ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo A. Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Heb 12:1 Por tanto,
también nosotros, que estamos
rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que
tenemos por delante.
Teniendo
tan bellos ejemplos de testimonio de una vida consagrada a Dios, desechemos el
lastre de nuestra concupiscencia y del pecado que asedian nuestras vidas de
continuo, para que podamos correr con paciencia y diligencia la vida que nos fu
impuestas como atletas disciplinados que buscan alcanzar la meta, que es Dios.
Heb 12:2
Fijemos la mirada en Jesús, el
iniciador y perfeccionador de nuestra fe,
quien por el gozo que le esperaba,
soportó la cruz, menospreciando
la vergüenza que ella significaba, y
ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
La mente puede fácilmente perder el
enfoque del llamado de Dios, para no perderlo, el escritor nos recomienda fijar
nuestra mirada en Jesús, reconociéndole como el autor y consumador de nuestra
fe. Cuyo ejemplo de vida y consagración soporto la cruz y la maldición que
conllevaba ser clavado en ella, humillándose a sí mismo para que luego Dios le
entregara su autoridad.
Heb 12:3
Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a
tanta oposición por parte de los pecadores,
para que no se cansen ni pierdan el ánimo.
Si nos consideramos débiles y
frágiles, consideremos entonces a aquel que perseveró en medio del estorbo que
representaban los pecadores para el cumplimiento de su ministerio, pues hacerlo
nos dará el aliento para permanecer inmutables al propósito divino.
Heb 12:4
En la lucha que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta
derramar su sangre.
Todo hombre que busca de Dios ha de
librar una intensa batalla contra el pecado que ha hallado cabida en su ser, si
no se batalla, entonces es porque la conciencia se ha adormecido y la batalla
se ha perdido. El pecado es
personificado como el adversario. El pecado, ya dentro de nosotros es un
adversario que necesita ser confrontado frecuentemente para no caer,
considerando que no todos habían batallado hasta derramar su sangre como
mártires.
Heb 12:5
Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos
se les dirige: "Hijo mío, no tomes a
la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te reprenda,
Heb 12:6
porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como
hijo."
Es importante que como hijos amados
de Dios, consideremos la disciplina a la que se nos somete como la oportunidad
de abandonar nuestra vieja naturaleza, ese lastre que nos impide avanzar y podamos
dejar de lado el pecado que nos sometía, para vivir en la libertad que solo nos
ofrece el Espíritu.
Heb 12:7
Lo que soportan es para su disciplina,
pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina?
La paternidad moderna no
disciplina, porque tiene un concepto equivocado de lo que esta significa.
Crecimos creyendo que la disciplina solo mostraba el odio y la rabia de
nuestros padres hacia nosotros porque fue así como nos fue transmitida, pero la
disciplina de Dios que es la correcta, solo surge del amor, un amor que busca
el crecimiento y la madurez del hijo, corrige con amor, no con rabia, ni
rencor.
Heb 12:8
Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos.
Dios no es selectivo en cuanto a la
disciplina, es algo por lo que todos debemos pasar como hijos, pues si Cristo
mismo fue sometido a ella como hijo, porque nosotros deberíamos estar exentos.
La disciplina corrige y permite a quien la vive experimentar una relación más
profunda con el Padre, ser reconocidos como hijos legítimos con todos los
derechos que ello implica.
Heb 12:9
Después de todo, aunque nuestros
padres humanos nos disciplinaban, los
respetábamos. ¿No hemos de
someternos, con mayor razón, al Padre de los espíritus, para que vivamos?
El escritor nos conduce a la
experiencia, cuando éramos sometidos a disciplina por nuestros padres, lo cual
permitía que les guardáramos respeto, como entonces no vamos a recibir con gozo
la disciplina que proviene de Dios para que dejando nuestra naturaleza
terrenal, podamos experimentar y vivir en la naturaleza divina.
Heb 12:10 En efecto,
nuestros padres nos disciplinaban por un breve tiempo, como mejor les parecía; pero Dios lo hace para nuestro bien, a fin de que participemos de su santidad.
La disciplina produce como fruto
santidad, el ser apartados de aquello que nos destruye y contamina. Dios nos
disciplina a diferencia de nuestros padres para nuestro bien, pues sabe bien
que el hombre no podría vivir una vida en santidad si no fuese por la templanza
que produce la disciplina en el creyente.
Heb 12:11 Ciertamente,
ninguna disciplina, en el momento
de recibirla, parece agradable, sino más bien penosa; sin embargo,
después produce una cosecha de justicia y paz para quienes han sido
entrenados por ella.
La disciplina es intolerable para
la naturaleza rebelde del hombre, pero con el tiempo produce justicia porque
quien la experimenta puede reconocer la gracia que se necesita para vivir en
santidad, y paz porque solo a través de esta puede experimentar una verdadera
libertad de sí mismo y del pecado.
Heb 12:12 Por tanto,
renueven las fuerzas de sus manos cansadas y de sus rodillas
debilitadas.
Confiados en el Señor, permitamos
que su disciplina nos fortalezca en la fe, y aunque nuestros cuerpos estén
cansados podamos descansar en él.
Heb 12:13 "Hagan sendas derechas para sus pies", para que la pierna coja no se disloque sino que se sane.
Proverbios 4:26 nos sirve de
soporte para establecer la verdad que allí se esconde. Para hacer sendas
derechas el corazón del hombre y su mente han de ser disciplinados y entrenados
por el Señor, solo así podrán reconocer la senda derecha que les conduce a él,
y entonces examinarían su cojera espiritual, aquello que les impide llegar, su
necesidad de ser sanados y salvados para que después pudieran sanar.
