy específico al señalar las señales que hizo Cristo en algunos lugares, en especificar las fiestas judías y en recalcar la actitud de los moradores que recibían a Jesús. Esta es la segunda señal que realiza Jesús como revelación a su pueblo, que aunque le veía haciendo milagros, señales y prodigios solo le buscaban para ello. Cuando otros recibían su enseñanza. Las señales tienen una particularidad y es que son usadas por Dios con un propósito, para dar a entender un mensaje o recordatorio. La primera señal de la trasformación del agua en vino, nos da a entender lo que habría de suceder con el evangelio que a través de la palabra los corazones de los hombres serian transformados en odres nuevos que sostendrían el vino nuevo. Esta segunda señal es lo que habría de suceder con aquellos que creen, serán sanados de su enfermedad (el pecado) y restaurados para vida.


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