ESTUDIO BÍBLICO SANTIAGO 4

ESTUDIO BÍBLICO

Por: Camilo Sastoque

Ministerio Unidad de la Fe

Jas 4:1  ¿De dónde surgen las guerras y los conflictos entre ustedes?  ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes mismos?*

De donde surge la violencia, los conflictos y las guerras?, ellas surgen de nuestro interior, mientras existan divisiones y contiendas en nuestro ser, mientras no exista unidad de la fe, unidad en nuestro ser (alma, cuerpo y espíritu), el hombre no podrá experimentar paz. El deseo y la pasión solo pueden dominar al hombre que vive por ellas, o para saciarlas, mientras el hombre espiritual vive para saciar su necesidad de Dios, para encontrar el reno que Dios ha dispuesto por el Espíritu al corazón del hombre.

Jas 4:2  Desean algo y no lo consiguen.  Matan y sienten envidia,  y no pueden obtener lo que quieren.  Riñen y se hacen la guerra.  No tienen,  porque no piden.

Cuando el deseo o la pasión no pueden ser saciados la violencia, la envidia, la insatisfacción, el dolor y el rencor se hacen evidentes. Cuando el hombre se encuentra dividido contra sí mismo en su deseo por dar complimiento a todas sus pasiones, la guerra surge, no hay concordancia entre lo que se piensa y lo que se dice, no piden porque buscan saciarse por sus propios medios, allí la confianza no puede surgir.

Jas 4:3  Y cuando piden,  no reciben porque piden con malas intenciones,  para satisfacer sus propias pasiones.

Cuando el hombre se encuentra dividido contra sí mismo por sus deseos, no puede orar conforme a la voluntad divina. Debemos tener en cuenta que esto puede ocurrir en el creyente, porque es a los creyentes que Santiago está hablando. Nuestro corazón al comienzo de nuestra vida espiritual puede sentirse defraudado por no encontrar respuesta a la oración, pero es allí donde se prueba si lo que oramos nace de la división o de la unidad, si hay división o contienda el corazón no podrá expresar la voluntad del Padre, mientras que cuando la guerra interior ha cesado le será más fácil comprender la voluntad divina.

Jas 4:4  ¡Oh gente adúltera!  ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?  Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios.

A quien le está hablando Santiago?, a los adúlteros? O a aquellos que han vuelto la espalda a Jesús, esposo de la iglesia, por ir en pos de sus propios deseos. Porque no solo adultera aquel que tiene relaciones sexuales con otra pareja siendo casado, adultera la mente que no se sacia en el amor de Dios, y que busca en el mundo aquello que no puede ser saciado, el placer. El mundo representa todo aquello que nos aparta de Dios, y Santiago nos advierte que aquel que prefiere la amistad del mundo (la fama, la vanagloria, el placer) se convierte en un opositor de Dios. No lo has notado?, todo aquel que se aleja de Dios, después le critica, y se vuelve un acérrimo contradictor.

Jas 4:5  ¿O creen que la Escritura dice en vano que Dios ama celosamente al espíritu que hizo morar en nosotros?*

Hermosa respuesta es esta, y ha de ser meditada con perseverancia. Podemos traducirlo también como “el espíritu que el hizo morar en nosotros le anhela celosamente”, esa naturaleza divina que se halla en el interior, que pertenece a él, y que nos acerca a él. Es allí donde habita su amor, y donde reside la eternidad del corazón.

Jas 4:6  Pero él nos da mayor ayuda con su gracia.  Por eso dice la Escritura:  "Dios resiste a los orgullosos,  pero da gracia a los humildes."*

Su gracia es la ayuda necesaria para volver a él. Por eso la escritura menciona en proverbios 3:34 que la divinidad se opone o es opuesta a los orgullosos, los soberbios, aquellos que piensan que están por encima de los demás, mientras que el da gracia, favor a los que se humillan a sí mismos. Todo aquel que piensa que es superior en posición, en poder, en algo solo busca satisfacer su propia concupiscencia y no va en pos de Dios, sino de sí mismo y esto proviene del adversario que constriñe nuestras mentes.

Jas 4:7  Así que sométanse a Dios.  Resistan al diablo,  y él huirá de ustedes.

De modo que al someternos a Dios, al obedecerle, nos oponemos al calumniador, contradecimos lo que puede estar tratando de poner en nuestras mentes, para luego al no encontrar fruto de sus acciones hulla de nosotros.

