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lunes, 25 de junio de 2012

TIEMPO DE REFLEXION



Que gran decepción tenía el joven de esta historia. Su amargura absoluta era por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las personas, al parecer, ya a nadie le importaba nadie. Un día dando un paseo por el monte, vio sorprendido que una pequeña liebre le llevaba comida a un enorme tigre malherido, el cual no podía valerse por sí mismo. Le impresionó tanto al ver este hecho, que regresó al siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual. Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la liebre dejaba un buen trozo de carne cerca del tigre. Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico, hasta que el tigre recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia cuenta. Admirado por la solidaridad y cooperación entre los animales, se dijo: -"No todo está perdido. Si los animales, que son inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo haremos las personas". Y decidió hacer la experiencia: Se tiró al suelo, simulando que estaba herido, y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara. Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su ayuda. Estuvo así durante todo el otro día, y ya se iba a levantar, mucho más decepcionado que cuando comenzamos a leer esta historia, con la convicción de que la humanidad no tenía el menor remedio, sintió dentro de sí todo el desespero del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del abandono, su corazón estaba devastado, sí casi no sentía deseo de levantarse, entonces allí, en ese instante, lo oyó... ¡Con qué claridad, qué hermoso!, una hermosa voz, muy dentro de él le dijo...: -"Si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad, para encontrar a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de tigre y simplemente se la liebre".
Santiago 1:27  La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es ésta:  atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones,  y conservarse limpio de la corrupción del mundo.

Muchas son las oportunidades que Dios nos da para ayudar, pero la gran mayoría tomaría el lugar del tigre de la historia, o sea de la victima, pues en ese estado su pensamiento solo se preocupara por las necesidades suyas, además de quejarse y pedir ayuda, nuestra sociedad esta llena de este tipo de personas que dejaron de preocuparse por el bien común y piensan y se desgastan buscando su propio bienestar, mediante la queja, la critica, y el denigrar de aquellos que intentan realizar cualquier esfuerzo. Pero nosotros debemos ser diferentes y no conformarnos solo con ver la situación y decir que lastima, sino que podemos hacer algo al respecto, podemos ayudar a cambiar las cosas, si cada uno de nosotros pone un grano de arena, podríamos crear una sociedad mas justa, donde no prevalezcan los beneficios de unos pocos, sino los de todos, Si tan solo tomamos la actitud de la liebre y en vez de hacernos las victimas empezamos por ayudar en lo poco, o en lo mucho, podremos ver un cambio radical, el mundo nos necesita y Dios nos ha puesto como instrumento de su amor, amémonos los unos a los otros. Por eso la verdadera religión consiste en dar, atender y limpiarse para servir con humildad.

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