LA
VERDADERA OBEDIENCIA
PASAJE
2Co 9:13
En efecto, al recibir esta
demostración de servicio, ellos alabarán
a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión del evangelio
de Cristo, y por su generosa solidaridad
con ellos y con todos.
INTRODUCCIÓN
El
mundo vive en total desobediencia para con Dios, muchos aun dicen amar a Dios y
le desobedecen flagrantemente, viven sus vidas dando rienda suelta a sus
pasiones y deseos. Dentro de la misma iglesia muchos viven igualmente que es lo
más triste, parece que desconocen que el amor a Dios se evidencia mediante la
obediencia a sus mandamientos (2 Juan
1:10).
El
mundo eleva y exalta la desobediencia, la obediencia es menospreciada como
debilidad de carácter, como algo sin valor, pero el mundo y la iglesia
desconocen la importancia de la obediencia en la vida del hombre. Con la
obediencia se reconstruye el ser del hombre y se instituye la verdad en su
corazón, nadie en desobediencia es capaz de conocer por sí mismo la verdad, en
cambio cuando vivimos sujetos en obediencia a Dios podemos conocerle.
DESARROLLO
Pero
que es la obediencia de la que hablan las escrituras?, es simplemente obedecer órdenes?,
obedecer a nuestras autoridades? O es más que eso?. La obediencia parece
acompañar de manera natural la obra del evangelio en nuestras vidas, pero cómo
es esto posible? Si poco o nada nos hemos hecho para lograrlo?, la obediencia
de la que hablan las escrituras es un estado de inocencia, aquel que perdimos
en el Edén.
Eva convenció
a Adán para que probaran el fruto prohibido, su desobediencia surgió cuando sus
mentes fueron confrontadas por la posibilidad del conocimiento, todo ser humano
al igual que Adán y Eva han pasado por este momento que se instauro en el ADN
de nuestro ser y nos impulsa a ir por el conocimiento, pero el saber es una
barrera para la sabiduría. La serpiente corrompió la inocencia de estos seres
despertando en ellos la insaciabilidad del saber.
A
través de la sabiduría del mundo es imposible conocer la verdad, ella parece
oculta y misteriosa a los ojos de los conocedores, de los intelectuales por eso
muchos de ellos son ateos o agnósticos. De allí urge la enseñanza de cristo de
que nadie puede entrar al Reino de los cielos si no es como un niño (Marcos
10:15).
Cuando
conocemos la verdad ocurre lo que menciona el versículo del comienzo, empezamos
de manera natural a obedecer aunque antes nos parecía imposible, nuestra
confesión de la verdad viene acompañado con ello. Por eso un falso creyente no
puede ser obediente, siempre será piedra de tropiezo a la verdad, de manera que
la obediencia surge solo cuando somos expuestos a la verdad y recuperamos la
inocencia perdida.
La
obediencia que se nos presenta en las escrituras no viene por someterse a una
religión, o vivir de manera religiosa, o por cumplir con lo que la ley
estipula, esta obediencia trasciende todo ello, para recuperar esa inocencia
que solo pudo retornar a través de Cristo, pues solo el deshizo lo que había
hecho Adán. Vivimos en una sociedad religiosa, entendida e ilustrada pero ello
no ha contribuido a mejorar nuestra condición, vivimos en un estado de mentes
corruptas, astutas, listas pero corruptas y eso no va a mejorar a menos que por
la gracia divina decidamos abandonar todo conocimiento y ver la vida tal cual
Dios nos la presenta, aceptando la realidad tal como es.
CONCLUSIÓN
Si
meditamos con atención en las escrituras llegaremos a la misma conclusión, es
imposible conocer a Dios a través del conocimiento limitado del hombre. Si la
evolución o el big bang fueran verdades absolutas ellas generarían por si solas
saciedad en el corazón del hombre que busca. Pero como no lo son la búsqueda
sigue y continuara por mucho tiempo. Solo aquel que se expone a la verdad por
la gracia divina, puede reconocer lo equivocado que estaba, la insuficiencia
del conocimiento y la necesidad de la verdad, pero ahora lo hace a través de la
inocencia restaurada en su ser.
Alguien
que ha sido restaurado en su inocencia interior ahora percibe la verdad, puede
entenderla y vivir por ella. En la desobediencia el corazón del hombre se
aparta de la verdad, mientras en la obediencia el corazón se desarrolla en Dios
y puede comprender aquello que antes parecía imposible, locura.
Oremos,
Señor te pedimos que restaures en nosotros la inocencia que perdimos al ir en
búsqueda del conocimiento falso, que podamos ser obedientes a tu voluntad
aceptándola sin quejas ni desobediencia, permítenos adentrarnos en ti para
conocerte de manera verdadera, en el nombre de Jesús, amén.
Por: Camilo A. Sastoque M.
Ministerio Unidad de la Fe