ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo A. Sastoque M.
Rom
12:1 Por lo
tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de
Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual,* ofrezca su cuerpo
como sacrificio vivo, santo y agradable
a Dios. Después de haber sido presentada la
enseñanza doctrinaria de esta epístola ahora sigue una serie de exhortaciones
tocante a los deberes prácticos. La bondadosa misericordia de Dios siempre ha
de ser tenida en cuenta para que la vanidad, y la arrogancia estén lejos de la
vida del creyente, y además nos alista a vivir en adoración espiritual
ofreciendo, aceptando, presentando, y sometiendo nuestro cuerpo como un todo
(cuerpo, alma y espíritu) en continuo sacrificio, que es un sometimiento en
sumisión y dependencia que establece una comunicación y comunión entre el que
se ofrece y quien lo recibe; el cual se hace un estilo de vida, apartado del
mundo y agradable a Dios.
Rom
12:2 No se amolden al mundo
actual, sino sean transformados mediante
la renovación de su mente. Así podrán
comprobar cuál es la voluntad de Dios,
buena, agradable y perfecta. No debemos actuar en forma parecida o similar al mundo
porque entonces que nos diferenciaría?, sino que debemos permitir que nuestra
mente o entendimiento sea transformado, renovado, y sometido libremente a la
voluntad de Dios de acuerdo a la escritura. El permitir que esto ocurra en
nosotros nos llevara a entender, probar, saber, comprobar y examinar si estamos
en la voluntad de Dios que es buena, porque siempre provocará algo bueno en
nosotros, agradable, porque en contraste con todo lo que es arbitrario, el
fruto que produce en nosotros es así, y perfecta, porque nos conduce hacia la
perfección en Cristo.
Rom
12:3 Por la gracia que se me ha
dado, les digo a todos ustedes: Nadie tenga un concepto de sí más alto que el
que debe tener, sino más bien piense de
sí mismo con moderación, según la medida
de fe que Dios le haya dado. Como apóstol de
Jesucristo, Pablo ejemplifica así su propio precepto, y se apoya humildemente
en el oficio que le autorizaba y le obligaba a usar tal franqueza para con
todos. “Ninguno tenga una mentalidad o concepto superior, arrogante o vano
(altivo), de sí mismo, sino que tenga la mentalidad, pensamiento o sentir que
conduzca a una mentalidad sobria que le permita interesarse en sí mismo con
preocupación y obediencia.” Esto no es sino una manera fuerte de caracterizar
todo indebido ensalzamiento egoísta. Para que pueda llevar a cabo su propósito
según la medida de fe que le ha sido dada y no permita que el orgullo le aparte
de Dios. Encontramos que cada hombre en Cristo recibe una medida de fe,
conforme al propósito y llamado que ha recibido en el Señor, la cual también
puede ser aumentada no por esfuerzo propio sino por las pruebas a las que sea
sometida para permitir que esta, muestre la perfección de Dios y no la humana.
Rom 12:4 Pues así
como cada uno de nosotros tiene un solo cuerpo con muchos miembros, y no todos estos miembros desempeñan la misma
función, La misma pluralidad y la misma unidad que
hay en la trinidad y en el cuerpo de Cristo, del que todos los creyentes son las
partes diferentes pero no idénticas, así las hay en el cuerpo natural.
Rom
12:5 también nosotros, siendo muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo, y cada miembro está unido a todos los demás. La iglesia ha perdido la unidad que debería caracterizarla,
tratando de forzar a cada individuo a hacer lo que mejor le parece sin tomar en
cuenta la diversidad de dones que dándoles buen uso hace que la iglesia
funcione como un cuerpo, y este cuerpo es la extensión de Jesucristo en la
tierra para hacer su voluntad, la unidad en pensamiento y sentir nos permite
crecer, desarrollar y implementar el poder de Dios con equidad y justicia. La
unidad es dada por el Espíritu Santo que nos ha sellado como simiente escogida,
para permanecer en unión con el Padre y el Hijo.
