ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Mat
17:1 Seis días
después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; Jesús tomo dentro de sus doce apóstoles a 3 líderes con
los cuales compartió más, pues estuvieron con El en algunos lugares o
situaciones en la cuales Jesús solo compartió con ellos, pues conocía sus
corazones y el anhelo de servir a los propósitos de Dios.
Mat
17:2 y se transfiguró delante de
ellos, y resplandeció su rostro como el
sol, y sus vestidos se hicieron blancos
como la luz. Ahora eran testigos de la gloria de
Dios, al ser Jesús transfigurado como Moisés en el monte, Jesús se encuentra
con su rostro resplandeciente al igual que sus vestidos, presenciando la gloria
del Padre.
Mat
17:3 Y he aquí les aparecieron
Moisés y Elías, hablando con él. Es precioso ver que aparecieron allí Moisés y Elías,
hablando con El. Moisés representa la ley el antiguo pacto, y Elías a los
profetas, viendo ahora el cumplimiento de la promesa hecha por Dios
mostrándoles a ellos como escogidos al unigénito, y aunque ya no estaban en la
tierra, Dios les dio el privilegio del cual muy poco pudieron dar cuenta, de
verle y seguirle, algo que Moisés, y los profetas anhelaron, pero que se
cumplió tiempo después.
Mat
17:4 Entonces Pedro dijo a
Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres,
hagamos aquí tres enramadas: una
para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. Pedro
siempre impetuoso y agradecido quiere quedarse allí junto con ellos, y aunque
nunca les conoció personalmente a Moisés, ni a Elías, les pudo conocer no por
conocimiento humano, sino por revelación de Dios, y queriendo disfrutar más
tiempo de este maravilloso encuentro dispone quedarse en aquel lugar. Esto
suele ocurrirnos cuando Dios nos muestra parte de su gloria queremos
establecernos allí, sin saber que Dios ha preparado una gloria mayor para
aquellos que le obedecen y siguen.
Mat
17:5 Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía:
Este es mi Hijo amado, en quien
tengo complacencia; a él oíd. Tal cual como en el antiguo testamento, frente al pueblo
de Israel, el Padre desciende en una nube que les cubre y habla de lo
complacido que esta con el obrar de Su Hijo, por eso les dice, a Él oíd.
Mat
17:6 Al oír esto los
discípulos, se postraron sobre sus
rostros, y tuvieron gran temor. Ver esta maravillosa manifestación de Dios solo pudo
causar en ellos el ponerse sobre sus rostros, y presenciar con gran reverencia
a aquel quien es, quien era y quien seguirá siendo por la eternidad.
Mat
17:7 Entonces Jesús se acercó y los
tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Jesús
se acerca y les dice que se levanten y que no teman, pues Él quiere
presentarnos al Padre que con su amor echa fuera el temor.
Mat
17:8 Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Luego de este encuentro con la gloria de Dios, ellos abren
sus ojos y ven a Jesús la imagen del Padre.
Mat
17:9 Cuando descendieron del
monte, Jesús les mandó, diciendo:
No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los
muertos. Pues quería que esta revelación no
causara división ni contienda entre ellos por un lugar o posición.
Mat
17:10 Entonces sus discípulos le
preguntaron, diciendo: ¿Por qué,
pues, dicen los escribas que es
necesario que Elías venga primero? Los escribas
conocían y esperaban la llegada de Elías, pues solo cuando el viniera entonces
podría hacer su aparición el hijo de Dios.
Mat
17:11 Respondiendo Jesús, les dijo:
A la verdad,
Elías viene primero, y restaurará
todas las cosas. Jesús confirma que Elías
viene primero y restaurara el diseño original de todas las cosas, el espíritu
profético de Dios que estuvo en Elías, nos guía hacia la restauración del orden
original de la humanidad y la creación.
Mat
17:12 Mas os
digo que Elías ya vino, y no le
conocieron, sino que hicieron con él
todo lo que quisieron; así también el
Hijo del Hombre padecerá de ellos. Jesús les
revela que Elías ya vino, y no le conocieron, aun los que estuvieron cerca de
él.
Mat
17:13 Entonces los discípulos
comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista. El entendimiento de los discípulos por revelación divina
es abierto y se les permite comprender que Juan y su mensaje habían sido la
aparición de Elías.
Mat
17:14 Cuando llegaron al
gentío, vino a él un hombre que se
arrodilló delante de él, diciendo: este hombre llega desesperado y en un acto de adoración
se arrodilla ante Jesús.
Mat
17:15 Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece muchísimo; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Clama
pues sabe en su corazón que Jesús es el único que pude dar solución a su
problema, pues sus discípulos no pudieron ayudarle, así que le comenta el
problema que aqueja a su hijo, este revela en su testimonio que las
enfermedades que dependen de la luna como la epilepsia pueden ser sanadas por
el poder de Dios y también que estas están influenciadas por el poder demoniaco.
