Páginas

lunes, 10 de octubre de 2016

TIEMPO DE REFLEXIÓN

Resultado de imagen para equilibrista torres gemelas
En Nueva York se construyeron dos rascacielos impresionante­mente altos, a treinta metros de distancia uno del otro.
Un famoso equilibrista tendió una cuerda en lo más alto de estos edificios gemelos con el fin de pasar caminando sobre ella. An­tes dijo a la multitud expectante: "Me subiré y cruzaré sobre la cuerda, pero necesito que ustedes crean en mí y tengan confian­za en que lo voy a lograr...". -"Claro que sí", respondieron todos al mismo tiempo. Subió por el elevador y ayudándose de una vara de equilibrio comenzó a atravesar de un edificio a otro so­bre la cuerda floja.
Habiendo logrado la hazaña bajó y dijo a la multitud que le aplau­día emocionada: "Ahora voy a pasar por segunda ocasión, pero sin la ayuda de la vara. Por tanto, más que antes, necesito su confianza y su fe en mí". El equilibrista subió nuevamente por el elevador y luego comenzó a cruzar lentamente de un edificio has­ta el otro. La gente estaba muda de asombro y aplaudía.
Entonces el equilibrista bajó y en medio de las ovaciones por ter­cera vez dijo: "Ahora pasaré por última vez, pero empujaré una carretilla sobre la cuerda... necesito, más que nunca, que crean en mí y confíen en mí". La multitud guardaba un tenso silencio. Nadie se atrevía a creer que esto fuera posible... -"Basta que una sola persona confíe en mí y lo haré", afirmó el equilibrista.
Entonces uno de los que estaba atrás gritó: "Sí, sí, yo creo en ti: tu puedes. Yo confío en ti...". El equilibrista para certificar su confianza, lo retó: "Si de veras confías en mí, vente conmigo y súbete a la carretilla...".
Cuando en verdad le creemos a Jesús nos subimos a su cruz, muriendo a todo aquello que no nos deja vivir. Este tipo de fe nos permite ver lo invisible y tener esperanza, ya que todo es posible para el que cree.

Isa 57:13 Cuando clames, que te libren tus ídolos; pero a todos ellos llevará el viento, un soplo los arrebatará; mas el que en mí confía tendrá la tierra por heredad, y poseerá mi santo monte.

La confianza es algo que parece sencillo, pero que solo puede medirse en la medida en que esa confianza no se ve menguada por las circunstancias. La confianza surge en la medida en que surge una convicción certera sobre aquel en que confiamos y esto solo es posible mediante una relación íntima. Es en la intimidad con Dios en donde la confianza puede surgir, en el conocernos diariamente y conocer sus palabras en donde el hombre puede descansar con certeza en su corazón. Es en un Dios que no cambia que el hombre puede confiar y seguirle, entregando su vida por su causa. La historia nos exhorta para reconocer si verdaderamente tenemos confianza, eso fue lo que el hombre pidió, en la primera oportunidad demostró que podía hacerlo, así que confiar la segunda vez no fue tan difícil, ya lo había hecho y lo podía hacer una vez más aunque fuese más difícil, hasta cuando les pidió compromiso a aquellos que decían que confiaban en él. Esta historia hace que recordemos lo que Cristo hizo por nosotros, puede que al principio confiemos un poco y digamos él puede hacerlo y lo haga, cambia nuestras vidas, algunas circunstancias y decimos: ¡ohh! confiamos en él, pero cuando la situación cada vez se pone más crítica es donde la verdadera confianza puede surgir. Todos confían cuando todo anda bien, pero cuando las cosas no se dan, cuando las cosas no suceden y pasan los años, o cuando Dios nos pide que le acompañemos aun cuando parece resgoso es cuando se mide de verdad nuestra confianza, ¿en verdad confiamos en Dios? O solo lo hacemos porque hemos escuchado que resucito los muertos, que sano a los enfermos, que cambio vidas, pero, ¿lo hemos acompañado a hacerlo?

GUIA DE ESTUDIO
¿Qué tanto confías en Dios?
¿A que le has acompañado, que haya hecho crecer tu confianza en él?

¿Cómo está tu confianza, débil o fortalecida?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones