ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo A. Sastoque M.
Ministerio Unidad de la Fe
1Ti 2:1 Así que recomiendo, ante todo,
que se hagan plegarias,
oraciones, súplicas y acciones de
gracias por todos,
Algunos cristianos profesos
desprecian a todos los no cristianos, como condenados a perdición, así que
Pablo nos exhorta a se hagan rogativas reconociendo nuestra propia
insuficiencia, oraciones que demuestren la confianza en Dios, suplicas como
fieles devotos que se niegan a sí mismos en favor del prójimo y con gratitud en
sus corazones como respuesta a la seguridad en la provisión divina.
1Ti 2:2
especialmente por los gobernantes* y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.
Los gobernantes y las autoridades
eran quienes primero perseguían a los creyentes, de modo que al orar por ellos
podamos experimentar paz y tranquilidad primero para con nosotros mismos, y
luego para con ellos y sus ordenamientos, llevando de esta manera una vida de
devoción y entrega dignas de un hombre espiritual.
1Ti 2:3
Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador,
Al hacer estas cosas sin darnos
cuenta estaremos muriendo a nosotros mismos, a nuestros prejuicios que nos
apartan de aquellos que no creen, y que nos permiten vivir en la gracia de
nuestro Señor.
1Ti 2:4
pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad.
Es muy interesante este pasaje,
pues nos reconviene conforme a la voluntad divina de que todos los hombres
puedan llegar a conocer la salvación de su ser, y al conocimiento de la verdad
que desconocen.
1Ti 2:5
Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los
hombres, Jesucristo hombre,
Nadie puede negar la unidad de Dios,
todos somos uno en él, así como Cristo lo es con el Padre, y no existe otro
camino diferente con el que podamos cruzar del lado de las tinieblas a la luz
que Jesucristo, un puente entre la mentira y la verdad que nos conduce a la
vida eterna en Dios. Reconocer la unidad de Dios es vital para que el creyente
pueda crecer y experimentar la verdad en toda su plenitud, mientras no lo
comprenda se enredara en las minucias y se perderá el todo.
1Ti 2:6
quien dio su vida como rescate por todos. Este testimonio Dios lo ha dado a su debido
tiempo,
El sacrificio de Cristo trasciende
la lógica, y nos conecta con la verdad a través del sufrimiento, algo que es
común para todo el género humano. Y su testimonio es fiel y verdadero.
1Ti 2:7
y para proclamarlo me nombró heraldo y apóstol. Digo la verdad y no miento: Dios me hizo maestro de los gentiles para
enseñarles la verdadera fe.
Pablo siendo enviado como
representante de la divinidad ha sido llamado a servir como maestro para
enseñarnos la fe verdadera, que es aquella que no depende del hombre, sino que
se consolida en la confianza que nos da la gracia.
1Ti 2:8
Quiero, pues, que en todas partes los hombres levanten las
manos al cielo con pureza de corazón, sin
enojos ni contiendas.
Todo aquel que busca la eternidad
debe hacerlo con un corazón limpio del deseo, en donde el ego que dispara al
enojo y la contienda sea llevado a la cruz.
1Ti 2:9
En cuanto a las mujeres, quiero
que ellas se vistan decorosamente, con
modestia y recato, sin peinados ostentosos, ni oro,
ni perlas ni vestidos costosos.
En cuanto a la mujer que es dada a
la vanidad y quien puede ser desviada del propósito por sus deseos de tener
cosas materiales, que ella empiece por vestir con decoro y modestia, pues lo
externo es solo una muestra de lo que hay en el interior, y si quiere
verdaderamente crecer en lo espiritual, debe abandonar todo engaño de la
belleza exterior que pueda incitar su ego.
Pablo empieza con la superficie
porque es a través de ella que podemos empezar un camino a la espiritualidad,
lo superficial aunque parezca banal expresa en ocasiones lo que hay adentro, no
siempre, pero el camino hacia Dios empieza con la sencillez.
1Ti 2:10
Que se adornen más bien con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan
servir a Dios.
Todo aquel que profese servir a
Dios debe buscar primero adornarse de humildad, devoción y sencillez para que
su corazón pueda abandonar su naturaleza carnal y obrar conforme al deseo de la
divinidad.
1Ti 2:11
La mujer debe aprender con serenidad,* con toda sumisión.
Esto no solo aplica para la mujer,
también para el que quiere caminar con Dios, la serenidad del corazón solo
puede alcanzarse mediante la sumisión del deseo de poder.
1Ti 2:12
No permito que la mujer enseñe al hombre y ejerza autoridad sobre
él; debe mantenerse ecuánime.*
Pablo aun va más allá, quebrantando
toda posibilidad que el ego pueda tener de superioridad. Pues ninguno es
superior, solo debe existir equidad, amor y servicio. Aquel que quiere ser
superior aún es dominado por su naturaleza carnal. La autoridad de la que se
habla aquí tiene que ver con el poder y dominio que puede ejercer la pareja, lo
cual es inadecuado para consolidar la unidad en la pareja, y donde el ego
vence, la verdad, la paz y el amor no prosperan. Existen varias posturas teológicas
ante este difícil pasaje de Pablo, algunos lo entienden como que la mujer no
puede ejercer ningún tipo de liderazgo sobre el hombre en la congregación, delegándole
las tareas del hogar y el cuidado de los hijos. Otros en cambio no creen que
Pablo este prohibiendo que las mujeres ejerzan cualquier liderazgo sobre los
hombres a todas las congregaciones, sino a esta en particular donde el contexto
le sitúa en una congregación donde las mujeres no eran respetuosas y denigraban
el evangelio. Esto ha generado una gran controversia, y algunas congregaciones
optan por no permitir el sacerdocio femenino, mientras otras lo avalan.
1Ti 2:13
Porque primero fue formado Adán,
y Eva después.
El hombre fue creado con el
propósito de cuidar y proteger a la mujer con nobleza, pero cuando la mujer quiere
ejercer dominio o superioridad sobre el entonces es su ego quien domina y ello
genera contienda y división.
1Ti 2:14
Además, no fue Adán el
engañado, sino la mujer; y ella,
una vez engañada, incurrió en
pecado.
Pablo incurre en las escrituras
para abordar este punto, quebrantando toda ínfula del ego en la mujer, no por
imposición, sino como un maestro que se debe a su deber, para que pueda nacer
del espíritu y no seguir bajo el dominio de la carne.
1Ti 2:15
Pero la mujer se salvará* siendo madre y permaneciendo con sensatez en
la fe, el amor y la santidad.
La mujer puede librarse de su
naturaleza carnal cuando se convierte en madre, cuando permanece en la
confianza de la verdad, el amor de Dios nace en ella y entonces se trasciende
la naturaleza terrenal para ser en presencia de Dios. Eso no quiere decir que al no ser madre no se salvará, sino que participa de su salvación al ser una madre sensata, que mantiene la fe, el amor y la santidad en su vida y hogar. La mujer que no tiene hijos también se salvará por la fe en Jesucristo y la obediencia a sus mandamientos en amor.