ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 9:1 A su
paso, Jesús vio a un hombre que era
ciego de nacimiento.
Joh
9:2 Y sus discípulos le
preguntaron: --Rabí, para que este hombre haya nacido ciego, ¿quién pecó,
él o sus padres?
Joh
9:3 --Ni él pecó, ni sus padres --respondió Jesús--, sino que esto sucedió para que la obra de
Dios se hiciera evidente en su vida.
El
religioso concibe el pecado como la desgracia del
hombre, pero para Dios hay caminos más complejos, mientras todos creían que si
un hombre nacía ciego era por su pecado o el de sus padres, Jesús derriba tales
argumentos y les dice que eso sucedió para que la obra de Dios se hiciera
evidente. Nuestras limitaciones, defectos y problemas hacen que Dios sea
glorificado cuando los demás ven su obrar en nosotros. Este hombre no podía ver,
pero sus otros sentidos probablemente le hacían que más fácilmente pudiera
percibir a Dios. Nuestros ojos nos distraen de lo esencial, pero aquellos que
no ven son aventajados en el camino espiritual, pues esta libres de una de las
más grandes distracciones, así que les es más probable volverse a Dios con
facilidad.
Joh
9:4 Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me
envió. Viene la noche cuando nadie puede
trabajar.
Este
pasaje también se aplica para el creyente que debe procurar llevar la luz de
Cristo a todo lugar al que sea enviado, para que mientras esta permanece se
pueda obrar en favor de los hombres.
Joh
9:5 Mientras esté yo en el
mundo, luz soy del mundo.
Jesús
es la luz del mundo, y con su luz limpio nuestros ojos de las tinieblas que los
cubrían, ahora ha dejado a su iglesia para que continúe siendo su luz llevándola
a donde hay oscuridad y necesidad.
Joh
9:6 Dicho esto, escupió en el suelo, hizo barro con la saliva y se lo untó en los
ojos al ciego, diciéndole:
Joh
9:7 --Ve y lávate en el estanque
de Siloé (que significa: Enviado).
El ciego fue y se lavó, y al
volver ya veía.
Todos
los milagros que Jesús hizo se valió de la fe del necesitado y uso aquello que
tenía a la mano, en este pasaje en particular el ciego es untado con barro y le
envía a lavarse a un estanque llamado Siloé que significa en el original
enviado, lo cual nos habla sobre el ser limpiados y sanados al cumplir con lo
ordenado por Cristo, aquello a lo cual fuimos enviados.
Joh
9:8 Sus vecinos y los que lo
habían visto pedir limosna decían:
"¿No es éste el que se sienta a mendigar?"
Joh
9:9 Unos aseguraban: "Sí,
es él." Otros decían: "No es él, sino que se le parece." Pero él insistía: "Soy yo."
Joh
9:10 --¿Cómo
entonces se te han abierto los ojos?
--le preguntaron.
Joh
9:11 --Ese
hombre que se llama Jesús hizo un poco de barro, me lo untó en los ojos y me dijo: 'Ve y lávate en Siloé.' Así que fui, me lavé,
y entonces pude ver.
Joh
9:12 --¿Y
dónde está ese hombre? --le preguntaron. --No lo sé --respondió.
Juan
evidencia lo que sucedió después de aquella sanidad, en donde los que le
conocían le reconocieron y le preguntaron lo que había sucedido, y demuestra
que este hombre no tenía una revelación mayor de Jesús, más que su nombre, pero
aun así fue sano para que el poder de Dios se hiciera manifiesto.
Joh
9:13 Llevaron
ante los fariseos al que había sido ciego.
Joh
9:14 Era
sábado cuando Jesús hizo el barro y le abrió los ojos al ciego.
Joh
9:15 Por eso
los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la
vista. --Me untó barro en los ojos, me lavé,
y ahora veo --respondió.
Joh
9:16 Algunos
de los fariseos comentaban: "Ese
hombre no viene de parte de Dios, porque
no respeta el sábado." Otros
objetaban: "¿Cómo puede un pecador
hacer tales señales?" Y había
desacuerdo entre ellos.
Joh
9:17 Por eso
interrogaron de nuevo al ciego: --¿Y qué
opinas tú de él? Fue a ti a quien te
abrió los ojos. --Yo digo que es profeta
--contestó.