Heb 12:14 Busquen la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.
Que la paz nos guie
para actuar con todos y la santidad sea la evidencia de la presencia del Señor
en nuestras vidas. Quien vive en santidad hace visible, palpable la presencia del
Señor para con todos.
Heb 12:15 Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la
gracia de Dios; de que ninguna raíz
amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos;
Como hijos amados debemos
asegurarnos de compartir la gracia de Dios sobre nuestras vidas y mediante el
llamado al arrepentimiento, no sabemos a quién Dios quiere alcanzar por medio
nuestro o de su palabra. Testifiquemos por gracia lo que por gracia hemos
recibido, no permitiendo que la amargura por la disciplina que se nos impone
genere raíces profundas en nuestro corazón y nos cause dificultades en nuestra
relación con Dios ya que esta puede corromper la esencia de Dios en nosotros.
Heb 12:16 y de que nadie sea inmoral ni profano como
Esaú, quien por un solo plato de comida
vendió sus derechos de hijo mayor.
Todo aquel que menosprecia la
gracia y la bendición de Dios, como Esaú, quien vendió a Jacob su primogenitura
por un plato de lentejas, profana la virtud a la que es llamado.
Heb 12:17 Después,
como ya saben, cuando quiso heredar
esa bendición, fue rechazado: No se le dio lugar para el
arrepentimiento, aunque con lágrimas
buscó la bendición.
Su historia es un recordatorio para
el creyente, un llamado a la conciencia para que dejando lo inmoral y lo
profano, busquemos a Dios mientras puede ser hallado.
Heb 12:18 Ustedes no se han acercado a una montaña que
se pueda tocar o que esté ardiendo en fuego;
ni a oscuridad, tinieblas y
tormenta;
Heb 12:19 ni a sonido de trompeta, ni a tal clamor de palabras que quienes lo
oyeron suplicaron que no se les hablara más,
Heb 12:20 porque no podían soportar esta orden: "¡Será apedreado todo el que toque la
montaña, aunque sea un animal!"
Heb 12:21 Tan terrible era este espectáculo que Moisés
dijo: "Estoy temblando de
miedo."
De nuevo el escritor apela a las
escrituras y la historia que todos reconocían de Moisés, quien experimento la
presencia de Dios de una manera sobrenatural tan fuerte que le hizo temblar del
miedo que sintió. Mas ninguno de nosotros jamás ha tenido que experimentar lo
que Moisés sintió, pues Dios ha dispuesto un camino que nos conduce a él.
Heb 12:22 Por el contrario, ustedes se han acercado al monte Sión, a la Jerusalén celestial, la ciudad del Dios viviente. Se han acercado a millares y millares de
ángeles, a una asamblea gozosa,
A diferencia de la forma en que
Moisés experimento la presencia de Dios, nosotros por medio de Cristo hemos
sido acercados al monte de Sion, a la Jerusalén celestial que es donde habita
la presencia de Dios, teniendo parte en lo eterno.
Heb 12:23 a la iglesia de los primogénitos inscritos en
el cielo. Se han acercado a Dios, el juez de todos; a los espíritus de los justos que han llegado
a la perfección;
Por gracia ahora somos cercanos a
los ángeles, a la iglesia y a la heredad divina. La cercanía para con Dios
ahora es real, y es compartida por todos aquellos que por la justicia y la fe
han alcanzado la perfección.
Heb 12:24 a Jesús,
el mediador de un nuevo pacto; y
a la sangre rociada, que habla con más
fuerza que la de Abel.
Ahora, la fe nos permite acercarnos
al mediador de un nuevo pacto entre Dios y los hombres, a aquel quien por su
sangre derramada en la cruz y rociada sobre el altar habla y aboga por
nosotros.
Heb 12:25 Tengan cuidado de no rechazar al que
habla, pues si no escaparon aquellos que
rechazaron al que los amonestaba en la tierra,
mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos
amonesta desde el cielo.
Jesús sigue hablando al corazón del
hombre, a su conciencia, a su espíritu, y solo aquellos que pueden escuchar con
atención su amonestación al arrepentimiento pueden evitar rechazarle.
Heb 12:26 En aquella ocasión, su voz conmovió la tierra, pero ahora ha prometido: "Una vez más haré que se estremezca no
sólo la tierra sino también el cielo."
Heb 12:27 La frase üna vez más" indica la transformación de las cosas
movibles, es decir, las creadas,
para que permanezca lo inconmovible.
Hageo 2:6 sirve de palabra profética
para dar cumplimiento a lo que Dios dispone, en donde lo inconmovible tomara su
lugar, trasformando lo perturbable a lo inconmovible.
Heb 12:28 Así que nosotros, que estamos recibiendo un reino
inconmovible, seamos agradecidos. Inspirados por esta gratitud, adoremos a Dios como a él le agrada, con temor reverente,
Heb 12:29 porque nuestro "Dios es un fuego consumidor".
Este capítulo termina con la
revelación de un pasaje de las escrituras de Deuteronomio 4:24 en donde se
menciona que Dios es fuego consumidor. Dios es fuego consumidor porque consume
lo que no es eterno, para que lo eterno permanezca, y por ello quien encuentra
tan hermoso tesoro debe estar agradecido, adorándole al vivir con temor
reverente, o más bien con amor reverente.