Rom
12:6 Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe;* la pluralidad de dones dados a la iglesia que son
aquellos que creen y ponen por obra la escritura, que deberían actuar en unidad
según la gracia que les ha sido dada a cada uno, la cual es diferente en cada
ser, para que según el don entregado lo ponga al servicio de la iglesia para su
edificación y crecimiento espiritual. Notemos aquí que todos los dones de los
creyentes se consideran asimismo como comunicaciones o extensiones de pura gracia. Habla luego del don de profecía que
consiste en hablar, exhortar, animar o edificar por inspiración divina,
expresando lo que Dios quiere decir en un momento o tiempo específico el cual
debe ser usado no en una medida especifica de fe, la cual solo viene por
gracia, sino que debe usarse en afinidad o proporción, según la regla de fe
entregada a los hombres por la escritura para que haciendo uso de este don se
dirijan a los hombres en el nombre del Señor, si se entendiera esto en la
iglesia hoy en día, no se usaría la profecía de la manera en que se usa sino
con el orden establecido por la escritura como norma.
Rom
12:7 si es el de prestar un
servicio, que lo preste; si es el de enseñar, que enseñe; el siguiente
don dado por gracia es el de prestar un servicio, servir es un don precioso
dado a la iglesia para que entre ellos el envanecimiento por su salvación o
condición espiritual les permita en vez de vanagloriarse, permita una entrega
sin condición a las demandas y necesidades del prójimo primero creyente y luego
a los no creyentes, en testimonio de la verdad que vivimos, el liderazgo
cristiano deber ser un ejemplo precioso de este don en el cual cada hombre o
mujer que participa lo haga con verdadera vocación de entrega y pasión por
servir, allí es donde Dios usa este don para formar discípulos que buscan los
suyo propio sino el bien para los demás antes que el de ellos. Sucesivamente se
menciona el don de enseñar que se haya perdido en la iglesia de hoy, pues la
enseñanza o el ministerio del maestro se perciben como tediosas o insidiosas en
la mente del creyente que quiere escasa carne y abundante leche espiritual en
su formación. El enseñar es un don maravilloso pues es de los que con mayor
creatividad insiste en la formación y madurez del creyente.
Rom
12:8 si es el de animar a
otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría. Algunos han tomado
el siguiente don y han hecho de el, una doctrina, la iglesia de hoy parece a
veces más una sesión de motivación personal o de liderazgo secular que en
realidad un campo de crecimiento espiritual como debería en realidad ser, muchos
queriendo animar a otros se han desviado del propósito original de la iglesia y
se han convertido en verdaderos motivadores, y aunque no está mal hacerlo, si
la iglesia deja de hacer lo que fue llamada a hacer entonces pierde el
verdadero sentido y su identidad con Cristo; animar, exhortar y consolar es
importante para el verdadero crecimiento espiritual de un discípulo al cual
siempre hay que hablar con la verdad aunque esta no parezca fácil de entender.
Si es socorrer, dar, o repartir a los necesitados, que lo haga para ayudar en
la necesidad la cual es una condición difícil de sobrellevar sin el apoyo de
los hermanos en la fe, pero no se trata de dar por hacerlo, se trata de dar de
lo mejor, en abundancia como Dios disponga o convenga el hacerlo, para los que
poseen este don dar es natural. Si es dirigir, gobernar, o liderar se en el
hogar o en lo público que lo haga pero poniendo todo su esmero y diligencia por
hacerlo para Dios y no para recibir el favor de los hombres, aportando todo de
sí. Si es la compasión o misericordia entonces que lo haga con prontitud y
alegría, no por obligación, pues al hacerlo así, se notara lo forzado que se
hace, aunque lo intente con todas sus fuerzas. Los dones nos son dados para ser
usados en la proporción y el sentido adecuados, no para dejarlos allí quietos,
sino para ponerlos en práctica, para la edificación y formación de la iglesia,
una iglesia que no pone a trabajar los dones de cada uno, pierde efectividad
para alcanzar a los perdidos, si no se usan con el sentido y orientación
correctos se cae o se desvía el propósito original. Estos dones están o pueden
estar presentes en la vida de un creyente y ser usados en diferentes tiempos u
oportunidades según la gracia de Dios. Todos los dones tienen un orden
especifico porque este es importante en la edificación del creyente, después de
recibir una profecía, o una enseñanza el creyente podía ser exhortado a seguir
la verdad, pues la profecía o la enseñanza podían revelar el verdadero
propósito o problema que el pueblo o la persona debía identificar, para ser
traído al arrepentimiento, luego animado y confortado para continuar,
Rom 12:9 El amor
debe ser sincero. Aborrezcan el
mal; aférrense al bien. Estos dones ponen de manifiesto por acción el amor de
Dios dad primero a nuestras vidas y luego para con los demás, por eso deben
primero reconocerse aprenderse y luego ponerlos en práctica, solo así el amor
fluirá con sinceridad, y sin fingimiento o hipocresía alguna. Hacerlo de esta
manera mostrara el mismo carácter y condición de amor de Dios que aborrece lo
malo y se aferra o une tan solo a lo bueno.
