PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la fe
LA
PATERNIDAD DE DIOS
Salmos
68:5 Padre de huérfanos y defensor de
viudas
Es Dios en su santa morada.
INTRODUCCIÓN
Cuantos de nosotros pueden decir
que tienen un padre perfecto, que no falla, creo que si somos sinceros, no
serán muchos. La paternidad es una figura que nos recuerda el diseño que Dios
dispuso para el hombre en el hogar. Pero en una sociedad en donde el hombre es
cada vez menos un buen padre, o pocos asumen este rol, nuestra sociedad se desmorona
en medio de la incertidumbre de familias sin verdaderos padres.
¿Qué es la paternidad? El
diccionario define paternidad como la cualidad de un padre o progenitor
masculino, otro la define como una institución socio-cultural de filiación,
otro dice que es la relación que se establece con los hijos. Dios ha dispuesto
que sea el varón quien fecunde a la hembra para que la gestación pueda tener
comienzo.
En el pueblo de Dios la paternidad
siempre ha tenido un lugar preponderante, es tanto así, que cuando nombra las
generaciones de Jesús, hace referencia a todos los hombres, de igual manera las
tribus de Israel se diseminaron por medio de los hijos varones de Jacob. Y
Siempre en la historia del hombre que nos muestran las escrituras vemos al varón
como cabeza de la mujer, desde Adán, hasta José y María el varón ha cumplido
una tarea esencial en la familia, la sociedad y la visión de Dios para su
pueblo.
DESARROLLO
¿Porque escogería Dios usar la
figura del Padre, en vez de la de la madre?, yo creo que hay una respuesta para
ello, y se esconde en lo recóndito de nuestro ser. Para todos sería más fácil
si Dios se presentara como madre, porque con la madre el ser humano tiene un
vínculo cercano, una relación que se forma desde la concepción y los 9 meses
del desarrollo del bebe dentro del vientre de la madre, que hacen que el hijo
pueda reconocerla siempre, con su voz, o su olor. Pero con el padre sucede de
forma diferente, al Padre no se le conoce, y eso es algo necesario, para que
padre pueda ser presentado y creído mediante la fe, ya que sin fe es imposible
agradar a Dios. Fue de esta forma perfecta para que pudiéramos solo por fe,
conocer a aquel que nos ha adoptado como Padre. La paternidad es un acto de fe
que genera un vínculo poderoso, trasformador y que hace la diferencia.
Mientras la madre es más
permisiva, más amorosa, ejercer disciplina le queda difícil, corregir tampoco
se le da muy bien, el hijo puede aprovechar para manipular, cambiar las reglas
y hacer la vida algo complicada, pero al padre que ahora reconoce como funciona
la verdadera paternidad, hace que la disciplina sea mejor, que aunque haya
amor, también hay corrección, no hay cabida para la manipulación y la vida se
torna armoniosa.
El hijo encuentra en el padre una
visión del Padre celestial, es por ello que muchos creyentes tienen hoy
problemas en su relación con Dios. Ellos ven los defectos de su padre terrenal
en el celestial, si fueron abandonados, entonces conciben un Dios que los
abandona por cualquier motivo, si no tuvieron la figura paterna entonces,
tienden a concebir a Dios como un falso, alguien que los abandono. De allí, que
tener una percepción verdadera de la paternidad es necesaria para el creyente
de modo que pueda ver a Dios como el realmente es y no como nuestros prejuicios
lo han mostrado.
En un mundo en el que hay hijos
abandonados, hombres que no se comprometen, padres que maltratan y abusan,
padres que no cumplen su rol, y mujeres frustradas por tratar de hacer lo que
corresponde al hombre. Dios se levanta en medio como un padre que recoge a sus
hijos y les restaura a la medida del Hijo de Dios.
CONCLUSIÓN
Jesús vino para enseñarnos sobre
un Padre que estaba dispuesto a adoptarnos a pesar de nuestros errores o
equivocaciones, a pesar de no contar con un padre terrenal, o a pesar de tener
una idea equivocada de lo que es ser padre, vino para restaurar la paternidad
que el hombre perdió y que en el Padre puede ser descubierta para vida.
Es tiempo de reconocer la
paternidad divina, de sabernos adoptados por amor, de dejar de ver a Dios en
los defectos de nuestros padres terrenales y perfeccionarnos en su amor por
medio de la fe.
La sociedad y nuestros hijos
naturales y espirituales necesitan hoy de verdaderos padres, sustentadores,
guías, que ejerzan la disciplina con amor, que apoyen a sus esposas e hijos que
los necesitan.
Hoy existe una sociedad que a la
que urgen padres comprometidos, casados, que honren a Dios, que hablen verdad,
que no sean egoístas, que amen a sus esposas, y que prediquen con su ejemplo.
Levantémonos como padres
espirituales y terrenales firmes en la verdad, comprometidos con nuestras
parejas y familias, listos para confrontar el error y animar cuando sea
necesario, es tiempo de cambiar el paradigma de una sociedad que relego todo a
la mujer, para que el hombre vuelva a tomar el lugar que nunca debió perder y
que por la maldad de su corazón permitió que fuera usurpado.
Oremos, Señor permítenos ser
buenos padres, que nuestro ejemplo hable más fuerte que nuestras palabras, que
nuestro cariño, comprensión, ayuda y servicio sea primero para con nuestras
familias y luego para con la iglesia y la sociedad que nos necesita, levanta la
paternidad conforme al diseño tuyo, que seamos padres como tu, y que te amemos
por sobre todo, para mostrar ese amor a los hijos y las parejas, amen.