ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
2Pe 2:1 En el pueblo judío hubo falsos profetas, y también entre ustedes habrá falsos maestros
que encubiertamente introducirán herejías destructivas, al extremo de negar al mismo Señor que los
rescató. Esto les traerá una pronta
destrucción.
Toda herejía niega la verdad, y niega la obra
redentora del Señor. Cualquier enseñanza que comprometa esta verdad, no es sana
y debes evitarla. Los falsos maestros no están lejos, están en tu congregación,
los puedes encontrar escribiendo libros aparentemente cristianos, pero en el
fondo la esencia de su mensaje consiste en negar la obra poderosa de Dios en
Cristo nuestro Señor que nos rescató del pecado. La escritura nos muestra el
testimonio de los falsos profetas que existieron en la antigüedad cuyo
testimonio de destrucción debe servirnos de exhortación para llamarnos a seguir
la verdad.
2Pe 2:2 Muchos los seguirán en sus prácticas
vergonzosas, y por causa de ellos se
difamará el camino de la verdad.
Muchos
son los que hoy en día siguen prácticas y enseñanzas que no producen frutos de
verdad, que son vergonzosas por el simple hecho de que dejan de lado la esencia
de la verdad y su práctica difama el camino. Toda práctica que nos aleje del
camino de la verdad es vergonzosa para aquel que la practica, todo acto que no tenga
un sustento bíblico para soportarlo es una obra que denigra la verdad.
2Pe 2:3 Llevados por la avaricia, estos maestros los explotarán a ustedes con
palabras engañosas. Desde hace mucho
tiempo su condenación está preparada y su destrucción los acecha.
Algunos
maestros enseñaran engaños para explotarles, para manipularles, usarles y
sacarles dinero motivados por la avaricia que aún persiste en sus corazones.
Cualquiera que no sienta contentamiento con lo que el Señor le ha permitido
tener, puede ser tentado por la avaricia que surge en su corazón para ir en pos
de más cosas materiales y junto con ello engañar a los incautos.
2Pe 2:4 Dios no perdonó a los ángeles cuando
pecaron, sino que los arrojó al abismo, metiéndolos en tenebrosas cavernas y reservándolos para el juicio.
Pedro
utiliza el ejemplo de los ángeles que según el libro de Enoc, fueron arrojados
al abismo luego de haber pecado uniéndose a las hijas de los hombres (Génesis
6) y trayendo más maldad a la tierra, su testimonio del castigo debe servir de
exhortación para que enseñemos la verdad, sin tergiversaciones, confrontando la
maldad de nuestros corazones y siguiendo el camino de justicia.
2Pe 2:5 Tampoco perdonó al mundo antiguo cuando mandó
un diluvio sobre los impíos, aunque protegió
a ocho personas, incluyendo a Noé, predicador de la justicia.
2Pe 2:6 Además,
condenó a las ciudades de Sodoma y Gomorra, y las redujo a cenizas, poniéndolas como escarmiento para los impíos.
De
nuevo Pedro refuerza su argumento con el testimonio del diluvio que acarreo la
justicia de Dios sobre la maldad de los hombres y con lo sucedido en Sodoma y
Gomorra para exhortarnos a seguir la verdad y dejar todo engaño atrás.
2Pe 2:7 Por otra parte, libró al justo Lot, que se hallaba abrumado por la vida
desenfrenada de esos perversos,
2Pe 2:8 pues este justo, que convivía con ellos y amaba el bien, día tras día sentía que se le despedazaba el
alma por las obras inicuas que veía y oía.
Dentro
de su exhortación también nos recuerda la vida de Noé como un predicador de
justicia en medio de depravación del hombre, y la justicia de Lot quien se
encontraba abrumado por la perversidad a su alrededor. Sus vidas también sirven
de ejemplo para quienes enseñamos las escrituras, pues debemos mantenernos firmes
en la enseñanza de la verdad con todo sustento en las escrituras para validar
nuestros argumentos y experiencias. Quien ama la verdad y la justicia de Dios
sufre al ver la depravación que puede alcanzar el hombre lejos de Dios.
2Pe 2:9 Todo esto demuestra que el Señor sabe librar
de la prueba a los que viven como Dios quiere,
y reservar a los impíos para castigarlos en el día del juicio.
Su
argumento demuestra con gran convicción que Dios libra de la prueba y el juicio
a aquellos que vive conforme a sus enseñanzas, mientras ejerce su justicia
sobre la existencia.
2Pe 2:10 Esto les espera sobre todo a los que siguen
los corrompidos deseos de la naturaleza humana y desprecian la autoridad del
Señor. ¡Atrevidos y arrogantes que son! No tienen reparo en insultar a los seres
celestiales,
Quien
vive conforme a su naturaleza terrenal y desprecia la verdad es osado y
soberbio pues ha dado preeminencia a su ser por encima de todo, pero quien
actúa así no tiene esperanza de vida eterna. Su mismo atrevimiento y arrogancia
hace que no tengan ningún reparo en despreciar los seres espirituales
existentes.
2Pe 2:11 mientras que los ángeles, a pesar de superarlos en fuerza y en
poder, no pronuncian contra tales seres
ninguna acusación insultante en la presencia del Señor.
Mientras
el hombre en su arrogancia y atrevimiento vilipendia a los seres espirituales,
los ángeles que tienen una mayor fuerza y poder no pronuncian palabra alguna en
su contra pues permanecen en la presencia del Señor. Su mensaje es una clara
exhortación a aquellos que usan palabras arrogantes y de desprecio para con los
seres espirituales, para que mejor guarden sus palabras y callen. Quien calla
actúa con mayor sabiduría que aquel que habla.