Rom
12:10 Ámense los unos a los otros
con amor fraternal, respetándose y
honrándose mutuamente. Luego de que en el versículo
anterior se hiciera referencia al amor ágape, que es el amor de Dios,
caracterizado por que no tiene egoísmo, ni envidia, solo quiere lo mejor para
el otro sin esperar nada a cambio entre otras características que puedes leer
en 1 corintios 13:4, se nos menciona que nos amemos con amor fileo, que es el
amor familiar o fraternal entre hermanos y padres, que puesto por obra la
escritura lo menciona como filadelfia en el original, para que con este amor
fluya el respeto, y la honra que naturalmente debe existir entre creyentes.
Rom
12:11 Nunca dejen de ser
diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el
Espíritu. La diligencia debe ser una cualidad del
creyente en todo lo que hace, pero que es la diligencia? Significa tener
cuidado, solicitud, esfuerzo, prontitud y agilidad para hacer algo, colocando
todos
los medios para alcanzar un fin o propósito, lo
contrario a la diligencia es la pereza cualidad que abunda en nuestra sociedad,
así que no permitan que esta determine su tiempo, y energía. Y así como con el esclavo comprado no
había limitaciones ni en el tipo, ni tiempo de servicio, de la misma manera la
vida del creyente debe ser vivida en una continua obediencia y entrega a Dios
la cual es dad por el fuego del Espíritu Santo en la vida del creyente, solo el
fervor que produce el Espíritu nos da la capacidad para arder y ser consumidos
por el propósito de Dios con amor y servicio.
Rom
12:12 Alégrense en la
esperanza, muestren paciencia en el
sufrimiento, perseveren en la oración. Muestren alegría verdadera cuando se hallen expectantes o
en espera, muestren perseverantes y pacientes cuando el sufrimiento, la
persecución, la aflicción y la estrechez lleguen a sus vidas, y por sobre todo
manténganse constantes, perseverantes, atentos y listos para mantener la
comunión y la comunicación con Dios por medio de la oración.
Rom
12:13 Ayuden a los hermanos
necesitados. Practiquen la hospitalidad.
Compartan de lo suyo para con quienes lo necesitan,
así se mostrara con frecuencia el carácter de Dios en su pueblo, y pongan en práctica
la hospitalidad que es la virtud que se ejercita con los extranjeros, menesterosos
y desvalidos, al recogerles y prestarles la debida asistencia en sus
necesidades.
Rom
12:14 Bendigan a quienes los
persigan; bendigan y no maldigan. Bendigan y hablen bien de los que los persiguen, para que
puedan proseguir la carrera de la fe, ligeros de equipaje no trayendo consigo
rencores o heridas producidas en estos roces; bendigan y hablen bien y no lo
hagan para mal, sin juicios, ni condenas, ni malas palabras, porque de hacerlo
serán sujetos a sus palabras.
Rom
12:15 Alégrense con los que están
alegres; lloren con los que lloran. Dejen que la alegría de los que están felices, gozosos, y
saludables, les contagie su ánimo; y acompañen en su dolor a los que lloran.