Este
inesperado milagro maravilloso supuso un evento extraordinario que trastoco la
cotidianidad de aquella comunidad, de tal forma que fue llevado ante los
fariseos quienes eran los líderes religiosos de aquel lugar para que vieran lo
que había sucedido. Juan aclara que el día en que sucedió este milagro era
sábado con una doble connotación, primero que Jesús era Señor del sábado y la
otra para hacer notorio como el hombre se había adueñado de este día con sus
normas y legalismos religiosos. Mientras unos se maravillaban por lo que veían
como una evidencia del poder de Dios otros solo se preocupaban por las
formalidades, el hecho de que el milagro hubiese sido hecho en sábado y que
según ellos esto significaba que no respetaba el sábado. Muchas veces el
sistema religioso constriñe el poder de la verdad que es evidente, pero que
puede ser tergiversada por los legalistas. Aquí se hace notoria la revelación
pobre que aquel hombre tenía de Jesús al cual solo veía como un profeta, pero
esto no le impidió ser sano.
Joh
9:18 Pero los
judíos no creían que el hombre hubiera sido ciego y que ahora viera, y hasta llamaron a sus padres
Joh
9:19 y les
preguntaron: --¿Es éste su hijo, el que dicen ustedes que nació ciego? ¿Cómo es que ahora puede ver?
Joh
9:20 --Sabemos
que éste es nuestro hijo --contestaron los padres--, y sabemos también que nació ciego.
Joh
9:21 Lo que no
sabemos es cómo ahora puede ver, ni
quién le abrió los ojos. Pregúntenselo a
él, que ya es mayor de edad y puede
responder por sí mismo.
Joh
9:22 Sus
padres contestaron así por miedo a los judíos,
pues ya éstos habían convenido que se expulsara de la sinagoga a todo el
que reconociera que Jesús era el Cristo.
Joh
9:23 Por eso
dijeron sus padres: "Pregúntenselo
a él, que ya es mayor de edad."
Este
milagro sigue causando revuelo, tanto que tuvieron que llamar a los padres del
ciego a quienes los mismos padres reconocieron y dejaron ver el temor que
tenían a los fariseos por medio de su poder religioso de expulsarlos de la
sinagoga. Muchas son las veces que el sistema religioso manipula al pueblo solo
por el temor que puede causar las decisiones que toman y palabras que dicen,
las cuales podrían desprestigiarte y apartarte de la comunidad.
Joh
9:24 Por
segunda vez llamaron los judíos al que había sido ciego, y le dijeron: --Júralo por Dios.* A nosotros nos
consta que ese hombre es pecador.
Joh
9:25 --Si es
pecador, no lo sé --respondió el
hombre--. Lo único que sé es que yo era
ciego y ahora veo.
Joh
9:26 Pero
ellos le insistieron:
--¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió
los ojos?
Joh
9:27 --Ya les
dije y no me hicieron caso. ¿Por qué
quieren oírlo de nuevo? ¿Es que también
ustedes quieren hacerse sus discípulos?
Joh
9:28 Entonces
lo insultaron y le dijeron: --¡Discípulo de ése lo serás tú! ¡Nosotros somos discípulos de Moisés!
Joh
9:29 Y sabemos
que a Moisés le habló Dios; pero de éste
no sabemos ni de dónde salió.
Seguramente
entre los mismos fariseos tal testimonio del poder de Dios no les dejo
tranquilos, así que de nuevo le traen ante ellos para que comparezca, y vuelven
a preguntarle lo mismo, técnica que se usaba para saber si las dos versiones
eran iguales o si eran un engaño, pero, él les responde diciéndoles que ya se los
había dicho, y por qué querían volverlo a oír, si era que querían volverse sus
discípulos a lo cual de forma orgullosa responden que eso lo sería mejor él,
ellos se vanaglorian de ser discípulos de Moisés por seguir las tradiciones y
escritos que el mismo les había dejado, lo cual solo hacían en apariencia,
mientras su corazón se hallaba lejos de Dios.
Joh
9:30 --¡Allí
está lo sorprendente!
--respondió el hombre--: que
ustedes no sepan de dónde salió, y que a
mí me haya abierto los ojos.
