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lunes, 3 de marzo de 2014

TIEMPO DE REFLEXION



Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algu­nos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda.
Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy pro­fundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.
El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había las­timado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la opera­ción de rescate.
Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que el capataz sa­crificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Los empleados, comandados por el capa­taz, comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo como para cubrir al caballo.
Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subien­do. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente, ¡consiguió salir!

Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta historia. No aceptes la tierra que tiraron sobre ti; sacúdela y sube sobre ella. Y cuanto más         tiraren, más irás subiendo, subiendo, subiendo...

Apocalipsis 2:3  y has sufrido,  y has tenido paciencia,  y has trabajado arduamente por amor de mi nombre,  y no has desmayado.

El camino del creyente no es un camino más fácil, en realidad es un camino más consciente, más despierto, pero no fácil, por eso al enfrentar dificultades, sufrimientos, dolores, perdidas, enemistades, chismes, o persecución en nosotros está la posibilidad de elegir como respondemos ante las circunstancias que se nos presentan, o permitimos que ellas nos entierren en la frustración y el dolor, o mejor elegimos el perdón, la oración, el amor y la paciencia, para responder ante lo que se nos presenta dando gracias a Dios por permitirnos a través de ellas seguir creciendo. La historia de hoy nos recuerda que cuando estamos conscientes de la presencia de Dios en nuestras vidas, elegir el camino de vida, siempre estará disponible para el creyente, un camino que te permitirá seguir subiendo a pesar de que otros te echen la tierra de su egoísmo, de su ansiedad, de su preocupación, de su afán, de su dolor, de sus mentiras y engaños, Dios ha dispuesto que puedas elegir lo mejor, la virtud de sobrepasar la adversidad. El versículo de hoy nos recuerda que la iglesia siempre sufrirá persecución, dolor y angustia en este mundo, pero con paciencia hemos de perseverar en la obra que tenemos por delante, de llevar el mensaje que se nos ha encomendado a pesar de que todo pueda estar en nuestra contra, que Dios pueda decirnos siempre que trabamos paciente, diligente y perseverantemente por amor de Su nombre sin desmayar en el intento.

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