Rom
12:16 Vivan en armonía los unos con
los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes.* No
se crean los únicos que saben. Vivan en unidad,
armonía, teniendo un mismo sentir y pensar, lo cual solo es posible mediante la
sujeción y obediencia a la escritura. No sean altivos o arrogantes, sino más bien practiquen la humildad sin la
cual es imposible agradar a Dios, pues ella es parte fundamental de la fe que
profesamos y hagan parte o asóciense con los humildes para que aprendan de
ellos.
Rom
12:17 No paguen a nadie mal por
mal. Procuren hacer lo bueno delante de
todos. No trates por ti mismo de pagar o devolver
con venganza el mal que te han hecho, pues “mía es la venganza dice el Señor y
el pagara a cada cual según sus obras” (Deuteronomio 32:35). Procurando siempre
poner por obra lo bueno, no para vanagloria nuestra sino para testimonio de los
incrédulos.
Rom
12:18 Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. Siempre y cuando dependa de nosotros el vivir en paz con
todos, que así sea, no generando conflictos o contiendas, ni permitiendo que
las emociones fluyan desmedidamente.
Rom
12:19 No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de
Dios, porque está escrito: "Mía es la venganza; yo pagaré",* dice el Señor. No permitan que la sed de venganza llene sus corazones
con odio y rencor, sino más bien como peregrinos en la tierra, dejen de lado
las ofensas, las heridas y los rencores, para que el Señor obre con poder según
su perfecta voluntad.
Rom
12:20 Antes bien, "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed,
dale de beber. Actuando así, harás que se avergüence de su
conducta."* El dar bien por mal tiene el
propósito primordial de generar en quien recibe esta conducta la provisión de
salvación, y aunque no lo hiciera, hablara a su consciencia produciendo
vergüenza; pues al mirar nuestra forma de actuar para con aquellos que se dicen nuestros enemigos,
ellos puedan ver que no hay dolor, rencor, y que confiamos en la justicia
divina que por providencia divina permite cada situación que vivimos para
manifestar su gloria.
Rom 12:21 No te
dejes vencer por el mal; al
contrario, vence el mal con el bien. No permitas que lo malo gane terreno en ti o serás tú el
que será vencido, sino más bien permite que el bien que proviene de Dios a
través de Su Espíritu, te permita actuar y poner por obra la bondad de Dios,
así vencerás la maldad con el bien que has hecho. Esta es una de las más
notorias declaraciones a la iglesia que debería moverse como ejército en la
disciplina a la que fue llamada, ¡iglesia vence el mal que te atañe con la
bondad que proviene de Dios!. “La suficiencia egoísta y la sed de poder, son
especialmente desagradables en los vasos de misericordia, cuyos respectivos
dones y gracias son todos un legado divino en bien del cuerpo común y de la
humanidad en general. Así como el olvido de esto ha sido la causa de
innumerables e indecibles males en la iglesia de Cristo, el ejercicio fiel, de
parte de todo cristiano, de su propio oficio y de sus dones peculiares, y el
amoroso reconocimiento de ellos por sus hermanos, quienes se consideran de
igual importancia en sus respectivos lugares, daría a la iglesia visible un
nuevo matiz, para el vasto beneficio y consuelo de los cristianos mismos y para
el mundo que los rodea. ¡Como sería el mundo si estuviese lleno de cristianos
que no tuviesen sino un objeto en la vida, y que éste fuese supremo sobre todo
otro: el de “servir al Señor,” y que pusieran en este servicio toda la
diligencia en el desempeño de sus deberes, reteniendo “el fervor o fuego del
espíritu”!. ¡Ay, cuán lejos está aún la iglesia viviente de exhibir todo el
carácter y el espíritu tan hermosamente descrito en los últimos versículos de
este capítulo! ¡Cuánta falta hace el bautismo con Espíritu y fuego para que
esto acontezca! Y ¡Cuán hermosa cual la luna, brillante cual el sol, y terrible
cual ejército abanderado,” ha de ser la iglesia, cuando sea animada y movida
por el Espíritu! ¡Señor apresura ese día!