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domingo, 15 de noviembre de 2015

PREDICA DOMINICAL - EL ULTIMO PECADO

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PREDICA DOMINICAL
Por camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

EL ÚLTIMO PECADO

PASAJE:
Santiago 1:14  sino que cada uno es tentado,  cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido.

INTRODUCCIÓN

Todo creyente vive una insufrible batalla contra el pecado, que pocos son capaces de relatar, pues hace parte de esas cosas que uno quisiera olvidar y no tener que volver a recordar. Una fuente incesante de derrotas y victorias que podrían dar cuenta de la ofensiva que se libra.
Todos hemos pecado, no hay quien pueda decir lo contrario si es un verdadero creyente que reconoce de donde Dios lo saco, pero parece que algunas cosas que permitimos en nuestras vidas o a las que les dimos mayor cabida pueden generarnos un gran dolor de cabeza a pesar de vivir un verdadero arrepentimiento.
También es cierto que al nacer de nuevo, rompemos con el yugo que el pecado tenía sobre nuestras vidas y son muchas las cosas que parecemos superar, pero solo en la medida en que permanecemos en la presencia de Dios. Pero como permanecer en la presencia de Dios no es fácil, y el hombre por su misma naturaleza es inconstante, entonces tiende volver atrás, algunos se quedan allí, otros luchan constantemente con aquello que su propia concupiscencia desea.

DESARROLLO

El versículo del pasaje resuena constantemente en nuestro corazón cuando batallamos con aquellas cosas que parecían ya vencidas. Para algunos son los vicios, la vanidad, su pasado y para otros el egoísmo, la mentira y la lujuria entre otros pecados en los que caímos en el pasado, pero que apenas bajamos la guardia pueden volver a tocar la puerta de nuestro corazón.
Muchos son los cristianos a los que nos cuesta reconocer aquello con lo que batallamos, algunos lidian con su carácter, otros con sus emociones lastimadas o desbordadas, otros con sus deseos insaciables, otros con su dolor, otros con la falta de perdón, otros con la pornografía, otros con la lujuria, otros con la codicia, otros con un pecado oculto o una mentira. Todo verdadero cristiano batallara contra algo en particular durante toda su vida, que en alguna época de su vida fue el patrón. Si no es con su concupiscencia, puede ser algo de su pasado, o su carácter, con lo que habrá de contender toda su vida de creyente.
Esta lucha esta mediada por el descuido de lo espiritual, vivimos en un mundo caído, que provoca al creyente para que salga a flote aquello que parecía sepultado al conocer del Señor, su pecado. El creyente ha de combatir contra aquello que en algún tiempo le domino, su propia concupiscencia. De modo que no podemos descuidar la presencia de Dios en nuestras vidas, así como la lectura de las escrituras y el mantener una relación íntima con el Señor. No podemos ser complacientes con nuestra naturaleza carnal, debemos ejercer ese dominio propio que nos da el espíritu para evitar caer en medio de la tentación que proviene de aquello que deseábamos.
Siempre hay un último pecado, algo que hemos descuidado o que nos controló en algún tiempo contra lo cual no podemos relajarnos, pues es siempre una constante para el creyente que desea ir en pos de Dios.

CONCLUSIÓN

No podemos ser irresponsables y decir que no fue nuestra culpa, no podemos ser descuidados con nuestra vida espiritual, no podemos darnos el lujo de dejar de alimentar nuestra naturaleza espiritual, pues nuestra naturaleza carnal esta activa en todo momento y todo está dispuesto para alimentarla a ella.

Si nos descuidamos solo podemos encontrar tropiezos, y por último la caída. Es lo que corresponde al descuido, no podemos decir que no sabíamos, debemos saberlo, la batalla estará planteada desde el mismo momento en que nos convertimos al Señor. En mi tierra hay un dicho: “soldado advertido no muere en guerra”, somos soldados en una batalla espiritual, que se libra dentro y fuera de nuestro ser, pero aunque no podamos controlar lo exterior, si podemos tener el control de lo que sucede en nuestro interior.

Oremos, Señor, ayúdanos en medio de nuestra debilidad, en medio del tedio espiritual, en medio de la batalla contra aquello que no deseamos tener en nuestras vidas, ayúdanos a vivir una vida santa, para mantenernos en comunión, perdona nuestras ofensas y si hemos caído, no permitas que nuestros corazones se endurezcan por el pecado y que podamos ir al arrepentimiento con diligencia, ayúdanos en tu amor y gracia, amen.





3 comentarios:

  1. Que hermosa reflexión. Muchas gracias por compartir, este bello pensamiento de la palabra de Dios

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  2. Que hermosa reflexión. Muchas gracias por compartir, este bello pensamiento de la palabra de Dios

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  3. Exelentes predicas que hablan al corazon

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Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones