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lunes, 1 de abril de 2013

TIEMPO DE REFLEXIÓN



Yo tenía 16 años y estaba viviendo con mis padres en el instituto que mi abuelo había fundado a 18 millas en las afueras de la ciu­dad de Durban, en Sudáfrica, en medio de plantaciones de azú­car. Estábamos bien dentro del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mí siempre nos entusiasmaba el po­der ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine.
Un día mi padre me pidió que le llevara a la ciudad para atender una conferencia que duraba el día entero y yo salté a la oportuni­dad. Como iba a la ciudad, mi madre me dio una lista de cosas del supermercado que necesitaba y, como iba a pasar todo el día en la ciudad, mi padre me pidió que me hiciera cargo de algunas co­sas pendientes como llevar el auto al taller. Cuando despedí a mi padre él me dijo: "Nos vemos aquí a las 5:00 p.m. para irnos a casa".
Después de completar todos los encargos, rápidamente, me fui hasta el cine más cercano. Me concentré tanto con una película de John Wayne que me olvidé del tiempo. Eran las 5:30 p.m. cuando me acordé. Corrí al taller, conseguí el auto y me apuré hasta don­de mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6:00 p.m. Me preguntó con ansiedad: "¿Por qué llegas tarde?". Me sentía mal por eso y no le podía decir que estaba viendo una película de John Wayne. Le contesté que el auto no estaba listo y tuve que espe­rar... Esto lo dije sin saber que mi padre ya había llamado al taller.
Cuando se dio cuenta que había mentido, me dijo: "Algo no anda bien en la manera que te he criado: que no te ha dado la confianza de decirme la verdad. Voy a reflexionar qué es lo que hice mal contigo. Voy a caminar las 18 millas (unos 27 kilómetros) a la casa y pensar sobre esto".
Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a caminar hasta la casa por caminos de tierra, sin iluminación. No lo podía dejar solo... así que yo manejé 5 horas y media detrás de él... viendo a mi padre sufrir la agonía de una mentira estúpida que yo había dicho.
Decidí desde ahí que nunca más iba a mentir.
Proverbios 13:5  El justo aborrece la mentira; 
 el malvado acarrea vergüenza y deshonra.
La mentira aunque a veces nos parezca justificada no es más que la intención de evitar la vergüenza y la humillación que conlleva decir la verdad, el problema es que aunque parezca que evitamos confrontar la verdad, tarde o temprano esta nos confrontara a nosotros y la vergüenza y deshonra por no decir la verdad cuando podríamos hacerlo nos enfrenta a esta cruel realidad; mentimos para quedar bien con todos, mentimos para que no nos descubran, mentimos por vanidad, mentimos para hacer daño a los demás con chismes o historias inventadas, mentimos para creernos mejores que los demás porque parece que no valoramos quien somos y lo que tenemos, mentimos para ocultar o evadir la realidad de lo que somos, “unos mentirosos”, reconocerlo no es fácil y menos en una sociedad que valora a los mentirosos y corruptos, entonces porque no empezar un cambio?; valoramos las mentiras infames que nos muestra la televisión, el cine y la música, disfrazadas de buenas intenciones, valoramos la mentira por sobre la verdad y después nos quejamos de porque nadie es sincero; mentimos porque nos es cómodo para salir de paso, para evitarnos un regaño o una vaciada, mentimos por naturaleza, pero tenemos que saber que mentir trae sus consecuencias que no son nada agradables, a todos alguna vez nos han cogido en la mentira y el daño que hacemos es mayor que las consecuencias que podríamos haber sufrido por decir la verdad. La historia nos muestra la vergüenza y deshonra de un hijo confrontado por su mentira ante su padre para salir de paso ante una situación incómoda, luego tuvo que enfrentar el dolor de su padre quien sabiamente hizo que reflexionara y muy seguramente pensara la próxima vez si volvería a mentir; mentimos porque no sabemos lo dañino que es, mentimos porque no entendemos sus consecuencias, que pueden dañar toda una vida, mentimos porque somos pecadores, pero Dios como un padre misericordioso nos ofrece su perdón, no crees que es tiempo de confesar tus pecados y mentiras ante Dios?, que es tiempo de afrontar la verdad y dejar de huirle a la realidad?, te invito a que como yo dejes de lado la mentira, y aprendas a aborrecerla, para que por la gracia de Dios evites la vergüenza, deshonra y las consecuencias de la terrible y destructiva mentira o mentirilla piadosa como algunos la llaman colocándole un nombre consolador. Si alguna vez has afrontado una situación en donde se dieron cuenta de tus mentiras entonces entenderás el versículo de los proverbios que está arriba, deja de lado la mentira y el mundo de mentiras que has creado, y empieza a vivir tu realidad. Bendiciones.

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