2Pe 2:12 Pero aquéllos blasfeman en asuntos que no
entienden. Como animales
irracionales, se guían únicamente por el
instinto, y nacieron para ser atrapados
y degollados. Lo mismo que esos
animales, perecerán también en su
corrupción
Aquellos
que hablan mal, maldicen, y condenan a los seres espirituales no tienen
entendimiento, ni discernimiento acerca de lo espiritual. Quien así obra solo
lo hace guiado por su naturaleza terrenal, ellos son atrapados y cercenados por
sus propias declaraciones blasfemas.
2Pe 2:13 y recibirán el justo pago por sus
injusticias. Su concepto de placer es
entregarse a las pasiones desenfrenadas en pleno día. Son manchas y suciedad, que gozan de sus placeres mientras los
acompañan a ustedes en sus comidas.
Su
castigo es el justo pago por sus injustas palabras y acciones. Quien vive bajo
el influjo del pecado solo puede entregarse al placer que vive en un completo
desenfreno en su ser. Aunque parezcan ocultos sus actos desenfrenados a la
vista de todos, sus pasiones tarde o temprano les delatan.
2Pe 2:14 Tienen los ojos llenos de adulterio y son
insaciables en el pecar; seducen a las
personas inconstantes; son expertos en
la avaricia, ¡hijos de maldición!
Quien
vive en su naturaleza carnal permanece lleno de promiscuidad y su ser se vuelve
insaciable para buscar el placer. Tienen una gran habilidad para seducir a los
inconstantes en el camino de la verdad, pues contaminan tu ser con sus palabras
y acciones, la ruindad consume su ser en el deseo y el placer.
2Pe 2:15 Han abandonado el camino recto, y se han extraviado para seguir la senda de
Balaam, hijo de Bosor, a quien le
encantaba el salario de la injusticia.
Pedro
con gran conocimiento de las escrituras usa los ejemplos de antaño como una
reflexión para aquellos que van por el camino de la verdad. Y que mejor ejemplo
que Balaam que siendo profeta del Señor desvió su camino por la avaricia que
consumía su ser y se fue en contra del pueblo del Señor.
2Pe 2:16 Pero fue reprendido por su maldad: su burra --una muda bestia de carga-- habló
con voz humana y refrenó la locura del profeta.
Dios
dispuso de una burra que le llevaba para refrenar la locura del profeta, de
igual manera Dios puede usar métodos poco ortodoxos para con aquellos que se
desvían del camino y van tras sus propios deseos.
2Pe 2:17 Estos individuos son fuentes sin agua, niebla empujada por la tormenta, para quienes está reservada la más densa
oscuridad.
Pedro
compara a aquellos que abandonan el camino recto con fuentes sin agua, que son
fuentes muertas, que no desconocen su origen y se llenan de maleza, con agua
empujada por la tormenta de sus emociones y pensamientos y para quienes se haya
reservada la más pesada oscuridad en lo eterno.
2Pe 2:18 Pronunciando discursos arrogantes y sin
sentido, seducen con los instintos
naturales desenfrenados a quienes apenas comienzan a apartarse de los que viven
en el error.
Sus
alocuciones están llenas de sí mismos, no tienen ningún sentido acerca de la
verdad, cautivan con facilidad a aquellos que viven en el error de una falsa
enseñanza.
2Pe 2:19 Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la
corrupción, ya que cada uno es esclavo
de aquello que lo ha dominado.
Nadie
puede prometer dar de aquello que no ha experimentado en su propio ser, quien
no es libre del pecado, no puede hacer libres a otros, quien no se libera de
los malos deseos de su corazón no puede guiar a otros para dejarlos, cada uno
da de lo que tiene y cada uno es esclavo de aquello que le domina, si somos
esclavos de Cristo entonces debemos tener el dominio propio para vivirlo en
cada área de nuestras vidas, así como aquel que es dominado por el pecado es
esclavo de él y obra conforme a su naturaleza carnal.
2Pe 2:20 Si habiendo escapado de la contaminación del
mundo por haber conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vuelven a enredarse en ella y son
vencidos, terminan en peores condiciones
que al principio.
2Pe 2:21 Más les hubiera valido no conocer el camino de
la justicia, que abandonarlo después de
haber conocido el santo mandamiento que se les dio.
Quien
ha escapado de la contaminación del mundo por medio de Cristo y vuelve a
enredarse en ella termina por quedar en una condición peor a la que estaba en
un principio, si era fornicario ahondara más en su condición anterior, si era
mentiroso profundizara en este grotesco estado. Claro que hubiese sido mejor,
porque con el abandono del conocimiento que les fue confiado solo ganaran la
justa condena por sus acciones. Algunos pueden preguntarse si se puede perder
la salvación, pero eso no es lo que la escritura hace referencia.
2Pe 2:22 En su caso ha sucedido lo que acertadamente
afirman estos proverbios: "El perro
vuelve a su vómito", y "la
puerca lavada, a revolcarse en el
lodo".
Proverbios
26:11 nos sirve de exhortación para que evitemos faltar a la verdad, evitando
volver al lugar de donde salimos, lo cual solo puede ser posible mediante una
relación que se fortalece en la oración, la palabra y el poner por obra todo
aquello que entendemos de parte de Dios. Pedro en este capítulo exhorta al
creyente y al servidor a entregarse de corazón a la verdad, siguiendo su
consejo y fortaleciendo su relación con el Señor, para que no se desvíe del
camino y el llamado que le acompaña.