Jas 4:8  Acérquense a Dios,  y él se acercará a ustedes.  ¡Pecadores,  límpiense las manos!  ¡Ustedes los inconstantes,  purifiquen su corazón!

Volvamos próximos a Dios, para que él sea cercano a nosotros, Si hemos pecado, entonces limpiémonos las manos con el agua de la palabra, y confrontemos nuestras acciones con el Espíritu para encontrar discernimiento de lo que es mejor. Y aquellos que son vacilantes, indecisos, de doble ánimo, inconstantes purifiquen su corazón por medio de la fe. Aquí encontramos una llamado al arrepentimiento genuino.

Jas 4:9  Reconozcan sus miserias,  lloren y laméntense.  Que su risa se convierta en llanto,  y su alegría en tristeza.

El primer paso en un arrepentimiento genuino es el reconocimiento de nuestra verdadera condición de miseria, para que la tristeza que produce pueda encontrar cabida en nuestros corazones y podamos llorar y clamar a Dios por su perdón.

Jas 4:10  Humíllense delante del Señor,  y él los exaltará.

Luego viene la humillación de todo nuestro ser, de nuestro ego ante Dios, reconociendo nuestra necesidad, nuestra pobreza, nuestra impureza y maldad, entonces él nos exaltará con la gracia de su salvación, que no merecíamos, pero que ahora nos ha sido entregada por amor.

Jas 4:11  Hermanos,  no hablen mal unos de otros.  Si alguien habla mal de su hermano,  o lo juzga,  habla mal de la ley y la juzga.  Y si juzgas la ley,  ya no eres cumplidor de la ley,  sino su juez.

Solo alguien que ha vivido un verdadero arrepentimiento sabe que no debe juzgar o hablar mal del hermano, juzgando a su prójimo solo por su propia opinión, porque al hacerlo juzga la ley con la que hemos podido reconocer el pecado y si lo hacemos ya no cumplimos la ley, sino que nos convertimos en jueces que dejan de lado el concepto del juez, para impartir justicia por su propia cuenta. La ley se ha resumido en amar al prójimo como a ti mismo, y si no te juzgas primero a ti mismo, como entonces intentas hacerlo para con los demás, y si has vivido el juicio justo de Dios sobre tu vida, entonces debes reconocer al juez y legislador supremo a quien todos darán cuentas de sus actos. Recuerda juzgar la enseñanza equivocada, pero no juzgues al hermano, porque su enseñanza puede no ser una muestra real de su vida.

Jas 4:12  No hay más que un solo legislador y juez,  aquel que puede salvar y destruir.  Tú,  en cambio,  ¿quién eres para juzgar a tu prójimo?

Quien juzga deja de lado su posición de cumplidor de la ley, para volverse de ella y convertirse en legislador, lo cual es incorrecto. Quien así actúa cree para sí mismo que es mejor que su prójimo, que es infalible, que es conocedor de toda la impartición y que actúa conforme al amor, pero sin darse cuenta que está lejos de serlo.

Jas 4:13  Ahora escuchen esto,  ustedes que dicen:  "Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad,  pasaremos allí un año,  haremos negocios y ganaremos dinero."

Jas 4:14  ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana!  ¿Qué es su vida?  Ustedes son como la niebla,  que aparece por un momento y luego se desvanece.

Jas 4:15  Más bien,  debieran decir:  "Si el Señor quiere,  viviremos y haremos esto o aquello."

Quien puede actuar en el Señor sin tomar en cuenta que es por él y para él que vivimos. Nadie conoce el futuro y muchos hacen planes sin contar con el favor de Dios, porque aún tienen puestas sus esperanzas en sus propios talentos, quien así actúa desconoce la humildad que acompaña el corazón del siervo. Nuestras palabras como podemos notar hacen evidente los motivos del corazón del que habla, ellas pueden parecer sutiles o engañosas, pero si escuchamos con atención podemos advertir su verdadera intención.

Jas 4:16  Pero ahora se jactan en sus fanfarronerías.  Toda esta jactancia es mala.

La jactancia no proviene del amor, proviene del ego, de la mentira y el engaño, y quien se jacta de lo que hace o lo que hará desconoce que es su vida, también es falto de entendimiento pues vive en el futuro, cuando debería vivir y disfrutar su presente.

Jas 4:17  Así que comete pecado todo el que sabe hacer el bien y no lo hace.

Si alguien que sabe hacer lo bueno, lo recto, lo mejor, no lo hace, falta ante Dios, pues debemos obrar conforme a lo que nuestro espíritu nos constriñe a hacer y esto siempre será lo mejor.