Joh
9:31 Sabemos que Dios no
escucha a los pecadores, pero sí a los
piadosos y a quienes hacen su voluntad.
Joh
9:32 Jamás se ha sabido que
alguien le haya abierto los ojos a uno que nació ciego.
Joh
9:33 Si este hombre no
viniera de parte de Dios, no podría
hacer nada.
Joh
9:34 Ellos replicaron: --Tú,
que naciste sumido en pecado,
¿vas a darnos lecciones? Y lo
expulsaron.
El
hombre inspirado por Dios les sorprende respondiendo con sabiduría, el reconoce
lo sorprendente de un hombre que no se sabe de dónde viene pero hacia milagros,
no para su vanagloria, sino para que la voluntad de Dios se cumpliese. Reconoce
además que Dios no escucha a los pecadores, pero si a los que hacen su
voluntad, que tremenda respuesta. Este tipo de milagros no eran comunes, aun
dice que jamás se ha sabido de alguien que haya hecho lo que Jesús hizo, y si
no proviniera de Dios nada podría hacer, sus palabras muestran que él estaba
comprendiendo que Jesús era un enviado de Dios, aunque no supiera que era su
hijo o tuviera la teología correcta sobre quien era, igualmente le defiende. A
lo que los fariseos indignados al verse confrontados en sus cuestionamientos le
dicen que es nacido de pecado y ahora pretende aleccionarles. Simples
argumentos sin ninguna base para desprestigiar a quien con sabias palabras y no
con doctrina cree y confía en aquel que vino de Dios. Una fe sencilla argumento
ante la sapiencia del hombre y les derroto, al verse caídos, solo pudieron
mentir para defenderse. Esto sucede con frecuencia, cuando alguien no tiene
buenos argumentos usa la irracionalidad, la burla, la mentira para desprestigiar
y atacar a quien le confronta.
Joh
9:35 Jesús se enteró de que
habían expulsado a aquel hombre, y al
encontrarlo le preguntó: --¿Crees en el
Hijo del hombre?
Joh
9:36 --¿Quién
es, Señor? Dímelo,
para que crea en él.
Joh
9:37 --Pues ya
lo has visto --le contestó Jesús--; es el que está hablando contigo
Joh
9:38 --Creo, Señor --declaró el hombre. Y,
postrándose, lo adoró.
Joh
9:39 Entonces Jesús
dijo: --Yo he venido a este mundo para
juzgarlo, para que los ciegos vean, y los que ven se queden ciegos.
Jesús
sabe que lo que este hombre ha hecho por voluntad divina necesita la
confirmación para que la fe sea completa. Le busca hasta encontrarle y le
pregunta que si cree en el mesías enviado de Dios, conocido en el judaísmo como
el Hijo del hombre, a lo cual con humildad responde: -¿quién es?- Jesús le
confirma que es el, así que el hombre sin dar lugar a la duda, cree, se postra
y le adora. Jesús recibe adoración, algo que solo estaba disponible para Dios,
si el no fuese uno con el Padre, no podría recibirla porque con ello
deshonraría a Dios. Otro argumento que fortalece la tesis de la triunidad
divina. La revelación de Cristo siempre es progresiva, empieza con la fe, pero
se perfecciona en la adoración y la rendición de nuestras vidas a él y su
enseñanza.
Joh
9:40 Algunos fariseos que
estaban con él, al oírlo hablar
así, le preguntaron: --¿Qué?
¿Acaso también nosotros somos ciegos?
Joh
9:41 Jesús les
contestó: --Si fueran ciegos, no serían culpables de pecado, pero como afirman que ven, su pecado permanece.
Este
capítulo termina con una afirmación poderosa por parte de Jesús en la que dice
que los ciegos, aquellos que no ven su pecado, no serán culpables de pecado,
sino aquellos que afirman que ven, pero que son deshonestos con Dios al no
reconocer su pecado. Los fariseos siempre fueron confrontados con sus
enseñanzas, pues ellos creían conocer las escrituras, pero en Cristo veían como
lo que creían se desvanecía en medio de la sencillez de sus enseñanzas. La
arrogancia del conocimiento puede hacer que creamos que estamos bien cuando en
realidad necesitamos reconocer nuestra ceguedad para poder ver con su luz.