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domingo, 29 de noviembre de 2015

PREDICA DOMINICAL - LA PRUEBA


LA PRUEBA

Pro 17:3  En el crisol se prueba la plata
 y en el horno se prueba el oro, 
 pero al corazón lo prueba el Señor.


INTRODUCCIÓN

Cuando queremos saber de qué está hecho algo, debemos probarlo, la escritura nos recomienda probar los espíritus 1Jn 4:1  Amados,  no creáis a todo espíritu,  sino probad los espíritus si son de Dios;  porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. Cuando una universidad o colegio quieren probar los conocimientos de sus estudiantes los someten a pruebas o test para reconocer sus falencias.

Todo discípulo del Señor también tiene el mismo proceso, su conocimiento, su fe y su corazón debe ser probados para ser pulidos y mejorados conforme a la voluntad de Dios.
De igual manera la escritura estipula que para el creyente que está en proceso de crecimiento existen también unos procesos que prueban su desarrollo y que hacen parte del progreso en el perfeccionamiento de su ser.

A nadie le gusta ser probado, cuando nos hacen un test o examen esto nos hace sentir incomodos, a veces nerviosos, alterados, pero si no somos probados en nuestro desarrollo, entonces nos será imposible avanzar.

DESARROLLO

En proverbios encontramos tres tipos de pruebas para algunas cosas que parecen distintas pero que todas apuntan al hombre. La primera prueba que se dispone es la de la plata, la cual es probada por el crisol. El Crisol es un elemento en el cual se coloca la plata a altas temperaturas para limpiarla y probar su finura. La plata representa a la palabra que debe ser probada en nuestro corazón por la disciplina del Espíritu para confianza de la salvación en Dios. Este es el primer proceso que debe sufrir el creyente, en donde será probada su confianza en la palabra para que esta se establezca con poder en el corazón del hombre y pueda ser obedecida con amor.

La siguiente prueba que se dispone es la del oro, el cual se calienta en un horno a temperaturas aún mayores a las cuales se expone la plata, de modo que todas las impurezas de este metal salgan a relucir y sean curadas para perfeccionamiento de su pureza. El oro representa a nuestra fe, una fe que como menciona Pedro: 1Pe 1:7  para que sometida a prueba vuestra fe,  mucho más preciosa que el oro,  el cual aunque perecedero se prueba con fuego,  sea hallada en alabanza,  gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
Esta fe necesita ser probada para que prevalezca su pureza y sea quitada toda mancha de impiedad para que con devoción el hombre pueda vivir en toda virtud, y su fe pueda dar fruto para alabanza, gloria y honra de Dios, en aquel que obra conforme a su voluntad.

La última prueba que aparece es la de Dios, que prueba el corazón del hombre, pesando sus verdaderas intenciones. Muchos pueden dar apariencia de virtud, aparentar conocer la verdad, y además pareciera que dan fruto, pero aunque las pruebas anteriores no lo revelen, la prueba a la presencia del Señor revela como fuego consumidor toda mentira y engaño.

CONCLUSIÓN

El hombre vivirá sometido a estas pruebas en todo momento, porque el proceso de perfeccionamiento es continuo, es algo que no termina sino con la muerte, de modo que cada vez que algo nos es revelado, sucede con un propósito, el de perfeccionarnos, pero sin la prueba que fortalezca la confianza, luego esa confianza que surge debe ser probada para que pulida pueda ser probada por el Señor en la práctica continua del amor y la verdad.

Así como cada cosa tiene su punto de prueba en lo terrenal, así también en lo espiritual, lo verdadero tiene que ser probado para descubrir toda falsedad.


Oremos, Señor confiamos plenamente en que tu conoces lo mejor para nosotros, por eso queremos pedirte que fortalezcas nuestro ser interior para no fallar en medio de la prueba, que podamos elegir la virtud, la bondad y el amor siempre, amen.

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