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lunes, 10 de junio de 2013

TIEMPO DE REFLEXIÓN


Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer afro-americana, de edad avanzada estaba parada en el hombrillo de una autopista de Alabama, tratando de soportar una fuerte tormenta. Su carro se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo carro. Un joven blanco se detuvo a ayudarla, a pesar de todo los conflictos que habían ocurrido durante los 60. El joven la llevó a un lugar seguro, la ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi.

Ella parecía estar bastante apurada. Anotó la dirección del joven, le agradeció y se fue. Siete días pasaron, cuando tocaron a la puerta. Para sorpresa del joven, un televisor pantalla gigante a color le fue entregado por correo en su casa. Tenía una nota espe­cial adjunta al paquete: "Muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anegó no sólo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció usted. Gracias a ello, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que mu­riera. Dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente. Sinceramente, la Señora de Nat King Cole".

Pro 3:28  Nunca digas a tu prójimo: 
 "Vuelve más tarde;  te ayudaré mañana", 
 si hoy tienes con qué ayudarlo.


La ayuda es indispensable para vivir en una sociedad mas justa y equitativa, si aprendemos a ayudar sin importar a quien, entonces viviremos para trasformar una sociedad que se ha envuelto en el egoísmo y que solo se preocupa por si misma, enseña a tus hijos a ayudar, a compartir y a dar de su tiempo para los demás, así dejaremos de lado el egoísmo y viviremos para compartir y ayudar a los que mas lo necesitan. Como te has sentido cuando alguien desinteresadamente te ayuda?, muy bien, cierto!, entonces continuemos repartiendo nuestra ayuda para hacer de nuestras iglesias, familias y sociedades algo mejor cada día, así como lo hizo el joven de esta historia, cuando ayudamos mostramos a Dios en nuestro ser y le compartimos a los demás de eso que debería abundar en nuestro corazón que es la gratitud. Deja de lado el egoísmo de solo pensar en ti mismo y aprende a compartir y a ayudar aun cuando mas difícil parezca, aunque sea tu enemigo, solo así mostraremos el carácter de Cristo.

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