Mat
17:16 Y lo he traído a tus
discípulos, pero no le han podido sanar.
Este creyó que llevando su hijo ante los discípulos
estos le sanarían, pero se sintió defraudado en su interior por ver que no
sucedió nada.
Mat
17:17 Respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá.
Jesús les reprende con severidad pues como después de ver y asistir a Jesús en
milagros y prodigios portentosos, su fe no ha sido renovada, esto suele ocurrir
cuando la maldad de nuestro corazón no es echada fuera, podemos tener fe
natural, pero no fe espiritual pues esta proviene de la obediencia, y la
comunión con Dios.
Mat
17:18 Y reprendió Jesús al
demonio, el cual salió del
muchacho, y éste quedó sano desde
aquella hora. Jesús no espera para saber cuál es el
problema, Él lo conoce por revelación y lo atiende echando fuera al demonio que
la causaba, dando sanidad luego de la liberación.
Mat
17:19 Viniendo entonces los
discípulos a Jesús, aparte, dijeron:
¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Conmovidos
por no haber podido actuar en esta ocasión, preguntan el porqué.
Mat
17:20 Jesús les dijo: Por vuestra poca
fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de
mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;
y nada os será imposible. Jesús les
menciona que no pudieron hacerlo debido a su escasa o poca fe, pero no eran
estos los discípulos que ya habían echado antes demonios?, sí, pero porque se
les reprende por su escasa fe?, esta fe de la que se habla aquí es la fe
espiritual, para los discípulos no era difícil creer que podían echar fuera
demonios pues ya lo habían hecho antes, pero ahora ese mismo poder no opero en
ellos, debido a que lo hicieron en sus propias fuerzas, lo correcto era que
hubiesen preguntado a Jesús que debían hacer, así tendrían el poder delegado
para hacerlo, por eso la fe espiritual se acciona mediante la obediencia
radical. Y Jesús los reprende porque aunque les había enseñado a no confiar en sí
mismos, ellos lo hicieron desobedeciendo a Dios, y eso es no tener fe.
Mat
17:21 Pero
este género no sale sino con oración y ayuno. Algunos
estudiosos mencionan que este versículo no aparece en los textos originales,
pero ayudaría a dar comprensión que entre mayor comunión alcanzada a través de
la oración y el ayuno, debiéramos saber en qué forma opera el Espíritu, para
así no hacerlo en nuestras propias fuerzas.
Mat
17:22 Estando ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del Hombre
será entregado en manos de hombres,
Mat
17:23 y le
matarán; mas al tercer día resucitará.
Y ellos se entristecieron en gran manera. Jesús les
revela su destino, lo que debería pasar, eso causo que ellos se entristecieran
pues su apego natural hacia su maestro les hacía pensar con la emoción.
Mat
17:24 Cuando llegaron a
Capernaum, vinieron a Pedro los que
cobraban las dos dracmas, y le
dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las
dos dracmas? Este impuesto que debía ser pagado
para el mantenimiento del templo y sus servicios por todos los judíos varones
de veinte años para arriba. Le permite a Jesús darle una enseñanza a Pedro.
Mat
17:25 El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo:
¿Qué te parece,
Simón? Los reyes de la
tierra, ¿de quiénes cobran los tributos
o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Jesús quiere que Pedro entienda los principios del reino
así que le hace cuestionar a quienes se cobran los impuestos.
Mat
17:26 Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están
exentos. Y Pedro le responde tal como es
cierto, este principio menciona que a los hijos están exentos de pagar un
impuesto, pero solo a través de Cristo el tributo mayor, seriamos hechos hijos
y exentos del impuesto de cargar con el pecado.
Mat
17:27 Sin
embargo, para no ofenderles, ve al mar,
y echa el anzuelo, y el primer
pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo,
y dáselo por mí y por ti. Para no
generar un conflicto u ofensa, le pide a pedro que use sus habilidades como
pescador para encontrar un pez, en el cual hallaría una moneda que pagaría el
impuesto por Jesús y por Pedro, mostrando que en muchas ocasiones Dios usara
nuestros talentos para la gloria de Su nombre, para enseñarnos lecciones
valiosas, y para darnos el sustento necesario para vivir y suplir nuestras
necesidades, pero también el manera de
encontrar la provisión sobrenatural que se haya en la obediencia a órdenes que
parecen absolutamente contrarias a lo establecido, pues cuan fácil sería que
pedro sacara un pez rápidamente, además de todo el trabajo que ello
representaba al sacar su barca, alistar el anzuelo y salir al mar, todo parecía
algo difícil de comprender y entender, pero Pedro estaba aprendiendo a obedecer
aun cuando las ordenes parecieran ridículas a su entendimiento y allí pudo
nuevamente ver la gloria de Dios manifestada en su obediencia.